A pesar de que en la actualidad existe mayor libertad de que un artista colabore con más de una televisora, hubo una época en la que prácticamente estaba prohibido y se castigaba con el veto a quienes decidieran trabajar con otra empresa. Televisa se caracterizó por imponer esta sanción a varios de sus actores y actrices, a quienes no perdonó aunque se trataran de grandes estrellas.
Tal fue el caso de Lucía Méndez, quien saltó a la fama en dicho medio medio de comunicación por protagonizar telenovelas como Mundos Opuestos, Vanessa, Colorina, Tú o nadie o El extraño retorno de Diana Salazar, las cuales fueron estrenadas entre las décadas de los setenta-ochenta y se convirtieron en clásicos de la televisión mexicana. Sin embargo, el creciente éxito de la actriz no impidió que fuera vetada por Televisa.
En 1992, la intérprete decidió aceptar la oportunidad de trabajar en Estados Unidos, específicamente para la cadena Telemundo. La producción en la que tendría el papel estelar se trataba de Marielena, la cual se retransmitió en 1994 en Azteca, empresa que llegó un año antes y se convirtió en la competencia de la compañía que para ese entonces estaba bajo el mando de “El Tigre” Azcárraga.
Para la época se llegó a especular que el veto de Lucía Méndez no sólo estuvo ligado a su decisión de trabajar en el extranjero, sino también por su rivalidad con Verónica Castro. Sin embargo, pasaron 10 años para que la veterana artista diera su versión de la historia en una entrevista durante el extinto programa de La Oreja, lo que marcó su regreso a la casa televisora que la vio nacer.
“Me dieron permiso de hacer una telenovela, cuando aparentemente iban a comprar Telemundo, pero se compró Univisión, entonces a mí me prensó en ese momento el cambio y no hubo más remedio que suspenderme porque no era justo que a mí me dieran permiso y a otros artistas no les autorizaran el salir y hacer una telenovela en otra empresa”, reveló Méndez durante la emisión conducida por Juan José Origel.
Debido a las condiciones en las que se produjo su veto, la también empresaria y cantante aseguró que fue una víctima de las circunstancias: “Sí me indignó porque yo me sentía que no había hecho nada malo, que me habían dado permiso y yo solamente había salido y hecho un éxito como fue Marielena, que fue una telenovela muy clásica”.
La actriz agregó que durante su estadía en Estados Unidos aprendió muchas lecciones que la fortalecieron para su éxito como artista; también destacó que, gracias a Televisa, obtuvo reconocimiento internacional y las “alas” para seguir adelante y cosechar más triunfos.
Ante el cuestionamiento de si se arrepintió de su elección, debido a que después de Marielena no tuvo otro éxito igual en el extranjero para esa época, Méndez afirmó que sí hubo cosas que extrañaba de su anterior televisora: “Sí me arrepentí de alguna manera, extrañaba a la gente maravillosa, las caras, los técnicos, a ustedes... claro que me dolía, claro que en un momento dado extrañaba lo que era mi casa, todo lo que me cuidaban”, aseguró.
A pesar de estas desventajas, la intérprete dijo que la oportunidad de trabajar en el extranjero le representó un sólido sustento económico: “Me ofrecieron muchísimo dinero, entonces dije patrón ‘dame chance de ganarme esta lana’ y él me dio el chance, pero después me vetaron”.
Por último, Lucía Méndez aclaró que su relación con Verónica Castro no tuvo nada que ver con su salida de la televisora: “Ella me cae muy bien, ojalá algún día podamos hacer algo juntas, pero ella no tuvo nada que ver en esto. Definitivamente la competencia era la pantalla, mientras ella hacía Rosa Salvaje, yo hacía Diana Salazar”, concluyó. Tiempo después, en 2007, la actriz volvió a participar en una producción de Televisa, la cual fue Amor sin maquillaje.
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