El cine mexicano ha vivido grandes épocas y a lo largo de su historia ha lanzado a la fama a cientos de estrellas, algunas de ellas empezaron a ganar popularidad desde corta edad al grado de crecer junto a sus audiencias.
Con su simpatía, Cesareo Quezadas, mejor conocido como “Pulgarcito”, estuvo marcado por un solo personaje, que le dio el apodo que llevaría el resto de su vida y con el cual inició su carrera en el cine en 1957 bajo las órdenes del director René Cardona. Otras películas en las que sobresalió fueron “Santa Claus”, “Ha llegado un ángel” o “El sordo”.
En 2002, fue condenado tras ser acusado por su expareja de abusar de sus hijos. Después de pasar 19 años en el Centro de Readaptación Social de Mérida, recientemente fue puesto en libertad a sus 70 años. Retirado de las pantallas cumplió casi la totalidad de su condena pese a que anteriormente estuvo implicado en un asalto. Su última aparición en el cine fue al lado de Ismael Rodríguez en 1973, con Nosotros los feos.
Originaria de Guadalajara, Evita Muñiz -no le gustaba anunciarse con su segundo apellido, pero así se dio a conocer- creció en una familia llena de artistas-. Su madre fue Mary Muñiz y la cantante Linda Vera, su tía. Durante su carrera formó parte de películas como Ven a cantar conmigo, Mi padrino y El nano, en estas últimas compartió créditos con Capulina. También tuvo la oportunidad de grabar un disco -con Ferrusquilla-, con el que fue de gira por México y Latinoamérica.
Pronto su infancia cambió y para ella la fama se convirtió en un tema difícil con el que lidiar. Aunque le gustaba su trabajo, no tanto el estar bajo el ojo público. En 1971 decidió retirarse del espectáculo ya que buscaba vivir una vida normal y ya no se sentía bien con tanto reconocimiento; no le gustó la popularidad. Actualmente tiene un trabajo y una vida normal, lo que la ha convertido en una mujer satisfecha con sus logros a sus 64 años.
María Eugenia Llamas Andresco encarnó a “La Tucita”, quien debutó a los cuatro años con Pedro Infante y Blanca Estela Pavón en “Los tres huastecos”, actuación por la que fue nominada a los premios Ariel. La aceptación de su personaje la hizo repetirlo en filmes como Dicen que soy mujeriego y El seminarista, dirigidas por Roberto Rodríguez. Más tarde, interpretó a la llamada “Teresita” en Las dos huerfanitas y Los hijos de la calle.
Aunque tuvo una incursión en el teatro, al que dedicó algunos años de su vida, finalmente regresó al cine con la cinta “El gatillo de la muerte”. También se desempeñó como docente y ocupó cargos como encargada de cultura en el municipio de Monterrey y como coordinadora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA). Murió en 2014 por un paro cardiorrespiratorio.
Otra estrella que vio la fama desde pequeño fue Juliancito Bravo. Se dio a conocer por protagonizar Seguiré tus pasos, Las aventuras de Juliancito, El niño y el muro o Cri-Cri, El grillito cantor, al lado de Ignacio López Tarso, entre algunos otros títulos. También formó parte del elenco de telenovelas como Carrusel, Vivo por Elena y Salomé. Ahora vive alejado de los medios y se convirtió en un empresario que cambió el rumbo para dedicarse al mundo de los negocios.
Gracias a su padre, el director de cine Joselito Rodríguez, José Antonio Rodríguez Maz -conocido en el mundo del cine como “Pepito Romay”- actuó desde muy chico. A los tres años fue nominado al Ariel por “Píntame angelitos blancos”, en una carrera que también incluyó “Después de la tormenta” -con la que ganó el prestigiado galardón mexicano-, “La pequeña enemiga”, “Pepito y el monstruo” y “El misterio de Huracán Ramírez”.
Ya avanzado en edad se interesó por producir, escribir y realizar películas, además de ser parte del consejo directivo de la Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales S. de G. C. de I. P. En 2013, a la edad de 65 años, falleció tras un infarto.
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