La epidemia por COVID-19 puso varios obstáculos en el camino de la industria del entretenimiento y el arte, mismos que obligaron a los empresarios, productores, directores o artistas a encontrar salidas creativas a los problemas.
Es el caso de la industria musical, en la que no sólo artistas, también ingenieros de sonido, staff, técnicos, fotógrafos y un largo etcétera se vieron obligados a dejar los escenarios, las giras e incluso los estudios de grabación.
El encierro, sin embargo, sacó la parte más creativa de todos, aunado a las herramientas tecnológicas que hoy día les permite trabajar a distancia o comunicarse con sus fanáticos en México, pero también a lo largo y ancho de todo el mundo.
Uno de los primeros pasos fue continuar con sus trabajos de promoción y distribución, por lo que utilizaron las redes sociales para dar entrevistas en programas de televisión, a la prensa escrita o en producciones radiofónicas.
La Jornada Nacional de Sana Distancia que arrancó a finales de marzo de 2020 no fue un impedimento para continuar con las presentaciones de discos, de sencillos, videoclips o cualquier otro proyecto que tuvieran en puerta. únicamente necesitaron una computadora e internet.
Incluso pudieron reemplazar sus conciertos con pequeñas presentaciones en línea, la mayoría de ellas austeras, con solamente una guitarra en mano y su voz u otros instrumentos acústicos añadidos.
Aquello no pudo ser parte del corazón de la gente como lo eran las presentaciones en vivo. Pequeños showcases de tres o cuatro canciones no llenaban las expectativas de los fanáticos que deseaban estar frente a ellos en algún foro, estadio, teatro, bar, etcétera.
La primera salida estuvo en manos del estado, pues en la Ciudad de México, uno de los festivales locales continuó en pie gracias a que la Secretaría de Cultura transmitió el concierto final en el Teatro Esperanza Iris con las gradas completamente vacías.
Ese primer intento de un concierto fue completamente gratuito, como ya se tenía planeado, y un tremendo éxito que prendió los focos en la cabeza de los productores, empresarios o artistas que arrancaron con otros conciertos.
Las producciones crecieron, se hicieron más profesionales en sonido, calidad de transmisión, escenarios, etcétera. Fue por ello que algunos comenzaron a vender las entradas a precios realmente bajos en comparación con un concierto presencial y con oportunidad de compartirse entre varios dentro de un solo dispositivo.
Pero hubo más intentos por traer de vuelta las presentaciones en vivo, incluidos los autoconciertos en la capital y el Estado de México, donde los asistentes pudieron disfrutar de las presentaciones desde las bocinas de sus bólidos, aunque con sus artistas favoritos montados en las tarimas.
Las grabaciones tampoco frenaron. Gracias a las facilidades que hay en esta época para tener el equipo necesario en tu casa, se pudieron producir desde un sencillo y hasta discos enteros que vieron la luz durante 2020.
También destacaron aquellos músicos que aprovecharon la epidemia por COVID-19 y enseñaron cada detalle de las producciones caseras, el secreto detrás de una mezcladora, de Pro Tools, pedales de distorsión, amplificadores, micrófonos y un largo etcétera.
Pero aprovecharon también para dar clases en línea o publicar tutoriales de sus propios temas, incluso se hicieron reuniones privadas para los clubes de fanáticos dentro de las plataformas que así lo permitían.
Las redes sociales y las páginas de internet fueron igual de importantes para la venta de mercancías, incluidos los discos, las playeras, los posters y un largo etcétera, facilitando incluso que la mercancía saliera con autógrafos.
Sin embargo, hay personas que continúan a la espera de los conciertos presenciales, pues para muchos era la única fuente de trabajo con la que contaban. Entre ellos, destacan los fotógrafos, los técnicos, roadies, choferes, representantes de prensa, ingenieros de sonido y otros.
De hecho, en España nació un movimiento denominado “Alerta Roja”, en el que todos estos trabajadores de la industria musical salieron a las calles para protestar pacíficamente, con exigencias como:
La adopción de medidas legislativas sobre el acceso a la seguridad social o a las prestaciones por cese de actividad y de desempleo; la reducción o aplazamiento de impuestos para los ejercicios 2020 y 2021 o la creación de apoyos gubernamentales mientras vuelven los conciertos.
En otros países del mundo fueron apoyados, pero en ningún otro se hicieron protestas en las calles como sucedió en el país ibérico gracias al Movimiento de Unificación Sectorial de la Industria del Espectáculo y los Eventos.
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