A lo largo de este viernes 16 de abril, el nombre de Rigo Tovar se convirtió en tendencia por una fotografía de 1977, cuando el famoso cantante de origen Tamaulipeco tuvo que viajar a Londres, Inglaterra, por varios motivos, entre los que se encontraban una extraña enfermedad de la vista y la misión de grabar un disco en el mismo estudio donde, años antes, The Beatles realizó algunos de sus más grandes éxitos.
Su Matamoros querido no salió jamás de su ser a pesar de que en la imagen se le observa posando junto a un poste amarillo, con varios camiones rojos, de dos pisos, al fondo, y con la mirada de un extrañado londinense que veía la escena. Seguramente también se estaba preguntando qué hacía Rigo Tovar en un ambiente tan contrario al de Tamaulipas, estado costero de México.
Con apenas 31 años de edad, el “ídolo de las multitudes” vivió gran parte de su vida con una enfermedad conocida como retinitis pigmentosa, la cual va degenerando la retina de uno o ambos ojos, lo que provoca el desgaste de los conos y bastones, situación que podría culminar en ceguera.
Debido a la inexistente cura en aquellos años, su doctor le recomendó que viajara a Londres para buscar un tratamiento que, aunque no le aseguraría una solución, podría ayudarle a mejorar su calidad de vida.
Con sus sueños y maletas en las manos, se embarcó hacia Reino Unido, pero no fue solo, pues le pidió a Cesar Alejandro Herrera, Efren Solis, Max Salazar y Juan Manuel Puebla, integrantes de su banda Costa Azul, que lo acompañaran a esa misión.
Al llegar al otro lado del charco, se encontró con la oftalmóloga australiana Julie Owens, quien le indicó que debía quedarse algunos meses para su tratamiento, el cual es conocido como apiterapia, y consistiría en diversos y dolorosos piquetes de abejas. Al ser su única alternativa para su mal, se quedó por ocho meses en una ciudad totalmente ajena a las que él conocía, pero que era mundialmente famosa.
El creador de “Quién Pompó” no se quedó esperando en su habitación, sino que aprovechó su estancia allá para perfeccionar su inglés, componer algunas canciones, y planear la grabación de su séptimo disco de estudio.
Maquinando todas estas ideas, el sirenito reunió a su banda y logró rentar el afamado estudio Abbey Road, donde The Beatles y Pink Floyd hicieron historia, grabaron, compusieron, discutieron y crearon algunas de sus más reconocidas canciones y discos algunos años antes de que el tamaulipeco llegara.
“Fuimos de México a Boston, de Boston a Madrid y de Madrid a Londres”, recordó el baterista Maxi Salazar durante una entrevista para el canal de YouTube Gruperos Inmortales, en la que también recordó que Rigo Tovar le pidió llevar harina para hacer tortilla, chile, jitomate y cebolla, ya que quería recordar los sabores del país que lo vio nacer y crecer en todos los aspectos.
La mezcla de toda la influencia del rock estadounidense y británico, junto con su característico ritmo tropical, llegaron a Abbey Road para crear “Dos tardes de mi vida”, en el que, en la plenitud de su experiencia londinense, se escucha una gran diferencia con los temas presentados anteriormente.
No obstante, el disco no se terminó en Londres, sino que algunos arreglos y aspectos de postproducción tuvieron que ser trasladados a Estados Unidos, a un estudio de grabación ubicado en Hollywood, donde esa obra, que presenta tintes rockeros, nació.
Posteriormente regresó a México para continuar con sus giras e impacto, musical y social, que tuvo en varias generaciones que no paraban de entonar sus canciones hasta después de su muerte ocurrida en 2005 debido a un paro cardiorespiratorio.
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