Quitarse el estigma de haber pasado por la industria del porno ha sido lo más difícil en la vida de Mia Khalifa, sin embargo a sus 28 años ha tenido una vertiginosa vida en la cual ha aprendido de sus errores y aciertos, además ha sabido capitalizar la fama.
2020 fue un año benéfico para ella, desde entonces recibe buenos ingresos gracias al contenido que sube a OnlyFans. En el encierro por la pandemia aprendió a ser estrella de TikTok donde sus videos, que comenzó a subir desde enero del año pasado, alcanzan hasta 53.7 millones de visualizaciones y de forma sorpresiva no son donde aparece en poses sexies.
“Gracias a ustedes desde septiembre lo recaudado en Only Fans han sido $ 160 mil, lo que me ayudaron a donar a organizaciones benéficas significan mucho para mí. Estoy muy agradecida por la plataforma y por todas las mujeres increíbles, fuertes y decididas que he conocido a través de Internet gracias a ella. Ustedes me han enseñado mucho y me han ayudado a crecer como persona en más formas de las que podría agradecerles”, comentó en un post de Instagram.
La libanesa-estadounidense se ha reinventado y nos ha mostrado lo que hay más allá de la sexy chica exótica, detrás hay una mujer muy divertida, que disfruta de vivir en pareja con el chef Robert Sandberg, además de su amor por los animales (vive con tres perros) y cómo cuida su cuerpo con ejercicio.
Hay una gran variedad de contenido que Mia sube en Tik Tok, muestra a sus amigos del gimnasio, cuando hace ejercicio, cuando reacciona de forma graciosa a videos de otros tiktokers, los clásicos retos de baile, cuando su esposo (quien es chef) cocina, cuando se burla de sí misma cuando tenía sobrepeso en la adolescencia, y hasta cuando reflexiona de forma divertida sus traumas de mujer comprometida.
Su popularidad actual no sólo tiene que ver con su paso por el porno sino que se convirtió en un emblema de lucha para quienes sostienen que la pornografía es otra forma de explotación de los cuerpos de las mujeres.
Mia Khalifa es libanesa, tiene 27 años pero tenía 21 cuando participó de las producciones pornográficas. Fueron apenas tres meses en la industria pero cobró fama en el mundo tras haber aparecido en algunos videos usando el hijab islámico (el pañuelo que usan algunas musulmanas para cubrirse la cabeza). El año pasado, no sólo su nombre fue tendencia, también un hashtag: “#JusticiaParaMia”, en español y en inglés.
Detrás del pedido de justicia hay una petición que ya tiene casi un millón y medio de firmas en la plataforma Change.org: apoyar a la joven para que varios gigantes de la industria eliminen sus videos y no permitan que los usuarios vuelvan a subirlos. Mia Khalifa -que ahora está casada y quiere ser periodista deportiva- dijo que nadie la obligó a hacerlos pero que siempre se sintió manipulada, intimidada, presionada y asustada.
Su batalla -según contó en sus redes sociales- es contra la mega productora XXX Bang Bros, a la que acusa de seguir poniéndola en peligro al promover videos viejos como si fueran nuevos, haciendo que millones de personas piensen que sigue haciendo porno. “Las amenazas de muerte son emocionalmente paralizantes, no me he sentido segura en años ni yendo a un almacén sola”.
“El infame video de la hijab ha significado amenazas de muerte del ISIS, que han apuntado contra Mia desde el lanzamiento, en 2014, hasta hoy. Mia asiste a terapia de manera constante por el trauma, el estrés que le causó y las consecuencias del bullying”, señala la petición. Según la misma publicación, sólo recibió 12.000 dólares por los videos.
En una entrevista que dio en agosto del año pasado a la BBC contó que había sido una adolescente con sobrepeso y problemas de autoestima: “Luché toda mi infancia con el sobrepeso y nunca me sentí atractiva o digna de la atención masculina”. Contó que bajó de peso, se agrandó las mamas y obtuvo atención inmediata de los hombres. “Sentí que, a menos que me aferrara a eso e hiciera lo que se me pedía o lo que se esperaba de mí, siempre sería alguien insignificante”.
Comenzó a estudiar historia y en el primer año de universidad en Texas también trabajó de camarera para pagar su carrera cuando se le presentó la oportunidad de ganar dinero extra.
“No fue ‘Oye, ¿quieres meterte al porno?’. Fue más un ‘Eres hermosa, ¿te gustaría modelar un poco? Sabes, tienes un gran cuerpo y creo que serías genial para modelar’. Cosas así”, aseguró.
Sin embargo, para esa época ella imaginó que nadie descubriría que estaba grabando videos pornográficos.
Pese a que tenía claro que estaba haciendo algo que afectaría a su familia, ella creyó que estaba bien hacer porno porque imaginó que nadie la descubriría.
La joven aseguró que miles de mujeres se graban teniendo sexo y nunca se conoce su identidad. “Nadie sabe quiénes son y nadie las reconoce, quería hacerlo como mi pequeño y sucio secreto, pero me explotó en la cara”, relató Khalifa.
Ella misma ha compartido en sus cuentas de redes sociales cómo la vida la ha llevado por ese camino de la esclavizante industria pornográfica, de la cual ha logrado salir.
Relató que su novio (posteriormente fue su primer esposo), mucho mayor que ella la orilló a realizar sus más retorcidas fantasías desde que ella era una adolescente de 16 años, lo que fue continuado por su segundo novio, sin embargo ahora sigue sintiéndose sexy y apreciando su cuerpo, pero su imagen ya no es explotada por otros, sabe que muchos la recordarán en el futuro por haber grabado esos videos, sin embargo muchos otros también la tendrán presente por ser ella misma, la mujer que no teme mostrar su celulitis, sin maquillaje y hasta en pijama.
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