El matrimonio establecido entre Diego Rivera y Frida Kahlo fue uno de los más emblemáticos de México, su carga simbólica inunda el aire de la Ciudad de México y ha representado al país ante el mundo. Uno de los lugares más emblemáticos de los pintores fue su casa estudio, donde la historia creativa de Kahlo fue trastocada en más de un modo.
Por ese motivo National Geographic trae Frida: Viva la Vida, el documental que narra la historia que se vivió en el hogar que compartió con su esposo los últimos años de su matrimonio y fue testigo de numerosas obras de arte.
El avistamiento a la vida de la pintora inicia y termina con su relación tan cercana a la casa, misma que fue planeada por el arquitecto mexicano Juan O’Gorman y construida entre 1931 y 1932. El inmueble fue pensado para desarrollar las capacidades creativas de sus habitantes y, al mismo tiempo, poder convivir en las instalaciones.
El documental se estrena este lunes 8 de marzo a las 20:00 horas (tiempo del centro de México) y muestra al inmueble, que se localiza al sur de la capital nacional, en la colonia San Ángel Inn, Álvaro Obregón, como una obra maestra de la arquitectura moderna, pues cuenta con una casa-habitación con el estudio de Frida acondicionada especialmente para que ella pudiera desatar su creatividad; asimismo, cuenta con el taller y la galería de Diego. A esto se le debe de agregar el espacio destinado al laboratorio fotográfico a Guillermo Kahlo, padre de la pintora.
De acuerdo con Paulina Erandi Ramírez Ochoa, investigadora y curadora del museo, la construcción está basada en los cinco puntos de la arquitectura moderna propuestos por Le Corbusier, los cuales consisten en la elevación sobre pilotis, planta libre, fachada libre, ventanales y terraza-jardín.
Los colores y la geometría propuesta en la obra final exaltan la vanguardia del arte mexicano a finales de la década de los 20 y principios de los 30. La casa-habitación es una estructura elevada soportada por nueve columnas. Ahí se encuentra una sala-comedor y la cocina, en el nivel superior hay un baño con tina. Dicho espacio ya era habitable desde 1932, pero fue hasta 1934 que el matrimonio se mudó ahí, pues se encontraban en Estados Unidos.
La historia indica que los artistas habitaron como pareja la casa estudio hasta 1939, después sólo uno de ellos permanece ahí hasta su muerte. Y es que, tras descubrir la infidelidad de Diego con Cristina Kahlo, hermana menor de Frida, la reconocida pintora regresó a casa de sus padres en Coyoacán, lugar donde falleció en 1954.
Por su cuenta, el muralistas Rivera murió en la casa de San Ángel en 1957; sin embargo, la historia de los artistas no quedó ahí, pues la construcción fue rescatada para tener el propósito de ser museo.
Desde 1981, durante el sexenio de José López Portillo, por decreto presidencial se ordenó la creación del museo; sin embargo fue hasta 1986, durante el gobierno de Miguel de la Madrid que abrió las puertas para recibir al público. De tal modo que a partir del 16 de diciembre de ese año, el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo revela a los interesados en el arte y la vida de los artistas el cómo era habitar y crear dentro del inmueble.
Para 1995, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) llevó a cabo una restauración y rehabilitación que le valió, en dos años, ser inaugurado con el acondicionamiento actual. Para el 25 de marzo de 1998 se declaró Patrimonio Artístico de la Nación.
Finalmente, la figura de Frida Kahlo ante México y el mundo tiene un profundo simbolismo en la psique de las mujeres, pues es una de las personas más mencionadas entre el bagaje cultural de los artistas plásticos de América Latina. Los colores, técnicas y conceptos de la pintora le han generado un lugar en la historia del país.
SEGUIR LEYENDO: