En una época donde era aún más escasa la presencia de mexicanos en Hollywood, Mario Moreno “Cantinflas” logró tener cierta influencia en la industria del cine, que ahora sigue viva gracias a la admiración que actores como Johnny Depp tienen hacia él.
La semana pasada circuló información relacionada con el interés que Depp tiene en interpretar al “Mimo de México”.
Fue el nieto de Cantinflas, Mario Moreno del Moral, quien reveló la hasta ahora desconocida admiración de Depp por su abuelo.
“Me dice que le gustaría personificar a Cantinflas. Yo estaba haciendo un documental a dos artistas españoles… estábamos ahí grabando, estaba sentado Johnny Depp, y Yordi (un amigo en común) le dice ‘oye, tú sabes quién es Cantinflas’, y Johnny Depp le dice como ‘sí, por qué’, ah bueno, pues ese chavo que está allá, es su nieto. Llega y me dice ‘mucho gusto, mi nombre es Johnny’, y yo ‘mucho gusto mi nombre es Mario’, me dice ‘¿te llamas igual que tu abuelo?’, entonces para mi fue como de ¡ah caray!, no nada más sabe que es Cantinflas, sabe que se llama Mario Moreno”, relató al programa Ventaneando.
Según del Moral, durante la charla con Depp éste le contó que conoció a Cantinflas porque en cada visita que hacía a México encendía el televisor y siempre estaba en alguna película.
"Y él dice ‘no hablo español a la perfección, pero tú sabes como actor cómo es la actuación, aunque no hables el mismo idioma, como los sentimientos traspasan la pantalla, como la risa es algo super potente’, entonces cómo él se reía viendo al personaje. Me contaba cuando mi abuelo gana en los Globos de Oro por La Vuelta al Mundo en 80 días y le gana a Marlon Brando y él lo sabía, o cuando mi abuelo presentó en Los Oscar”.
Según Del Moral, Depp no solo admira a Cantinflas, también tiene intenciones de interpretarlo en cine.
Cuando se enteró de que existía la idea de hacer una película sobre él, "dice ‘sí esa película algún día la hacen en inglés, cuentan ustedes con un actor’, estuvimos platicando más, me dio su tarjeta y estuvimos platicando con su agente”.
El encuentro entre el nieto del comediante y Depp ocurrió en 2011 en Los Ángeles. Faltaban algunos años para que se estrenara la película biográfica sobre Cantinflas, en la cual el encargado de interpretarlo fue el actor español Óscar Jaenada.
No se sabe si podría existir otro proyecto impulsado directamente por la familia de Mario Moreno en donde la estrella tuviera el protagónico.
Pero Depp no es el único admirador de Cantinflas en Hollywood.
El comediante mexicano irrumpió con fuerza en la escena del cine de EEUU gracias a La vuelta al mundo en 80 días, que no solo ganó el Oscar de Mejor Película, sino que le permitió a Mario Moreno ganar el Globo de Oro de Mejor Actor en Comedia.
Si resultó una sorpresa que un actor mexicano fuera nominado, el impacto fue aún mayor cuando ganó en la categoría por encima de estrellas como Marlon Brando, Glenn Ford y Yul Brynner.
El comediante mexicano logró entonces captar la atención de importantes figuras, incluido Charles Chaplin.
En sus inicios fue evidente la influencia de Chaplin en los movimientos de Cantinflas, pero con el paso del tiempo fue el británico quien consideró a Mario Moreno como “el mejor cómico vivo”.
VIDA DE CANTINFLAS
Dos décadas después del mágico día en el que Charles Chaplin entró en el vestuario de Hollywood y salió envuelto en el disfraz que sería uno de los íconos del siglo XX, pero en México, otro hombre repitió el rito…
Nació como Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes el 12 de agosto de 1911, uno de los catorce hijos del cartero Pedro Moreno Esquivel y María de la Soledad Reyes Guizar, que vieron morir a los otros seis en el parto.
Sucedió en Santa María la Redonda, barrio de Tepito, donde comer todos los días era más que un lujo: un milagro…
Arquetipo del “peladito” mexicano, hombre pobre, sin instrucción, pero astuto buscavidas, pasó –y sufrió– toda la escala en la lucha por sobrevivir: ayudante de zapatero, lustrabotas, mandadero, cartero, taxista, boxeador… ¡torero!, y en 1928, soldado de infantería mecanógrafo del ejército, hasta que su padre pidió la baja: se alistó a los 16 años, mintiendo: se agregó cinco…Argucia de “peladito”.
Pero llegó al mundo con el don de los dones: el arte de hacer reír, que no se enseña en universidad alguna.
Todavía sin dinero ni oficio, a sus 23 años se casó con la bellísima rusa Valentina Ivanova Zuvareff, recorrió como bailarín, cómico, extraño monologuista en idioma cantinflero –lo que en estas playas llamamos sanata: el arte de hablar sin freno y decir nada–, y lo que cuadrara, todas las carpas –tabladillos– de México ciudad.
Muy en el preludio del oficio, imitó al célebre Al Jolson pintándose la cara de negro y remedando los ampulosos gestos del original…, hasta que un día, como una réplica del día de epifanía de Chaplin, encontró, inspirándose en los vagabundos de los barrios pobres, su uniforme proletario y marginal: un pantalón atado por debajo de la cintura, como a punto de caerse, atado con una soga, camiseta, un sombrero tipo birrete, y más que un bigote, dos mínimas matas de pelo en las puntas.
El adoptivo vivió en medio de drogas y escándalos. Uno de sus hijos, Mario Patricio, se ahorcó en el baño de un hotel. Y él murió en 2017, a los 57 años, de un ataque al corazón.
Esas turbulencias, además de sus años y de una carrera terminada, lo impulsaron a bajar un inviolable telón en su vida privada. Sólo silencio, y muchos millones de dólares donados a obras filantrópicas. En especial, destinadas a los niños pobres. Su espejo…
Murió el 20 de abril de 1993, a los 81 años: cáncer de pulmón. Fin inevitable para el gran fumador que fue desde que correteaba por los barrios pobres y entre aquella gente que sería el modelo de su inolvidable personaje de pantalón siempre a punto de caerse.
Casi en el final de la película Cantinflas, de 2014 –impresionante trabajo del actor español Óscar Jaenada–, el verdadero Mario Moreno aparece en un pequeño cuadro al pie de la pantalla (escena tomada de una vieja entrevista), y dice:–En cualquier circunstancia, todo lo que hice lo tomé del pueblo. Siempre fui pueblo.
Y ahí…, ahí está el detalle.
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