Desde su papel de inspector David Toschi en el thriller “Zodiac” hasta Hulk en “Los Vengadores”, Mark Ruffalo ha hecho una carrera como actor con mucho éxito y se ha ganado el reconocimiento tanto sus pares como del público. Recibió premios y nominaciones como actor, incluido un Emmy por “The Noble Heart” y el Premio Humanitario BAFTA en 2014. Fuera de su carrera en el cine, Ruffalo se ha involucrado en temas humanitarios y ambientales. Si bien hoy es una figura reconocida por su profesionalidad y altruismo, le ha costado mucho llegar a ese lugar. Más de lo que la mayoría de la gente podría asumir. Dos inesperadas pérdidas, un tumor cerebral que lo obligó a retirarse por un tiempo de la actuación, y una depresión con la que lucha desde niño, son algunas de experiencias más duras que tuvo sobrellevar. Pero se dio por vencido.
Mark fue un joven actor lleno de dudas y sin un trabajo fijo. Vivía en condiciones deplorables y no veía un futuro para él en el cine. “Soy un perdedor, actúo en películas, pero nadie las ve. Mi hermano paga mis multas de estacionamiento”, confesó que solía pensar.
Ruffalo se ha hecho, a sus 52 años, toda una celebridad en Hollywood. Sus fanáticos aman su interminable sonrisa. Pero la vida no siempre le ha sonreído al actor. De hecho, ha tenido que vivir alguna que otra situación realmente dura.
Para empezar, cuando era niño le costaba estudiar y se sentía un extraño. El propio actor confesó que sufrió de dislexia sin diagnosticar. Siendo muy joven, su padre los dejó a él y a su familia en completa bancarrota. Luego fue por su sueño pero perdió la cuenta de todas las veces que le dijeron que no. Todo esto le desencadenó graves problemas de ira, frustración y depresión. En poco tiempo su apartamento se llenó de agujeros en la pared y con posters que tapaban los golpes que daba en sus días de “enfado”. Luego llegaron tragedias personales que lo marcaron para siempre y casi lo alejan de la pantalla grande.
Tiempos oscuros
Mark Ruffalo ha lidiado con la depresión desde que era niño. En la escuela, a menudo se sentía como un extraño. En una entrevista con New York Magazine, Ruffalo se sinceró sobre su dura niñez. Mientras aún estaba en la escuela secundaria, los amigos hablaban sobre sus sueños y los padres le preguntaban a Mark sobre sus planes después de la graduación. Aunque Ruffalo quería ser actor, se sentía avergonzado y mentía. Dijo que pasó la mayor parte del tiempo fumando, surfeando y deambulando sin rumbo fijo, un período en el que estaba “casi listo para saltar de un puente”.
Durante una entrevista con The Observer, Ruffalo comentó sobre su depresión .“Es distimia. Es una depresión prolongada y de bajo grado todo el tiempo”, se sinceró. “He estado luchando con eso toda mi vida. Es como una depresión leve que está corriendo todo el tiempo en segundo plano”.
Ruffalo también describió su infancia y experiencias de cuando era joven. Creció en Kenosha, Wisconsin, junto a su hermano y dos hermanas. Su padre, Frank, era dueño de un negocio de pintura para la construcción que heredó de su padre, mientras que su madre, María, trabajaba como estilista. Después de un tiempo, el negocio de Frank Ruffalo se hundió, lo que llevó a la familia a mudarse a Virginia cuando Mark tenía 13 años. Allí, Frank inició un nuevo emprendimiento que funcionó unos años. Con mala suerte nuevamente, toda la familia Ruffalo se mudó a San Diego, donde el patriarca de la familia pensó que podría encontrar trabajo. Desafortunadamente, solo pudo encontrar un empleo temporal y la situación financiera de la familia se precipitó hacia la bancarrota. En ese momento, Mark acababa de graduarse de la escuela secundaria. En varias entrevistas, recordó que la familia vivía en un vecindario humilde donde se vendían drogas.
Cuando habla de las luchas de su infancia, la situación financiera de la familia Ruffalo no es lo único que le hizo la vida más difícil al joven Mark. La escuela primaria siempre fue una lugar oscuro para él; en una entrevista con Parade, Ruffalo dijo: “Me sentía miserable. Sentí que no pertenecía”. Años más adelante, el actor descubrió que algunos factores que contribuyeron a esos pensamientos negativos a tan corta edad se debieron a que sufría de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y dislexia.
En 2017, se asoció con Child Mind Institute para participar en su iniciativa #MyYoungerSelf, a través de la cual las celebridades hablaban sobre cómo vivir con un trastorno de salud mental o de aprendizaje. Cuando creció y tuvo su propia familia, Mark finalmente se mudó a la ciudad de Nueva York para que sus hijos pudieran ir a una escuela con un buen programa para estudiantes disléxicos porque no quería que sus hijos pasaran por las mismas luchas que él experimentó.
Perder a un amigo
Mientras Mark Ruffalo vivía en Los Ángeles y tomaba clases en el conservatorio Stella Adler, tenía un mejor amigo llamado Michael. En una entrevista con la revista Parade, Ruffalo describió cómo él y su amigo se mantuvieron unidos: “Él era el único que conocía con tristeza que era el único con quien yo podía hablar".
En 1994, el mejor amigo de Mark se suicidó. Su muerte lo afectó profundamente. Pese a todo tuvo un impacto positivo y lo ayudó a salir adelante. “Cuando murió, me sacó de una oscura depresión”, recordó. “En el momento en que se fue, me di cuenta de que la muerte no era un escape, que el suicidio no era una respuesta”. El actor dijo que partida de Michael lo ayudó a darse cuenta del valor de su propia vida, impidiéndole tomar la misma decisión. Para Ruffalo, la actuación se convirtió en una forma de sobrellevar y superar el dolor de su juventud.
Problemas de salud
Después de soñar que había desarrollado un tumor cerebral, Ruffalo se preocupó y decidió consultar a un médico. Tras una tomografía computarizada, recibió un diagnóstico de neurinoma acústico. Debido a que su esposa estaba esperando su primer hijo, mantuvo la noticia del tumor en secreto, pero varias semanas después del nacimiento de Keen, se sometió a una cirugía para extirparlo. Tanta fue la desesperación de Mark que este decidió grabar un video para su hijo en caso de que este muriese antes de verlo nacer. Aunque la operación fue un éxito, el actor quedó con parálisis facial y sordera en su oído izquierdo.
El desafortunado diagnóstico también llegaba cuando Ruffalo estaba escalando en Hollywood. Cuando recibió la impactante noticia, estaba trabajando en la película de 2001 “The Last Castle”, protagonizada por Robert Redford y James Gandolfini. Justo cuando la carrera de Ruffalo comenzaba a mejorar, se vio obligado a dejar de actuar debido a su estado de salud.
El largo camino hacia la recuperación
Incluso después de que se extirpó el tumor, la parálisis del lado izquierdo de la cara de Mark Ruffalo complicó durante un largo tiempo al actor. Ruffalo permaneció en un exilio autoimpuesto, rechazando la visita de colegas y amigos por igual. El intérprete tuvo dificultades para aceptar el hecho de que no podía trabajar. Como le contó a New York Magazine, se puso en contacto con el director M. Night Shyamalan, que estaba preparando su próxima película “Signs”, en un intento de mantener su trabajo en el cine "Estaba planeando cosas para mi personaje”, admitió Ruffalo, que pensó en un hombre que "tuvo un accidente de motocicleta y está paralizado en el lado izquierdo de la cara’”. Shyamalan acordó considerar la idea, pero lamentablemente, todo fracasó cuando los médicos de Ruffalo le comunicaron que no estaba en condiciones de actuar. Había estado en el hospital una semana antes y le dijeron que su sistema inmunológico no era lo suficientemente fuerte como para que pudiera volver a trabajar.
En diálogo con The Telegraph, Ruffalo dijo que después de seis meses de parálisis, las posibilidades de recuperar el control de toda su cara eran remotas. Sin embargo, logró superarlo: el actor comenzó haciendo movimientos muy leves y ese fue el comienzo de una recuperación que aún tomaría varios meses más.
Un proceso doloroso
Hacer frente a la parálisis resultó bastante difícil, pero el camino hacia la recuperación planteaba nuevos desafíos. Según Ruffalo, sumó 20 kilos después de su operación. Además, los medicamentos que tomaba le provocaba problemas para mantener el equilibrio. Si bien el actor describió este efecto secundario como algo cómico, también explicó que lo limitaba para cuidar a sus hijos. También tenía dificultades para entender y resolver cuestiones básicas como hacer un nudo de la zapatilla.
En una entrevista con la Acoustic Neuroma Association con respecto a sus experiencias antes y después de su operación, Ruffalo dijo que se centraba en tratar de mover los músculos de la cara durante aproximadamente una hora todos los días. También realizaba largas caminatas. Estas rutinas lo ayudaron a acelerar su recuperación. Además explicó que se sometió a varias terapias para ayudar a aliviar la parálisis, incluida la acupuntura y otras formas de medicinas alternativas.
Ruffalo dijo que la meditación lo ha ayudado a lidiar con la ansiedad.“Es una práctica diaria que calma tu cerebro y ralentiza el tiempo, por lo que no estás tan atrapado en tus reacciones inmediatas a las cosas”, explicó. “Mi trabajo empezó a cambiar, mi suerte empezó a cambiar. La forma en que me veía el mundo cambió”, dijo en declaraciones a la revista Rolling Stone.
Una ausencia y rumores
Como resultado de sus problemas de salud, el actor permaneció fuera del ojo público durante aproximadamente un año para concentrarse en su recuperación. Aunque quería volver a la actuación, sus médicos le desaconsejaron enfáticamente. Durante su diagnóstico y recuperación, con la excepción de sus amigos cercanos y familiares, Ruffalo mantuvo en secreto los detalles sobre su condición. “No quería visitas”, recordó más tarde. “Me sentía increíblemente miserable, y lo que fue peor fueron las reacciones de la gente al verme. Fue devastador para ellos”.
A los fanáticos les pareció como si Ruffalo simplemente desapareciera en el aire. Durante su descanso de la actuación, algunos especularon sobre las razones de su repentina desaparición. “Hubo todo tipo de rumores sobre lo que me había pasado”, dijo. “Drogas, alcoholismo, VIH”. Finalmente, se corrió la voz sobre el diagnóstico de Ruffalo y su cirugía posterior, poniendo fin a esos rumores.
Una muerte en la familia
En el 2008 el actor enfrentaría otra muerte inesperada. El 1° de diciembre, el hermano de Mark, Scott, aparecía con un tiro en la sien en su departamento de Los Ángeles. Inicialmente, se creyó que se trató de una herida autoinflingida jugando a la ruleta rusa, pero finalmente el caso fue declarado homicidio. Siete días más tarde, fallecía a los 39 años. La policía interrogó a Shaha Mishaal Adham y a su novio Brian Scofield quienes se presentaron voluntariamente. Según Adham, visitó a Scott para recuperar las llaves de su coche; ella le dijo a la policía que cuando llegó escuchó un disparo. La policía arrestó a Adham pero finalmente la liberó y no se presentaron cargos. El 6 de enero de 2012, Adham falleció, dejando el caso sin un testigo clave. El asesinato de Scott Ruffalo sigue sin resolverse. “Nunca superas lo que pasó, solo te acostumbras a ello”, se sinceró en The Guardian.
Un retiro temporal
Tras la muerte de su hermano, Ruffalo decidió tomarse un descanso de Hollywood. En su entrevista con The Telegraph, Ruffalo declaró que había estado considerando hacerse a un lado antes de la muerte de Scott debido a su creciente desilusión con Hollywood. “La muerte de mi hermano fue lo último que me derribó”, recordó. “Me hizo ver que la vida es corta y es mejor que hagas lo que quieras mientras tengas la oportunidad”. Ruffalo despidió a su agente y publicista, dejó su apartamento en Los Ángeles y se mudó a una granja en el norte del estado de Nueva York con su esposa y sus tres hijos.
Aún así, Ruffalo fue incapaz de aislarse por completo de las cámaras. De hecho, hizo su debut como director con “Sympathy for Delicious”, una película sobre un DJ con parálisis, que se estrenó en 2010. Pese a este trabajo, permaneció retirado de la actuación. Estaba considerando un cambio de carrera cuando leyó el guión de “The Kids Are All Right” en el cual interpretaba a un hombre que es contactado por dos adolescentes hijos de una pareja de lesbianas, interpretadas por Julianne Moore y Annette Bening, que usó su esperma donado para formar una familia. “Iba a ser mi última cosa”, dijo Ruffalo a CBS News. “No sabía si volvería a actuar. Pensé, '¿Sabes qué? Terminé con esa parte de mi vida por un tiempo. Quiero dirigir. Quiero escribir. Y luego, de repente, la película se convirtió en lo que se convirtió”: una nominación a los Oscar a Mejor Película. El propio Ruffalo recibió una nominación como Mejor Actor de Reparto. Afortunadamente se arrepintió y llegó el papel más inesperado de su carrera: Dr. Bruce Banner en “The Avengers”. Al principio lo dudo ya que " no se veía en ese mundo” hasta que lo llamó el propio “Iron Man”, Robert Downey Jr. (que había protagonizado con Ruffalo en “Zodiac”) y lo convenció.
Luchando por una causa
En 2010, Ruffalo ayudó a promover la película “Gasland”, un documental contra de las perforaciones para obtener gas natural. Sus esfuerzos en nombre de la producción llamaron la atención del Departamento de Seguridad Nacional de Pensilvania y, al parecer, se ganó un lugar en la lista de potencial amenaza terrorista en los EEUU. Sin alterarse, Ruffalo dijo que encontraba divertido el rumor, pero eso no impidió que diferentes medios publicaran historias sobre sus supuestos vínculos terroristas.
De hecho, según Ruffalo, algunos medios recogieron ese rumor y la combinaron con la noticia del asesinato sin resolver de su hermano para crear una historia más convincente. “Todas los medios de noticias del país lo publicaron sin molestarse en comprobar si era cierto”, dijo. James Powers, el director de la Oficina de Seguridad Nacional de Pensilvania, renunció luego que conociera en la prensa un supuesto monitoreo ilegal a grupos activistas.