Durante la Época de Oro del Cine Mexicano, la película ¡Tengo a mi hijo!, protagonizada por Fernando Bohingas, Blanca de Castejón e I, en donde se relata la historia de Fernando, una de las más conmovedoras de la historia policíaca de ese entonces, protagonizada por el mismo niño.o de un pequeño niño por parte de una mujer que quería ser madre.
Fue le 5 de octubre de 1945 cuando el pequeño Fernando Bohigas Lomelí fue raptado a los dos años con cuatro meses mientras jugaba en las afueras de su casa, ubicada en Liverpool 88 de la colonia Juárez.
Su secuestradora, Maria Helena Rivera, era una mujer de bajos recursos que siempre soñó con ser madre, pero no lo logró biológicamente. Intentó comenzar con el proceso de adopción debido a que temía que su esposo la dejara por ser infértil, pero las trabas burocráticas la superaron por lo enredadas que eran y la cantidad de dinero que esto requería, así que terminó optando por la vía fácil.
En esa época, México atravesaba una gran crisis de seguridad, muchos niños eran secuestrados por dinero y se creó una gran psicosis social, por ello se pensó que el niño Fernando estaba corriendo la misma suerte cuando desapareció.
Rivera convenció a uno de los niños mayores que se encontraba jugando con Bohigas para que llevara hacia ella al niño, esto a cambio de una pequeña paga. El niño aceptó y desde el momento en que Fernando quedó en manos de María Helena, ella se dedicó a esconderlo en su domicilio y en el de sus papás por poco más de medio año.
Otra versión cuenta que, cuando María estaba en la Secretaria de la Asistencia Pública buscando seguir su proceso de adopción en la Casa de Cuna, un hombre se le acercó y le aseguró que si le daba mil pesos, él le conseguiría un niño, a lo cual ella accedió.
Todos pensaban que el niño en verdad había llegado a la casa de María Helena debido a que una de sus amigas se lo había regalado pocos días antes de que ésta muriera. Fernando recibió un buen trato porque ya era parte de la familia, incluso, según el periodista Paco Macías, a los papás de la raptora ya les decía abuelos.
Rivera era feliz al lado del niño porque finalmente había logrado su más grande sueño: ser madre.
La madre del niño denunció la desaparición de su hijo y, gracias a que pertenecía a una familia acaudalada, no escatimaron recursos en la búsqueda de Fernando. La historia ya estaba en todos los periódicos, había agentes secretos buscando por el país al niño secuestrado y se ofrecía la jugoza recompensa.
A los 7 meses de que el niño Bohigas fuera raptado, una mujer que rondaba por la colonia Moctezuma, vio a la familia, la cual no tenía rasgos similares; mientras Fernando tenía ojos azules y cabello rubio, sus “papás” eran morenos y de cabello castaño.
Rápidamente buscó en los periódicos si había algún niño con las facciones de Fernando en los reportes de desapariciones y encontró hasta los datos de contacto para dar aviso por si alguna persona lo llegaba a ver.
La mujer llamó la noche del 27 de abril de 1946 al detective del Servicio Secreto encargado del caso, Jesús Galindo Vázquez, a quien le informó en dónde se encontraba el niño, colgando sin identificarse.
Durante algunos días el comandante Galindo vigiló a la familia y el 29 de abril, cuando la familia estaba por partir a Puebla, el detective, junto al verdadero padre del niño, llegaron a una tienda en donde Fernando reconoció a su padre y corrió a sus brazos.
A los tres meses de la aprensión del matrimonio que había secuestrado a Bohigas, se estrenó en cines la película ¡Ya tengo a mi hijo!, en donde se relata la historia de Fernando, una de las más conmovedoras de la historia policiaca de ese entonces, protagonizada por el mismo niño.
Durante su reclusión en el Palacio Negro, María Helena dio a luz a dos niñas y su pena se redujo porque la madre de Fernando la perdonó. Salió libre en 1956. A los pocos años, en un pelea con su esposo, Rivera fue balaceada y su marido fue también encarcelado.
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