“I want to break free”. Freddy Mercury, vocalista de Queen y Diana Spencer eran buenos amigos, ambos eran rebeldes, querían tener la libertad de ser como eran, sin cánones establecidos. Él seguramente fue su confidente y un cómplice para ella, como lo mostró en una icónica noche que la disfrazó para ir a un bar.
Esto no aparece en la serie The Crown y de hecho fue un rumor sn confirmación durante muchos años. Rami Malek (quién interpretó al cantante en su película biográfica) relataba esta curiosa versión que le divertía. Sin embargo, la actriz Cleo Rocos lo confirmó en su libro reeditado en 2013 que tiene los detalles de aquella noche de 1988.
En aquel momento Lady Di, tenía 27 años y llevaba ocho de casada, se convirtió en amiga del presentador Keny Everett, a quien admiraba desde niña. Comenzaron a frecuentar reuniones y comidas.
“Siempre había una gran emoción y ansiedad al recibir una invitación para un alegre almuerzo con la Princesa Diana. Ella era una gran fan del Kenny Everett Show y nos conocíamos hace años. Tenía un encantador y alegre sentido del humor”, comienza el relato de Rocos en su libro The Power of the positive drinking (Square Peg, 2013).
Kenny Everett, a su vez, conocía a Freddie Mercury por lo menos desde que publicaron Bohemian Rhapsody en 1975. Tras el rechazo del sello EMI, fue Everett quien apostó por Queen reproduciendo la canción constantemente en la radio.
“En una ocasión, nos reunimos a almorzar en Bombay Brasserie en Kensington. Ella llegó sonriendo y claramente esperaba con ansias aquel almuerzo. No había guardaespaldas visibles”, recordó la actriz, “había estado jugando con la idea de un Kir Royale —trago a base de crema de cassis y champagne— pero Diana sugirió que todos tomásemos un Belllini —champagne y jugo de durazno— ya que allí hacían ‘uno muy bueno’”.
Entre conversaciones sobre “qué estrellas y celebridades hacían qué y con quién” y los “rumores de palacio”, Cleo Rocos recuerda ese almuerzo como una instancia en que abundaron las risas. Hasta hoy, los secretos intercambiados en esa mesa nunca se han hecho públicos”, relata la artista en el citado libro.
Según recuerda Rocos, después del almuerzo fueron al penthouse de Kenny para ver la sitcom estadounidense The Golden Girls. “Kenny tenía una colección de plumeros que lucían como una explosión de chicas exóticas danzantes en la esquina de su living. Fui a la cocina a hacerme un cocktail de champagne para luego encontrar a Diana y Kevin bailando al ritmo de los Gypsy Kings”.
Aquella noche, Kenny y Cleo habían hecho planes para reunirse con otro amigo: Freddie Mercury. Era el año 1988 y la voz de Queen gozaba del éxito de hits como “Killer Queen”, “Somebody to love” y “We will rock you”, por lo que una salida a un bar no sería tranquila ya que todos los ojos estarían sobre ellos.
“Kenny llamó por teléfono a Freddie y le dijo que viniera antes ya que Diana estaba con nosotros viendo The Golden Girls”. Mercury era vecino de Everett, por lo que al poco tiempo estaban Freddie, Diana, Cleo y Kenny sentados en el sofá frente a la TV.
Según el relato de la actriz, al rato cada uno de ellos tomó un personaje de la comedia y lo personificaron con tramas “sucias” inventadas. “No me atrevo a decirles las sinopsis, pero era magníficamente depravado y nosotros teníamos una incontrolable risa”.
De acuerdo al relato de Rocos, Diana estaba riendo tras el el sofá cuando preguntó cuáles eran los planes de Kenny, Cleo y Freddie para la noche. El cantante de “We are the champions” respondió que irían a un bar gay llamado Vauxhall Tavern. La cara de Diana se iluminó pícaramente y pidió ir con ellos.
“No era una buena idea”, expresó Rocos en su libro. Kenny intentó disuadirla señalando que a veces ocurrían peleas. “¿Cuáles serían los titulares si te pillan en medio de una pelea de bar?”. Pero Diana insistió y miró a Freddie. “Vamos, dejemos que la mujer tenga algo de diversión”, dijo el cantante sin poder contener la risa.
“Ella solo quería la emoción de entrar sin ser detectada, para pedir un trago, y luego se iría de inmediato, lo prometió”, cuenta Rocos.
Todos pusieron manos a la obra y Keny trajo ropa de su closet. Diana se vistió con una chaqueta militar de camuflaje, se recogió el cabello, se puso una gorra y lentes oscuros de aviador. “Observándola en la penumbra decidimos que el ícono de la moda más famoso del mundo moderno, quizás podría pasar por un modelo masculino gay vestido excéntricamente”.
Atravesando una multitud de cuero y tangas, según describió Rocos, llegaron a la barra. Diana pidió un vino blanco y una cerveza y se quedó riendo con Freddie, aunque él se movió para desviar la atención de ella. “Una vez que se completó la aventura, todos nos miramos el uno al otro, unidos en nuestra búsqueda triunfante. ¡Lo hicimos! Nunca fue tan emocionante y divertido ir a un bar”.
Pero tal como anticipó la Princesa de Gales, fue una salida más bien breve. Estuvieron un poco más de lo esperado, pero salieron rápidamente, llamaron a un taxi y juntos se dirigieron al Palacio de Kensington para dejar a Diana.
“Las reinas alegres haciendo cola fuera del bar, sin saberlo, le devolvieron el saludo mientras su Reina de corazones les decía adiós. Ninguna persona nos descubrió”, registró la actriz.
Al día siguiente, Diana envió la ropa prestada a la casa de Kenny con una nota de agradecimiento a todo el grupo. “Debemos repetirlo”, escribió con su propia letra.
La femenina Diana comenzó a partir de ahí a usar prendas masculinas de vez en cuando. Pero es un misterio si alguna vez repitió una velada tan curiosa, libre de paparazzis.
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