Salma Hayek ha construido una sólida carrera en la industria del entretenimiento internacional, donde, entre varios proyectos, ahora disfruta del privilegio de formar parte del Universo Marvel con el personaje de “Ajak” en The Eternals, pero lejos de sus logros en Hollywood y como empresaria, la actriz mexicana se enfrentó a más de un rechazo por su origen.
La veracruzana debutó en la tv nacional a finales de la década de los 80 y su talento y belleza le ayudaron a catapultar su carrera, así la vimos protagonizar la telenovela Teresa y la película El callejón de los milagros, para después trasladarse al país norteamericano en busca de una oportunidad, que llegó en 1995 con Desesperado al lado de Antonio Banderas y un año después con Del crepúsculo al amanecer junto a George Clooney.
Desde entonces sus éxitos han sido constantes e incluso es las cinco actrices altinoamericanas que ya fueron reconocidas por su trabajo por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas (AMPAS), al ser nominada como Mejor Actriz, justo por su protagónico en Frida, una cinta de 2002 que ella misma produjo con su compañía Ventanarosa.
Pero lejos de los galardones y su entereza para superarse como actriz, Salma Hayek recientemente reveló que en sus inicios fue discriminada por ser mexicana, condición que le impidió protagonizar proyectos importantes.
“Recuerdo que había dos grandes comedias en las que hice una audición para el papel principal. Posteriormente, los directores me dijeron que yo era la mejor audición y que era mejor que quienes eligieron y que se arrepintieron. Pero en ese momento, sabían que los estudios no habrían elegido a un mexicano como protagonista”, contó en una entrevista con la revista Variety.
La actriz reconoció que le fue difícil incursionar al mundo de las películas de acción y alejarse del lado sensual que había proyectado en sus primeros trabajos.
“Ni siquiera me dieron las audiciones. Lo intentamos muy duro. Dije que sé que puedo hacer drama, pero ¿qué pasa con las comedias románticas y las comedias de acción?”, comentó antes de resaltar la imagen que tenían de ella los productores consolidados: “Para ellos, era como, ‘Oh, no, ella es como una mexicana sexy’”.
Además tuvo que superar las diferencias marcadas por ser mujer y sus compañeros hombres: “Si eres mujer y estás en una película que tiene mucho éxito y dicen que eres su personaje favorito, todavía le darán todos los créditos de la taquilla al chico”.
En esta misma conversación, Salma recordó la dura batalla que enfrentó contra el COVID-19 justo al inicio de la contingencia sanitaria y que por poco la lleva a la muerte.
Dijo que fue aislada por siete semanas en una habitación de su casa en Reino Unido, la cual comparte con su esposo y su hija. Fue conectada por todo ese tiempo a un tanque de oxígeno y sólo pudo esperar a que ocurriera lo mejor.
“Mi médico me suplicó que fuera al hospital porque estaba muy mal. Dije ‘no, gracias, prefiero morir en casa’”, reveló Hayek.
Tras esas difíciles semanas, regresó el pasado abril a su trabajo con las grabaciones de House of Gucci, de Ridley Scott, en donde tendrá un papel especial junto a Lady Gaga y Adam Driver.
La famosa aseguró que no se ha recuperado completamente, pues todavía no recobra su energía, pero su participación en la cinta de Scott ha sido perfecta para su condición. “Fue fácil. Fue el trabajo perfecto para volver a hacerlo. Había empezado a hacer Zooms (videollamadas) en un momento, pero solo podía hacer algunos porque me cansaba mucho”, confesó.
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