Otro testimonio más se suma a las anécdotas que poco a poco van surgiendo acerca de Menudo tras el estreno de la bioserie Súbete a mi moto, que narra el ascenso a la fama y el declive de la agrupación puertorriqueña desde la óptica del manejador de la banda, Edgardo Díaz.
Se trata del testimonio de Nacho Aguilar, quien fue el encargado de hacer la promoción del grupo en México y el cerebro creativo detrás del recordado concierto que la boy band ofreció en 1983 en el Estadio Azteca de la Ciudad de México ante 105 mil personas, en su gran mayoría mujeres jóvenes. Dicha hazaña no había sido lograda nunca antes y le valió a la banda firmar un contrato internacional con la disquera RCA Victor.
El ex promotor se refirió así a su primer encuentro con Menudo, relacionando a la agrupación con un platillo de la gastronomía mexicana, también conocido como pancita o mondongo, y que no es más que el estómago vacuno en caldo condimentado.
“Llego a Venezuela a promover a José María Napoleón, y veo por todos lados ‘Menudo, Menudo’, y digo ‘'úchale, aquí es más popular la comida de nosotros que en México’, y llego al (hotel) Hilton y le digo a la niña que me atendió: ‘Oye, mi amor, tráeme un menudo por favor’, y me dice: ‘Solamente que se lo vaya a traer a la Isla Margarita, porque mañana actúa allá’, y le digo: ‘A ver, a ver, platícame’, y me empieza a contar el fenómeno que eran allá y que hacía dos días habían llenado el estadio Roberto Clemente”, contó el ex promotor en charla para el programa Ventaneando.
Por aquellos días Nacho ya conocía a Edgardo Díaz, pues habían colaborado cuando el boricua manejaba al grupo español La pandilla, por lo que no le fue difícil contactarlo para conocer a Menudo, grupo al que de inmediato le vio potencial de triunfar en el país azteca.
“Hubo un momento en el que Edgardo me soltó a Menudo, ya en México yo lo manejaba a Menudo, ya él, como tenía que ir adelantándose a abrir el mercado de Estados Unidos, pues tenía mucho trabajo, y por la amistad y por todo lo que habíamos hecho de llenar el estadio Azteca (me lo dejó)”, recordó Aguilar.
“Veníamos llenando lugares y cada vez quedaban más chicos, la Plaza de Toros México llenada tres veces en un día [sic], le dije: ‘Oye, compadre, ¿y si hacemos el Estadio Azteca?’, y dice: ‘Pero solo una vez ¿y si no se llena?’, y le dije: ‘No te acuerdas o ya se te olvidó que tenemos contrato para ir a Brasil, al Maracaná, y esta va a ser la prueba de fuego, si lo llenamos, ya el Maracaná nos va a quedar chiquito’, me dijo ‘¿Por qué no hablas con Raúl?’ y hablé con Raúl Velasco”, expresó.
Por aquellas fechas Aguilar impulsó la compra del avión del grupo formado entonces por René Farrait, Xavier Serbiá, Miguel Cancel, Johnny Lozada y Ricky Meléndez.
Aguilar recordó cómo fue mover al grupo en medio de la multitud en los alrededores del Estadio Azteca:
“Y me los traje en una ambulancia del ejército mexicano y entramos (frente a) las narices de todas, pero ya ven que están cerradas esas ambulancias y (ellos) tapados con sábanas, tirados en el suelo”, contó sobre cómo fue esquivar a las fans de la agrupación.
Sobre la serie gracias a la cual el fenómeno Menudo está teniendo relevancia nuevamente, Aguilar descalificó el hecho de que la producción del proyecto no haya consultado con los implicados, los integrantes del grupo.
“Ni siquiera consultaron a la gente que de veras participó ahí, por eso René Farrait se enojó, Johnny también creo que se enojó”, dijo para asegurar contundentemente que nunca vio “algo raro” en el interior de Menudo, contrario a los diversos testimonios que aseguran que en el grupo comandado por Edgardo Díaz hubo maltrato físico, verbal, explotación y abuso sexual.
“Yo te puedo jurar por la tumba de mi madre que jamás de los jamases hubo algo raro ni lo hubiese yo permitido. Lo que te puedo decir, que yo ahorita viendo la nueva serie, están sacando de la tercera generación para adelante, que fue un desastre. Yo me salí, yo estuve hasta que llegó Ricky Martin de chiquito”
El promotor también recordó un episodio de rebeldía de René Farrait, sucedido en el hotel Tapatío de Guadalajara, a cuya discoteca se escapó.
'Cuando yo llego a la disco, ya había pedido un whisky, pues ‘no’, le dije 'está prohibidísimo, tenemos 50 periodistas aquí en el hotel y no te das cuenta [de] que no nada más vas a arruinarte a ti, vas a arruinarnos a todos, tus compañeros, tus amigos, a todo mundo [sic]”, finalizó.
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