“No puedo enfocarme en lo negativo, eso te derrota”, así hablaba Jenni Rivera en la última entrevista que concedió antes de aborgar la aeronave en la que encontraría la muerte.
Jenni habló con Chicago Tribune de los golpes a los que se sobrepuso en su carrera artística y, sobre todo, en su vida.
Era diciembre de 2012 y la “Diva de la Banda” había estado en el centro de la polémica por su divorcio de Esteban Loaiza y el distanciamiento de su hija mayor, “Chiquis”, precisamente por la supuesta cercanía de la joven con Loaiza.
Superado el trago amargo, parecía que Jenni estaba dispuesta a seguir adelante con su carrera. Horas antes de abordar un Learjeat 25 matrícula N325MC, con rumbo al aeropuerto de Toluca, la intérprete aborrotó la Arena Monterrey.
“Soy tan feliz. Son cosas muy fuertes las que han pasado en mi vida, no puedo apendejarme, no puedo enfocarme en lo negativo, eso te derrota, te destruye, tengo hijos, nietos, padres, un público que me espera, enfocarse en lo positivo, me suceden cosas fuertes, las veces que me he caido me he levantado”, aseguró a Chicago Tribune.
Jenni tenía 43 años y en 13 años de carrera musical había logrado conquistar no sólo a la audiencia hispana en Estados Unidos, también millones de personas en México la veían ya como uno de esos grandes ídolos que ponían su voz al dolor, pero también a la alegría.
“Mi autenticidad, lo que en un principio me decían que era un defecto, es lo que ha gustado y lo que quiere la gente de mí ... Me han visto caer y levantarme, y si por tonta me caigo, por cabrona me levanto”, añadió en marzo de 2012, al mismo medio estadounidense.
En aquella charla confesó que lo suyo con la música fue algo así como una casualidad.
“Me tropecé con una carrera artística que ha crecido, me hice cantante por equivocación. He sido comunicóloga a través de mi música de sentimientos, (son) expresiones de mujer, he comunicado bastante y quiero comunicar a través de programa sociales, no solo ser conductora”.
Pero los sueños de Jenni quedaron truncados aquella madrugada del 9 de diciembre.
Apenas unos minutos después de haber despegado del aeropuerto en Monterrey se perdió contacto con la aeronave en la que también viajaban Arturo Rivera, representante de Jenni; Mario Macías, su abogado; Jacob Llenares, su maquillista; Gerardo "N" y los pilotos Miguel Pérez y Alejandro Torres.
Comenzaron entonces horas de angustia para familiares y seguidores de Jenni hasta que la tragedia se consumó.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) informó la tarde de aquel domingo que habían hallado el avión en el rancho “El Tejocote”, municipio de Iturbide -en el estado norteño de Nuevo León.
El Learjet quedó destrozado y las autoridades acabaron de tajo con cualquier esperanza: no hubo sobrevivientes.
Hasta aquel lugar comenzó una peregrinación de seguidores de Jenni. Ropa, fotos, identificaciones estaban regadas por todo el terreno.
Comenzaron las muestras de dolor ante la tragedia, pero sobre todo las expresiones de cariño a la intérprete que puso su voz a millones de mujeres.
A ocho años de la trágica muerte de Jenni Rivera la información sobre la cantante y las muestras de cariño no paran.
Hace un año se reveló la existencia de una entrevista, hasta ahora oculta, en la que Jenni reveló haber sufrido amenazas de muerte.
"Jenni Rivera me dijo que la entrevistara porque había recibido amenazas de muerte... me dijo que no quería que estuviera nadie más. Es una entrevista donde se revelan cosas que no están muy claras aun... dijo que quería que también se enteraran ustedes”, explicó el locutor Pepe Garza.
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