Eduardo Santamarina se sinceró para hablar de los crudos momentos que vivió en su adolescencia y juventud debido a la adicción que desarrolló por el alcohol a temprana edad. Fue hace aproximadamente 21 años, cuando nació el primero de sus hijos, que el actor tomó la determinación de dejar de tomar, pues ya había padecido la afición al alcohol de su padre, quien falleció a causa de cirrosis.
El actor de telenovelas como Yo amo a Juan Querendón reveló que no consume ni siquiera “el rompope de la abuela ni las cervezas que venden sin alcohol”, pues quiere evitar a toda costa volver a caer en la tentación de la adicción que según él, lo hizo tocar fondo hasta perder el gusto por su trabajo.
El esposo de la también actriz Mayrín Villanueva recordó en entrevista con Yordi Rosado que la afición que desarrolló desde los 15 años lo influyó negativamente en su trabajo actoral: “Cuando empecé a trabajar como actor en Televisa, el alcoholismo comenzó a afectar mis llamados porque ya llegaba crudo, te vuelves tan cínico que llegas, y la juventud ayuda mucho, en vivo. Era terrible porque además tú te lavas los dientes, te bañas, chingo de perfumes, chicles, pero hueles a alcohol, y hueles de aquí a allá”, reveló.
Y es que con el ejemplo que vivió en el seno de su familia cuando su padre cayó en el alcoholismo, enfermedad que lo llevó a la muerte, él también cayó en tal adicción, sin embargo durante años no reconoció la gravedad de su afección, por lo que se rehusaba a aceptar que necesitaba ayuda para salir adelante:
Eugenio Cobo (director de CEA de Televisa), por ejemplo, obviamente lo detectó y me dijo ‘vete a Oceánica’, incluso te lo paga la empresa, vete, y no le hice caso porque era cuestión de tiempo, todavía allí no había aceptación, yo le decía “yo lo controlo, Eugenio”
Y es que fue en una participación en una telenovela de la década de los 90 cuando el actor hizo evidente que estaba alcoholizado en el foro de grabación, motivo que causó que una productora le brindara su apoyo.
“En una novela llegué pedo, y según yo no se me notaba, pero no podía hablar, y me mandaron a corte, me preguntaron si podía y yo dije que cómo no, volvimos y de nuevo, corte, hasta que llegó la productora Lucero Suárez, psicóloga ella de profesión, y yo pensé ‘me va a poner una cagotiza’, pero me dijo ‘vete a tu casa y mañana hablamos’.
Yo pensé que ya había valido madre, que me iban a correr. No me corrió, terminé la novela pocamadre, me dijo que cualquier cosa que necesitara y me dio unas gotitas como de homeopatía y me dijo ‘aquí estoy contigo, háblame, cuentas conmigo las 24 horas. Eso me pudo más, me sentí con la cola entre las patas”, añadió Santamarina.
El actor dijo que pese a haber desarrollado con éxito la telenovela en cuestión, sintió perder el interés en su carrera, pensando solamente en continuar con su vida de excesos. Y es que en algún momento se visualizó teniendo un accidente, imaginó a su madre yendo por él al lugar de un hipotético siniestro sólo para enterarse de que su hijo “tenía toda la farmacia adentro”.
Y es que el también protagonista de Rubí recordó cuando su padre tuvo que ser internado en una clínica de rehabilitación , siendo que a los pocos días él mismo también buscó ingresar al centro: “Lo metimos y ya llegando acá a la casa, llegué al baño con un trago, me vi al espejo, me lo tomé ‘de Hidalgo’, me vi al espejo y dije ‘Gracias Dios mío que mi papá entró a la clínica’, a la semana estaba yo ya adentro’.
Al tiempo, tanto él como su padre salieron y volvieron a recaer, siendo en su caso quien pudo recuperarse y hasta el día de hoy se mantiene alejado del alcohol.
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