Irma Consuelo Cielo Serrano Castro, mejor conocida como “La Tigresa”, es una de las celebridades del medio del espectáculo más controvertidas en México. Desde los años 60, que fue la época donde debutó como cantante de música regional, y hasta hace pocos años, esta mujer de carácter fuerte lograba poner los reflectores en ella misma por escándalos o por situaciones peculiares sobre su forma de ser.
De lo anterior, no es desconocido para nadie que La Tigresa siempre ha gustado de los lujos y que su fortuna es lo suficientemente grande como para permitirse tener varias propiedades, así como ataviar sus hogares con muchos objetos decorativos que llaman la atención (por decir lo menos). A la vez, a lo largo de su vida se ha hecho con varios bienes cuyo valor suma muchos millones de pesos; ejemplo de ello es el Teatro Fru Fru, del que se hizo propietaria en 1975 y que mantiene como suyo hasta la fecha.
En la actualidad Irma Serrano radica en su casa de Chiapas, estado donde nació el 9 de diciembre de 1933. En ese hogar que comparte con algunos familiares, es posible ver parte de los gustos de la actriz y vedette retirada. Irma llegó a llenar este inmueble con sillas, mesas, lámparas, candelabros, estatuas, alfombras, chimeneas, pinturas, muñecas y figuras de porcelana que son de un estilo propio del siglo XIX, con visos claros a lo barroco, a lo ostentoso.
Y es que entrar al lugar donde vive esta cantante es casi como entrar a un museo histórico. No es para menos, puesto que La Tigresa también se ha hecho con objetos que no sólo tienen un alto valor monetario, sino también cultural.
Prueba de ello no sólo es el Teatro Fru Fru, cuya estructura data de finales del siglo XIX, sino también un piano antiguo que se quedó en su anterior casa de Reforma en la Ciudad de México. La peculiaridad de este instrumento no es tanto por su edad, como por el hecho de que perteneció a Maximiliano de Habsburgo.
De acuerdo con la revista Quién, además de ese piano, aquella casa de Reforma (que ahora funge como un spa y centro de relajación) tiene un comedor que alguna vez estuvo entre las paredes de Los Pinos. Y si eso no fuera suficiente, algunos mosaicos que están en los pisos de la propiedad fueron extraídos directamente del Castillo de Chapultepec.
Ya para este punto es innegable que Serrano tenía una clara inclinación por la extravagancia y que gustaba de hacerse con los objetos más peculiares que le fuera posible. Por algo es que en su casa de Chiapas duerme en la cama que perteneció a Carlota.
No se sabe con exactitud cuáles fueron todas las propiedades y tierras que ha tenido Irma Serrano a lo largo de su vida. Hay algunas nociones como que tenía una casa en Acapulco; por otra parte, tal como alguna vez mencionó Gustavo Adolfo Infante en alguna entrevista que le hizo a la actriz en 2015, La Tigresa ha vivido en los lugares más lujosos y caros de la capital mexicana: desde El Pedregal, pasando por Lomas de Chapultepec y hasta Polanco.
Ahora bien, algunas de estas pertenencias fueron regalos que algún amante le habrá dado a la ex vedette. Prueba de ello es que Gustavo Díaz Ordaz y ella sostuvieron un romance arriesgado cuando el primero seguía siendo presidente de la República Mexicana.
Si bien fue un secreto a voces por mucho tiempo, se sabría posteriormente que el ex mandatario no escatimaba en regalos caros y extravagantes para su amante. Además de las joyas y la cama de Carlota, Díaz Ordaz le dio otra cama: una dorada, con adornos en forma de cisne, que hoy forma parte de la exhibición montada en el Castillo de Chapultepec para ilustrar el siglo XIX.
Mucho se ha dicho sobre a cuánto asciende la fortuna de La Tigresa; lo único seguro es que llega a varios millones de pesos. De cualquier modo, ya sin sus propiedades en la Ciudad de México u otros estados, Irma Serrano ha pasado estos últimos años alejada del medio del espectáculo y gozando de los lujos que recolectó a lo largo de los años.
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