“Querido Chalo: Sé que entenderás perfectamente mi cansancio, ya no tengo fuerzas...”, fueron las palabras con las que Pina Pellicer inició su última carta. Para ese entonces, la actriz tenía 30 años y una consagrada carrera a su corta edad: protagonista de la primera película mexicana en ser nominada a un Óscar, Macario (1960), premio a la mejor interpretación femenina en el Festival de San Sebastián, fundadora junto con Octavio Paz del movimiento teatral Poesía en voz alta, fueron algunos de sus logros. Sin embargo, su vida quedó marcada por la desgracia.
Josefina Yolanda Pellicer López de Llergo, conocida como Pina Pellicer, nació el 3 de abril de 1934 en la Ciudad de México. Desde su infancia mostró interés por el mundo de las artes y tomó clases de baile en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) junto con su hermana Pilar Pellicer, quien también incursionó en la actuación.
Años después continuó su trayectoria académica en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, donde conoció a Carlos Monsiváis y Edmundo O‘Gorman. Fue en esta etapa donde inició su amor por el teatro y comenzó sus primeros proyectos junto con personalidades del medio de talla internacional, como los directores Álvaro Custodio y Seki Sano. Pero su gran oportunidad llegó con la obra El diario de Ana Frank de 1958.
Dentro de los espectadores que observaron la pieza teatral, destacó el productor estadounidense Frank Rosenberg, quien eligió a una joven Pina Pellicer para coestelar la película One-Eyed Jacks, dirigida y protagonizada por la estrella de Hollywood Marlon Brandon.
ASCENSO COMO ACTRIZ
En un inicio, Pina se encontraba incrédula ante la oportunidad de desembarcar en el cine internacional y admitió que la invadieron los nervios al punto de ponerse “histérica”. El largometraje se trató de un western donde Louisa, interpretada por Pina, rechaza al personaje encarnado por Marlon Brandon, un ladrón de bancos que se enamora perdidamente de ella. Pina fue galardonada en el Festival de San Sebastián por su interpretación.
Debido a retrasos en la producción de este proyecto, el primer largometraje acreditado de Pina sería Macario, dirigido por Roberto Gavaldón y estrenado en 1960. La historia basada en la novela de B. Traven (apodo de Otto Feige) se ha consagrado como una película de culto del cine mexicano y fue la primera nacional en ser nominada al Óscar a Mejor película extranjera, aunque no ganó el premio.
Pina obtuvo la fama internacional por estos dos proyectos, por lo que fue llamada para protagonizar la película española Rogelia (1962), dirigía por Rafael Gil, y volvió a trabajar junto con Gavaldón, en esta ocasión para el filme Días de otoño (1962), por la cual obtuvo el premio a mejor actriz en el Festival Internacional de Cine de Mar de Plata. La actriz también participó en las series El fugitivo y La hora de Alfred Hitchcock. por las cuales se ganó un sitio en la historia de la televisión estadounidense
De acuerdo con el libro Pina Pellicer: Luz de tristeza, escrito por el investigador Reynol Pérez Vázquez y la hermana menor de Pina, Ana Pellicer, el éxito obtenido en el cine no detendría a la actriz de perseguir su gran pasión, el teatro: “Cuando se había convertido ya en estrella de cine no perdía oportunidad para declarar que añoraba el teatro y deseaba dedicarse por entero a él”.
Sin embargo, Pina se enfrentó a críticas negativas al producir su primera obra teatral, la controvertida Margarita Gautier de 1960. A pesar de que no dejó el medio, no obtuvo la misma repercusión que en el cine con su trabajo teatral.
UNA HOJA AZUL CON PERFUME ARPÈGE Y TRES FRASCOS VACÍOS
Cuatro de diciembre de 1964. Pina tenía 30 años de edad y se encontraba en su departamento, ubicado en la colonia Condesa de la Ciudad de México. Tomó una hoja azul, la roció con Arpège, su loción favorita, y escribió una carta dirigida a su amigo y confidente: Salomón Leiter.
Querido Chalo: Sé que entenderás perfectamente mi cansancio, ya no tengo fuerzas... Tal vez nunca hubiera llegado a la desilusión total; creo en los seres humanos, creo sobre todo en los que me quieren, pero no puedo más. Pina
Tras leer estas palabras, Salomón se dirigió preocupado al apartamento de su amiga. Al llegar, el portero del edificio le confirmó que Pina no había salido en seis días. Esto provocó que el actor tuviera que derrumbar la puerta tras no haber obtenido respuesta de Pina al tocar. Cuando entró, se encontró con el cuerpo de la actriz, el cual yacía sobre su cama. En su habitación se encontraban tres frascos vacíos: dos de Valium y otro de Neohebaral, con los cuales Pina se suicidó con una sobredosis.
Los motivos que llevaron a Pina Pellicer a quitarse la vida nunca fueron revelados, pero Salomón afirmó que un posible motivo fue la indiferencia de productores mexicanos de cine, teatro y televisión. Esto debido a que nunca le concedieron el lugar que se merecía, a pesar del éxito internacional que la actriz cosechó.
En una entrevista con el periodista Juan José Olivares, Ana Pellicer habló acerca del libro que escribió sobre la vida de su hermana: “Lo más difícil de hacer el libro, fue no poder entender por qué se suicidó, no poder tenerla, saber que nunca tuvo el amor, que nunca pudo ser totalmente feliz. Pina vivió muy poco; fue una actriz magnífica con una belleza singular, pero con una tristeza y melancolía tremendas. Hizo grandes cosas en cinco años, pero dejó una huella, y una de las ideas era dejar el impacto de su vida”.
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