El miércoles 30 de marzo de 1932 un evento especial marcó la historia de la cinematografía en México con el estreno en el Cinema Palacio de la Ciudad de México de la película Santa, considerada como la primera cinta sonora de la producción fílmica del cine nacional.
2 mil 307 butacas ocupadas en el inmueble entonces ubicado en la avenida Cinco de mayo -que esa noche fue iluminada con “potentes reflectores”- presenciaron el inicio de una nueva era en el cine, una donde el sonido estaba perfectamente sincronizado con la imagen en pantalla. Pese a que desde 1929 ya había ejercicios para dotar de sonido al cine mexicano, como en Más fuerte que el deber, de 1930, estas películas contaban con sonorización indirecta proveniente de discos externos reproducidos al momento de la proyección, llamado “vitaphone”, logrando un resultado mecánico y no siempre era exitoso.
Gracias a los hermanos Joselito y Roberto Rodríguez, quienes desarrollaron la sincronía perfecta con su Rodríguez Sound Recording System, la película del director español Antonio Moreno marcó un hito y convirtió a México en el primer país de Latinoamérica y habla hispana que logró filmar un largometraje sonoro con sistema óptico e inauguró la etapa industrial del cine mexicano. El comienzo de una gran industria que unos años más tarde se consolidó como uno de los sectores productivos más importantes del país.
No sólo la impresionante novedad tecnológica fue destacable, sino la trama que rompió con esquemas en un México arraigado en ciertos valores tradicionales. Basada en la novela de 1903 del escritor y diplomático mexicano Federico Gamboa, Santa, encarnada en la actriz Lupita Tovar, narra la historia de una hermosa joven de origen humilde y residente de los márgenes de la ciudad de México, quien enamorada entrega su virginidad a Marcelino, un militar que la seduce y la abandona luego.
A causa de la “deshonra” y señalada por sus hermanos machistas por haberse entregado, Santa es expulsada del seno familiar y se ve forzada a prostituirse en un burdel, donde con un carácter deformado y duro, se enreda en un triángulo amoroso con Hipólito, un pianista ciego que la ama en secreto; y un torero español que la desprecia por su condición, Jarameño.
Aun con la trama que muchos calificaron como atrevida al abordar el tema de la prostitución en contraste con las creencias que valoran a la mujer por su virtud y castidad, la película fue bien recibida y se convirtió en uno de los primeros éxitos de taquilla del naciente cine nacional.
Promocionada como la historia de “un ciego que adivina la belleza del alma de una pecadora” y “una historia de amor y de dolor”, Santa fue filmada en noviembre de 1931 en el histórico pueblo de Chimalistac, en la Ciudad de México, -donde también ocurre la novela de Gamboa- se convirtió en una cinta fundamental y en un emblema para dicha localidad. En la actualidad existe en el poblado, ubicado al sur de la ciudad, en la hoy Alcaldía Álvaro Obregón, una calle nombrada “Santa” haciendo esquina con “Federico Gamboa”.
Protagonizada también por Mimí Derba, Carlos Orellana, Juan José Martínez Casado y Donald Reed, la histórica película que hoy cumple 89 años de su estreno, fue musicalizada por Miguel Lerdo de Tejada y el célebre Agustín Lara, quien compuso el famoso tema “Santa”, obra que permaneció varias semanas en las salas de cines.
La historia de Santa ya había sido llevada al cine silente mexicano en 1918 bajo la óptica del director Luis G. Peredo, pero el novedoso sonido y la adaptación que la convirtió en un melodrama romántico, constituyó a la obra de Moreno como un mito fundacional en el cine.
Lupita Tovar, nacida en 1910 Matías Romero, Oaxaca, ya había sido descubierta antes de Santa por un agente de cine, Flaherty, quien la llevó a Hollywood donde logró pequeñas participaciones en películas mudas como Border Law y The Cat Creeps. Fue en 1930 cuando incursionó en versiones hispanas de películas como Drácula, tras lo cual regresó a México para filmar Santa, el personaje que marcaría su carrera y pondría su nombre en la historia fílmica del país.
A la gala premiere de Santa, que contó con orquestas de jazz del Primer Circuito, el canto del barítono Juan José Martínez Casado y la presencia de Federico Gamboa, la gran ausente fue la protagonista, Lupita Tovar, entonces también llamada “La novia de México”, quien se encontraba en Hollywood filmando Robinson Crusoe.
A través de un cablegrama, la actriz lamentó no poder estar presente en el estreno de tan emblemática película:
“Tristísima por no poder ir a mi querido México en un día tan solemne para mí. El director no me concedió los tres días que le pedí. Desde aquí, a la hora en que se dé la exhibición de “Santa” procuraré asistir en imaginación a esa fiesta, y pensaré mucho, mucho, en México y mis compatriotas en un esfuerzo para que mi pensamiento llegue y les haga saber el inmenso cariño que les tengo. Señor Alarcón, le ruego que le diga a Mimí Derba que le confiero mi representación y le suplico salude al público de mi parte y le viviré muy agradecida”, se lee en el texto rescatado por El Universal.
Tovar murió en 2006 a los 106 años y junto a junto a María Félix, Marga López, Dolores del Río, Blanca Estela Pavón, Katy Jurado y Lilia Prado, se encuentra entre las inolvidables figuras femeninas de la Época de Oro del cine Mexicano.
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