El 14 de mayo de 2004 el príncipe Federico de Dinamarca y Mary Donaldson se casaron en la catedral de Nuestra Señora de Copenhague. La historia de amor entre ellos empezó en un pub, un lugar impensado para conquistar al príncipe heredero de una corona, pero eso fue lo que le sucedió a la australiana. Pero ahora aseguran que el encuentro casual que dio inicio a su romance no fue tan así.
Siempre ha trascendido que Federico y Mary se conocieron en un bar australiano de manera casual, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000: allí, Federico de Dinamarca vio por primera vez a su actual esposa. El príncipe heredero había salido a cenar con su hermano Joaquín y con los príncipes Nicolás de Grecia y Marta Luisa de Noruega, mientras que Mary estaba acompañada de unos amigos.
En su primer encuentro el futuro rey danés y ella charlaron e intercambiaron sus teléfonos. Mary confesaría unos años después, en una entrevista, que al principio no sabía quién era aquel hombre que coqueteaba con ella ni las personas que lo acompañaban: "Yo no sabía quiénes eran ellos. Una media hora después, uno de mis compañeros viene a mí y me pregunta: “¿Sabes que esas personas son príncipes?”.
Al principio mantenían contacto a través de correos electrónicos y conversaciones telefónicas. Después, Federico viajó varias veces en secreto para visitar Mary en Sídney y comenzaron una relación secreta.
Este fue lo que siempre contaron las partes implicadas sobre el inicio de una relación. Años después, el príncipe evocaría ese encuentro diciendo: “Nuestros destinos quedarán sellados, incluso, aunque ninguno de los dos estuviera consciente de ello”.
Todo indicaba que la historia de amor de Mary y Federico de Dinamarca es de esas que uno solo ve en las películas. Pero parece que el primer encuentro entre ellos no fue tan casual como se creía. Amber Petty, una de las damas de honor de la princesa Mary, fue quien contó una nueva versión menos mágica del primer encuentro.
Petty habló en un programa de televisión y confesó que el primer encuentro entre Mary y Federico fue en una cena exclusiva organizada durante los Juegos Olímpicos en la que ambos estaban invitados. “Lamento romper el corazón de todos, pero no siempre se trata de toparse al azar con príncipes en los pubs”.
“No fue un encuentro al azar... Fue una pequeña cena organizada durante los Juegos Olímpicos y resultó que Mary estaba invitada y la mayoría de los invitados eran miembros de la realeza”, añadió.
"Creo que estaban sentados uno frente al otro, que obviamente es la posición perfecta para hablar y relacionarse con alguien”, explicó Amber. "Fue el comienzo de lo que se convertiría en un capítulo muy importante para ambos”, añadió.
Cierto o no, e incluso existiendo la posibilidad de que Mary supiera a la perfección que el comensal que se sentó en aquella cena frente a ella era un príncipe, una cosa es innegable: la atracción entre ambos fue real y terminó en un boda de ensueño.
Durante tres años, la pareja tuvo una discreta relación a distancia, hasta que en octubre de 2003 se anunció formalmente su compromiso. Siete meses más tarde, los novios dieron el sí ante el altar y Mary, de 32 años de edad, se convirtió en princesa y futura reina de Dinamarca. La reina Margarita, muy emocionada, besó a su hijo y a Mary, dejando claro así que aceptaba sin reticencias como nuera a la esposa elegida por Federico.
El matrimonio real tienen cuatro hijos: Christian (14), Isabella (12), Vincent y Josephine (9).
El año pasado la soberana danesa, de 80 años, que no tiene la más mínima intención de abdicar tuvo un gesto histórico al convertir a la princesa Mary, de 48, en nueva regente de la corona en la apertura del Parlamento danés.
Convencida de que Mary está completamente preparada para sentarse en el trono al lado del príncipe Federico, en el futuro, la monarca reconoció su trabajo y su absoluta dedicación a la familia real.
El mes pasado la princesa Mary de Dinamarca que, después de unas semanas de vacaciones con la familia al sur del país disfrutando de unos días de relax, protagonizó un despiste en su vuelta al trabajo que obligó a disculparse públicamente.
A su llegada a un acto oficial, la esposa del príncipe heredero estrechó la manos de uno los anfitriones delante las cámaras. Este gesto cotidiano en tiempos de coronavirus se ha convertido en algo totalmente prohibido. Ante la atención acaparada por su desliz, ella no dudó en tomar las redes sociales para pedir perdón y recordar que, a pesar, de su lapsus, la lucha contra la COVID-19 no se ha acabado.
“Cuídense y cuiden a los demás”, afirmó la princesa danesa, que también recordó a sus seguidores en las redes sociales lo necesarias que son las mascarillas todavía.
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