Mujer, casos de la vida real fue una producción creada por Jorge Lozano Soriano y que tuvo su primera transmisión el 7 de febrero de 1986. El programa, desde sus inicios hasta su último capítulo fue conducido y presentado por la actriz Silvia Pinal.
Dicho proyecto fue un gran hito para la carrera de la última gran diva por el éxito que significó en audiencias durante todo el tiempo que lo transmitieron. Incluso a pesar de los constantes cambios de formato y de horarios que tuvieron durante los 21 años que duró el programa.
De hecho, fue gracias a Mujer, casos de la vida real que Silvia Pinal obtuvo su exclusividad “vitalicia” como productora en Televisa y ya no sólo como actriz, puesto que la diva de México fungió con este puesto para su programa por mucho tiempo. Fue Emilio “El Tigre” Azcárraga quien ordenó que figuras como Pinal o Manuel “El Loco” Valdés tuvieran este tipo de contrato.
Sin embargo, hace unos meses se reveló que Silvia tuvo problemas con la televisora donde, aparentemente, la empresa quitó la exclusividad de la gran actriz y dejaron de darle el dinero correspondiente. El argumento que dieron en Televisa es que Pinal llevaba más de 10 años sin producir programa alguno.
Este problema no ha tenido solución hasta ahora, al parecer. Desafortunadamente esto ocurrió luego de que, en 2019, Silvia Pinal revelara que estaba en planes de retomar el proyecto de Mujer, casos de la vida real, con una fórmula nueva y fresca. Parte de las quejas de la actriz y, principalmente de su hijo, Luis Enrique Guzmán, es que siguen retransmitiendo la serie en otros canales de Televisa.
¿Pero por qué Mujer, casos de la vida real es tan importante?
A la fecha es recordado por las historias llenas de drama sobre casos reales, mismos que reunían una amplia variedad de temas censurables para la televisión mexicana. Sin embargo, los orígenes del programa no podrían distar más de cómo fue el proyecto por el que ahora es recordado entre las familias que crecieron viendo el programa.
En un inicio, Casos de la vida real (ya tiempo después añadirían el “Mujer” al título) tenía el objetivo de ayudar a gente que buscaba a familiares que desaparecieron a raíz del sismo del 19 de septiembre de 1985 que afectó principalmente a la capital mexicana. No hablaba de casos reales, pero sí de historias con las que los televidentes de entonces pudieran identificarse o entretenerse durante la media hora que duraban los capítulos de la primera etapa del programa.
No fue hasta que notaron el éxito que tenía el proyecto presentado por la última gran diva, que dieron un giro de tuerca en el tratamiento temático y comenzaron a adaptar casos reales que los seguidores del programa mandaban a la televisora a través de correspondencia. De ahí se dio rienda suelta y provocó los gritos en el cielo por lo controversial que eran los temas que abordaban en esta nueva etapa. Es decir, el programa por el que es más conocido.
La entrada del programa era siempre el mismo: iniciaba la toma en la escenografía de una sala de estar donde se encontraba a Silvia Pinal, sentada en algún sillón o paseándose por el sitio, mientras sostenía una carta e introducía el caso que contarían en ese episodio, luego daba paso a la dramatización. Con este formato, Pinal habló de temas de incesto, abuso sexual, abuso infantil, drogadicción, SIDA, homosexualidad, entre otros. Dichos puntos, que serían rechazados y censurados antes, encontraron apogeo entre los televidentes.
De hecho en 2019, una usuaria de Twitter hizo un hilo donde juntaba varios capítulos de la serie dramática que, consideraba, fueron de los más difíciles de ver por lo perturbadores que eran. Y es que hubo ocasiones en las que Mujer, casos de la vida real se tomaba muy en serio la recreación de algunos de sus casos, ya fuera por la crudeza de la historia real o sólo para asustar a sus espectadores.
Entre los que destacó, fue Los colores del cielo, de 1999, que habló de la historia de una familia pobre donde secuestraron al hijo menor. Tiempo después reapareció el niño afuera de la casa con un globo rojo en la mano y una caja de zapatos con dinero cerca de los pies, pero con vendas en los ojos. Sus secuestradores le removieron estos.
De igual modo, habló de El llamado del sepulcro de 2004 que, mencionó, era traumático para aquellos que tuvieran miedo a ser enterrados vivos. También habló de Los siervos del mal, de 2001, que era sobre una secta. O también uno que hablaba de abusos sexuales cometidos por sacerdotes, o de relaciones incestuosas, o de psicópatas que asesinaban a sus vecinos.
La lista era extensa y, si bien ya es difícil encontrar aquellos capítulos emblemáticos en la web, aquel hijo queda como el registro de que existen, pues aquella usuaria de Twitter que se dio a la tarea de enlistarlos recibía la confirmación de otros internautas que aseguraban que eran capítulos incómodos y se unían a la búsqueda al sugerirle más casos que los asustaron hace años.
Sin embargo, la importancia de Mujer, casos de la vida real no sólo está en aquellas reacciones de miedo y de desconcierto que generó con algunos de sus capítulos (no hay que olvidar que, dada la extensión de la serie, cuenta con más de 800 episodios), sino que fue un icono para la televisión mexicana. Algunas veces contaban con apariciones especiales de actrices de gran renombre como Aracely Arámbula o la propia Silvia Pinal en algunos de los casos que dramatizaban.
Del mismo modo, el modelo del programa sirvió para proyectos posteriores, no sólo de Televisa, sino hasta para su competencia: Tv Azteca. De Mujer, casos de la vida real surgieron programas como La rosa de Guadalupe, Como dice el dicho y Lo que callamos las mujeres.
Por otra parte, ha marcado tanto a las personas que, incluso, es una referencia en los memes de los internautas. No pasa mucho tiempo en Twitter antes de que un usuario quiera abrir un hilo donde empieza con un “Acompáñenme a ver esta triste historia”, frase remarcada del programa de Silvia Pinal.
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