El puerto mexicano de Acapulco posee una tradición desde hace décadas en las que se ha posicionado y consolidado como un referente para el turismo nacional e internacional; sus hermosas playas, los bellos parajes naturales y la hospitalidad de los guerrerenses son atractivos que encantan a turistas de todo el mundo.
El paradisiaco destino también tiene una historia de legendarias fiestas que dan cuenta de la agitada vida nocturna en la que vibraron generaciones de mexicanos convirtiendo a la costa mexicana como un sinónimo de fiesta de alto nivel.
En el más reciente episodio de Luis Miguel: La serie el personaje del cantante, encarnado por Diego Boneta, hace mención de su vista al Baby’ O, a donde va de fiesta bajo la premisa de “ir a ligar”. El lugar en cuestión no es una licencia creativa que se haya dado la bioserie, sino el nombre real de un lugar que ya es emblemático entre los amantes de la noche acapulqueña y donde Luis Miguel vivió muchas noches al lado de sus amigos más cercanos.
Baby’ O, el club de playa con más historia en México, nació en 1976 inspirado en las discotheques más importantes del mundo en aquella época, como el legendario Studio 54 de Nueva York , y gracias a la visión de Eduardo Cesarman y Rafael Villafañe, empresarios que lograron crear un concepto único que definió a cierto sector de fiesteros en Acapulco.
Ubicado hasta la actualidad en la costera Miguel Alemán, el Baby’ O ha sido escenario de alocadas noches donde se dieron cita importantes personajes de la escena mexicana e internacional: diplomáticos, políticos, artistas, deportistas, socialités, actores, empresarios, supermodelos y la esfera social más alta del país disfrutaron las noches de éxitos pop y mainstream dentro de las enormes instalaciones del antro.
Con nombre inspirado en una canción de Dean Martin, Baby’ O se consolidó como “la discoteca” más exclusiva de México, donde para acceder a la fiesta siempre fue necesario sortear los rigurosos filtros de la cadena del lugar que exigía un atuendo casual formal, en vez de sandalias, bermudas y playeras, el outfit playero por excelencia.
Personalidades como Brooke Shields, Geena Davis, Julio Iglesias, Elizabeth Taylor, Sylvester Stallone, Bono, Michael Jordan, Rod Stewart, Pierce Brosnan, Mijares, Mauricio Garcés, Arturo Elías Ayub, Cristian Castro, Belinda, Estefanía de Mónaco, y un largo etcétera se han sumado a la declaratoria que reza “Si no has ido al Baby’ O no conoces Acapulco”, y han disfrutado en la misma discotheque que se convirtió casi en una segunda casa para Luis Miguel, siempre enamorado de Acapulco.
“Sólo hay un Acapulco, sólo hay un Baby’ O”, es el lema del famoso recinto con capacidad para 700 personas, aforo que pocas veces se alcanzó debido al acceso super exclusivo y el dress code tan selectivo del lugar en el que incluso, se sabe que Luis Miguel tiene camaradería con el personal, meseros y bar tenders que ahí laboran, y un espacio especial asignado a él en cada visita, la llamada “cueva”.
Existen pocos lugar en el mundo que pueden jactarse de haber recibido entre sus muros a importantes figuras que han tenido que adaptarse a la política del Baby’ O: nadie sale del lugar hasta después de las 06:00 am.
De acuerdo a lo que narra el personal del famoso club, a principio de la década de los 80 Luis Rey llevaba a su pequeño hijo, entonces niño Luis Miguel, a sus noches de juerga en el legendario lugar, por lo que al ir creciendo, el intérprete de La media vuelta consideró el inmueble como un espacio tan familiar, que lo sintió como “su segunda casa”, según palabras de Cesarman, el fundador.
El mito del Baby’ O es tal que cuenta con un documental que registra las alocadas noches que desde los 70 han marcado a generaciones de fiesteros que encuentran en Acapulco un oasis para su desfogue, paraíso del que Luis Miguel es rey.
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