La madrugada de este lunes murió Armando Manzanero, el legendario cantautor mexicano que marcó a generaciones enteras con canciones como “Adoro”, “Somos novios” y “No sé tú”. El COVID-19 lo postró en una cama las últimas semanas y terminó con su vida, pero no con su legado.
Con más de 400 temas musicales grabados a lo largo de su vida, el reconocimiento a su trayectoria artística con un Latin Billboard y la apertura de su museo en Mérida, Yucatán, y muchos proyectos aún en puerta, el cantautor Armando Manzanero llegó a los 85 años sintiéndose en el mejor momento y consideró que en este 2020 fue “premiado por la vida”.
El músico confesó que desde hace 15 años dejó atrás la modestia, y no es para menos, el yucateco está consiente del legado que tiene no sólo en México, sino a nivel internacional ya que más de 50 de sus canciones han sido entonadas en diferentes partes del mundo.
Aún en pleno confinamiento por COVID-19 siempre se mantuvo activo, ya sea al frente de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) o haciendo lo que mejor sabe hacer, porque según dijo a Efe hace unos meses: “Cada vez me salen mejores canciones a pesar de mi edad”.
Lo cierto es que el talento que presumió sin empacho durante los últimos años lo forjó desde la cuna. Nació en una familia de músicos el 7 de diciembre de 1935 y fue su padre, uno de los músicos fundadores de la orquesta Típica Yucalpetén, quien lo condujo hasta que ingresó a los 8 años a la Escuela de Bellas Artes de Mérida.
A pesar de que la música estuvo inmersa en la vida de Armando Manzanero desde entonces, fue en 1957 cuando su carrera comenzó formalmente en Mérida, Yucatán, donde se desempeñó como pianista; tiempo después se trasladó a la Ciudad de México y en la que se convirtió en uno de los acompañantes más solicitados de los años 60 por intérpretes reconocidos como Lucho Gatica, Pedro Vargas, Carmela y Rafael, Luis Demetrio, Daniel Riolobos y José José, entre otros.
Durante esta misma época ganó varios reconocimientos por su trabajo como en el Festival de la Canción en México o el Festival de la Canción en Miami, lo que lo impulsó en 1967 a grabar su primer disco titulado Mi primera grabación.
Este álbum inicial fue sólo el comienzo de una larga carrera artística que fue reconocida este año al otorgarle un Latin Billboard y la apertura de su museo Casa Manzanero en Mérida, Yucatán. “Estoy inmensamente satisfecho, muy halagado, sobre todo por los años que tengo y creo que la voy a pasar muy bien, porque voy a ir a buscarlo y no me esperaré a que me lo traigan”, comentó a Infobae México antes de recibir el reconocimiento a su Trayectoria Artística.
Su compromiso y amor hacia su profesión, iniciada hace más de 60 años, lo llevó a no detenerse a pesar de la pandemia: “Me la paso trabajando como si no pasara nada”.
El cantautor recientemente grabó una colaboración, comenzó a elaborar un álbum inédito con la intención de “dejar todo en orden” y se rehusó a organizar un espectáculo transmitido a través de una plataforma digital porque tuvo una mala experiencia que lo dejó muy decepcionado porque “fue horroroso cantarle a unas cámaras, a unas luces... es más frío el streaming que bailar con la hermana”.
También se desempeñó como productor musical de grandes figuras como Luis Miguel, Carlos Cuevas o Angélica María y a pesar de su amplia trayectoria jamás dejó de procurar a las generaciones jóvenes, como hace unos meses que se reunió con Sebastián Yatra.
Aunque Armando Manzanero y su familia reforzaron las medidas de seguridad para evitar un contagio de COVID-19, el cantante enfermó después de inaugurar su museo en Mérida, Yacatán, y su salud se deterioró en cuestión de días y siempre fue considerado como un paciente de riesgo por su edad y la diabetes que padeció por varios años.
Siguiendo el protocolo, el cantautor se resguardó en su casa donde le dieron todos los cuidados necesarios como un concentrador de oxígeno propio; fue el pasado jueves cuando decidió trasladarse a un hospital ante la falta de oxígeno a su organismo. Ningún otro mimbro de su familia está contagiado, por lo que no se explican en dónde contrajo el virus.
Una de las hijas del músico, María Elena Manzanero, destacó en una entrevista con Venga la Alegría: “Fue súbito desde que nos enteramos que tiene COVID y estaba muy bien, oxigenaba muy bien, estaba perfecto y de repente empezó a bajar su oxigenación y se le llevó oxígeno a la casa, pero de repente ya no fue suficiente para la oxigenación óptima y tuvimos que venir al hospital, donde está muy atendido y aislado”.
“Los cuidados en casa ya no eran suficientes... sentía que no podía respirar y nos guiamos por el oxímetro. Llegó por pie, bajó las escaleras de la casa y vinimos en el coche de la familia”, añadió en una entrevista con Ventaneando.
Fue intubado como una medida para relajar sus pulmones y su propio comportamiento, ya que el maestro siempre se mantenía inquieto dentro del hospital y su cuerpo se agotaba.
Su esposa Laura Elena Villa precisó en más de una ocasión que su estado de salud era estable: “Eso habla de que entró en un poquito de calma y la oxigenación artificial ha bajado para que respirara mejor por sus pulmones y eso es un avance”.
Jamás ha perdido el ánimo e incluso dedicó una petición especial a su última esposa antes de Navidad. “Me dijo ‘ponte muy bonita, vete a ver a tu madre y pásate el 24 como debe de ser...’ ‘Mi niña linda, perdóname por las riñas por la sal, tenías razón’, es que le peleo mucho porque come mucha sal”, reveló a Ventanenando
Unas horas antes, la familia había expresado que Manzanero había presentado una mejora y sería extubado. Pero alrededor de las 03:00 de la madrugada, sobrevino un paro cardíaco que apagó su llama, pero encendió su leyenda.
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