La pandemia de coronavirus (COVID-19) ha orillado al sector cultural a un punto crítico, puesto que no permitió que los artistas pudieran salir a las calles y los confinó en una situación complicada en la que no pueden obtener recursos para sobrevivir.
Ante esta situación, surgió el movimiento conocido como “No Vivimos del Aplauso”, enfocado en buscar mejorar las condiciones de laborales para trabajadores y artistas de la cultura.
El colectivo es una representación ante diferentes instancias gubernamentales como lo son la Secretaría del Trabajo y la Secretaría de Cultura, argumentando que no son de base privilegiada, sino qpersonas que viven de su trabajo diario.
Y es que, luego de que el gobierno federal iniciara una campaña en contra del método de subcontratación conocido como outsourcing, los trabajadores de la cultura decidieron reclamar un apoyo de igual manera para poder dejar de depender de contratos que no les generan beneficio en el largo plazo y que les quitan diversos derechos como lo es el de la antigüedad y prestaciones que les permitan acceder a un servicio de salud.
Pero la Secretaría de Cultura no ha podido cumplir con su papel de interlocutor entre las autoridades de trabajo y los artistas, inclusive se dio a conocer que la dependencia tenía grupos de Whatsapp en donde habrían diversos funcionarios de alto nivel en el que buscaban desactivar y desarticular a los colectivos de artistas para que no pudieran destacar sus reclamos al gobierno federal.
El abogado Manuel Fuentes, experto en materia laboral, afirmó que uno de los principales problemas a los que se tiene que enfrentar el gremio artístico es que no hay una certeza laboral de dichas actividades y que es uno de los problemas que tiene que afrontar el gobierno federal y además que se tiene que reconocer a dicha actividad como fundamental pues forma parte del enriquecimiento humano universal:
Lo que se observa es que falta mucha legislación al respecto, tenemos una gran variedad de contratos que consideran una gran variedad de situaciones, como por ejemplo el caso de artistas que trabajan en teatros, les pagan por temporadas, horas, días o por tiempo indefinido y eso no está aún regulado en su totalidad. Al trabajador del arte y la cultura no se le reconoce en la Ley laboral y no hay un salario periódico o vacaciones, prima vacacional etc.
El abogado afirmó que esto es un gran problema pues permite a las empresas abusar abiertamente de los trabajadores y que figuren los contratos sin usar como referencia ningún margen de la ley, lo cual es una violación a los derechos humanos, ya que al igual que otros trabajadores, hay una subordinación y un horario establecido de trabajo:
Hay un fraude fiscal por parte del gobierno, de quien los contrata también ya que se les contrata de una forma irregular y que no se pagan los impuestos necesarios que deberían a otros cuerpos de protección como el IMSS. Hay que decir que son vistos como una mercancía simple y mal valorada, a pesar de que hay recomendaciones a nivel internacional relacionadas con el tema como las que ha hecho la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura)
Ante esto, el grupo de No Vivimos del Aplauso celebra su primer aniversario, tratando de hacer visible un problema que siempre ha estado en la sociedad mexicana y que hasta el momento sigue pendiente como un tema de justicia social que ha salido a relucir, entre todos los muchos problemas que deja la pandemia de COVID-19.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: