Se cumple poco más de un cuarto de siglo desde que el mundo de la música se conmocionó con el brutal asesinato de Selena Quintanilla, quien a los 23 años vio arrebatada su vida en un momento cumbre donde el éxito y la promesa de un brillante porvenir quedaron eliminados a manos de Yolanda Saldívar, un odiado personaje que hasta la fecha continúa siendo un enigma.
Luego de haberle disparado en una arteria vital del omóplato derecho el 31 de marzo de 1995, tras un encuentro en el Hotel Days Inn de Corpus Christi, la chica del Bidi bidi bom bom perdió la vida por desangramiento y un paro cardiaco.
El hecho consternó al mundo y la imagen de una Yolanda Saldívar que se atrincheró en una camioneta pick up sosteniendo el arma homicida contra su cabeza mientras negociaba con la policía se convirtió en una imagen de horror para la posteridad.
La asesina fue condenada a cadena perpetua, y hoy a sus 60 años, vive recluida en una celda de 3.5 x 2 metros en la cárcel de la Unidad Mountain View, en Gatesville Texas, operada por el Departamento de Justicia Criminal de Texas, donde transcurren sus días todos iguales con una rutina de breve esparcimiento al despertar, y sus labores como conserje por la mañana y tarde.
La razón por la que, quien fuera la fanática número uno y se ganara el corazón de Selena al grado de convertirse en su asistente y administradora de la boutique Selena etc, vive aislada del resto de la población de internas, es porque las autoridades han determinado que corre un peligro latente de ser asesinada por reclusas que “ya no tienen nada que perder” y que incluso ya la han amenazado de muerte.
A la fecha el público se sigue preguntando la razón concreta del asesinato, y las versiones han sido tan variadas que no se pueden comprender los motivos que llevaron a una ex enfermera, de quien todo aquel que conoció tiempo atrás afirmó que se trataba de una mujer buena y trabajadora, a quitarle la vida a un naciente ídolo latino.
Nacida el 19 de septiembre de 1960 en San Antonio, Texas, Yolanda asistió a la escuela Kennedy, donde se dice la pasaba muy mal porque le costaba hacer amigos, pues sus compañeros la marginaban debido a su aspecto físico, motivo por el que prefería aislarse. En 1985 fue aceptada en la Universidad de Texas y en cinco años se graduó como Licenciada en Ciencias de Enfermería, quien la conoció entonces afirma que Yolanda estaba obsesionada con perder peso, pues estaba a disgusto con su figura.
Ya incorporada en la vida laboral, y aunque era apreciada en los hospitales como una enfermera ejemplar, se sabe que comenzó a tener problemas legales, pues un médico la demandó por robo y después tuvo problemas por no pagar un préstamo estudiantil.
Yolanda tenía 34 años cuando le disparó a Selena, a cuyo hermano, Abraham Quintanilla Junior, llamó insistentemente para proponerle la creación de un fanclub, propuesta que aceptaría y en menos de cuatro años, el grupo de admiradores ya contaba con 5 mil miembros. El trabajo de Yolanda era muy apreciado por Selena, de quien se ganó su confianza y la quería como una amiga, incluso la consideró parte de su familia y la colocó como administradora de su naciente cadena de tiendas de ropa.
Un robo a traición y miedo al despido
Al tiempo de mantenerse al frente, la familia comenzó a detectar movimientos sospechosos en sus cuentas y a recibir reclamos de los fans que aseguraron haber enviado dinero sin obtener a cambio la merchandise prometida de su ídolo, por lo que colocaron en la mira a Saldívar tras percatarse de un faltante de 30 mil USD: el miedo de ser despedida e ir a prisión habría sido el detonante del fatídico asesinato.
Tras ser confrontada por Abraham Quintanilla, quien le exigió cuentas claras, la mujer compró un revólver calibre 38 y se hospedó en la habitación 158 del Hotel Days Inn en Corpus Christi, donde citó a la ya entonces esposa de Chris Pérez a fin de entregarle unos documentos y tratar de justificar el faltante monetario.
En una entrevista para A&E Real Crime Carlos Valdez, el fiscal principal del caso, dijo: “Yolanda quería matar a Selena porque Selena iba a despedirla. Ella no existiría si no hubiera estado con Selena. Y si no trabajaba para Selena, no quería trabajar para nadie”.
En el hotel ambas discutieron y Selena le dijo que ya no quería saber nada más de ella, pues estaba decepcionada por su traición, motivo que desató la ira de la ex enfermera quien terminó por disparar. Aunque siempre aseguró que fue accidental y no tenía la intención de “matar a nadie”, Yolanda hizo reveladoras confesiones años después.
El plan de un suicidio que terminó en asesinato y un presunto embarazo
En una entrevista con María Celesta Arrarás concedida tras las rejas apenas en 2020, se le vio aturdida a Yolanda, quien intentó explicar que el disparo se dio por accidente en medio de una discusión por “un secreto” que mantenía entre ella y la artista.
“En primer lugar, yo no saqué el arma. Tuvimos una discusión y le dije ‘vete’. Ella estaba llorando profundamente diciéndome que ella me quería mucho y que yo no podía hacerle eso de dejarla así. Entonces le dije: yo nunca voy a revelar el secreto”, relató entonces la mujer que se refirió a Selena como “hija”.
Según sus palabras, se quería suicidar por la discusión con la cantante y eso derivó o en el incidente que causó la tragedia. “La pistola estaba arriba de la cama, agarré la pistola y le dije: ‘yo no te dejo por ninguna otra persona’. La pistola me la puse en mi sien y le dije: ‘quiero que te vayas hija mía, vete’. No se quería ir. En ese momento, la puerta estaba abierta. Ella iba para la puerta y me dijo: ‘mamá, vamos a cerrar la puerta, vamos a hablar’. Donde ella iba para la puerta le dije yo: ‘no cierres la puerta’. Donde le dije eso, se me fue el tiro”, reveló.
Yo no quería hacer esto. Traje esta pistola para matarme, no quería dispararle a Selena
Y es que Yolanda aseguró que la discusión previa al asesinato fue originada por la desconfianza de la artista hacia Saldívar, pues Selena tuvo miedo de que ella revelara su más íntimo secreto.
“La reina del Tex-Mex” le habría manifestado su molestia al reprocharle que ella “revelaría ese aborto que ella tenía”, ya que supuestamente la asesina escuchó una conversación privada de Quintanilla con Ricardo Martínez, un cirujano plástico presuntamente relacionado con la famosa, donde le confesó que había estado embarazada.
Dicha versión fue desestimada por las autoridades, que recrearon de forma diferente los hechos. Para el tribunal, la homicida le robaba a Selena y cuando ésta estaba a punto de despedirla, Saldívar la citó con mentiras y cometió el crimen.
Un extraño santuario y la idealización extrema
Martín Gómez, diseñador de moda de las boutiques de Selena, compartió laboralmente con Saldívar, y renunció semanas antes a su trabajo debido a que comenzó a notar comportamientos erráticos en la ex enfermera. Así lo dijo entonces al Washington Post: “Ella era muy vengativa. Era muy posesiva con Selena. Se enojaba mucho si le hacías algo. Ella jugaba tantos juegos mentales, decía que la gente había dicho cosas que ellos no habían dicho. Le pasaban tantas cosas a la ropa en la que estaba trabajando. Ella sabía que había terminado cierta pieza, pero regresaba de un viaje a Nueva York y me arrancaban los dobladillos. Era muy extraño”.
Por otra parte, un artículo del Texas Monthly publicado poco después del asesinato, detalló que Saldívar era una mujer solitaria y problemática. Una mujer “se mudó a un departamento con Yolanda y descubrió que Yolanda no sólo tenía fotos de Selena en sus paredes, sino que todo el lugar era ‘como un santuario”. Asustada, la mujer se mudó después de dos semanas.
Este tipo de comportamiento abona a la teoría de que Yolanda estaba realmente obsesionada y enamorada de Selena, una versión que han sostenido muchos fans que afirman que Saldívar “le había entregado toda su vida” a la artista, pues tenía la fantasía de un amor romántico hacia ella.
La alternativa de fingir un asalto
En 2018, Yolanda aseguró que en realidad quería simular un asalto para evitar ir a la cárcel y no pagarle alrededor de 200 mil USD que había sustraído durante su administración de las tiendas de ropa. Es por ello que dos días después de haber sido confrontada por Abraham Quintanilla respecto a las finanzas de la empresa, compró el arma con el plan de hacer creer a la policía que habían sido asaltadas por un desconocido en el hotel. Trascendió que Yolanda incluso presentó un rozón de bala en la pierna, el cual ella misma se propinó.
Libertad por buena conducta
De acuerdo a la legislación estadounidense, Saldívar podrá solicitar su libertad condicional en 2025 sin un abogado, pues simplemente tendrá que comprobar que su comportamiento fue bueno durante sus primeros 30 años cumpliendo su sentencia. Según las autoridades de la prisión, Yolanda ya ha solicitado en dos ocasiones la reducción de su pena, hecho que podría ser realidad dentro de cuatro años, cuando está fijada su próxima audiencia.
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