Eran los años 90 y una rubia de 1,80 de altura, con pómulos marcados y ojos azules dominaba las pasarelas junto a su grupo de compañeras. Convirtieron el término “top model” en una marca registrada mundial. La fría belleza de Claudia Schiffer conquistaba a los diseñadores y a las marcas de lujo que la querían como imagen. Karl Lagerfeld la eligió para ser rostro de Chanel y la llevó a la fama. Pero quienes conocieron a Schiffer antes de la fama, nunca imaginaron que la tímida joven, nacida en el pueblo de Rheinberg el 25 de agosto de 1970, sería uno de los rostros más conocidos del mundo.
En septiembre de 2017, volvió a subirse a una pasarela con motivo del desfile homenaje a Gianni Versace dos décadas después de su fallecimiento, una vuelta en la que también participaron varias de sus míticas compañeras como Naomi Campbell, Cindy Crawford, Helena Christensen y Carla Bruni.
Este martes celebra 50 años viviendo la moda desde otro ángulo: a través del diseño. Está centrada en su faceta empresarial con una línea productos cosméticos y una colección cápsula de prendas básicas, que reflejan “su estilo personal sin esfuerzo”, como ha escrito en Instagram. En estos momentos está volcada a una exposición fotográfica sobre moda de los 90 que verá la luz en marzo de 2021. “Compartiré mi viaje personal, así como el increíble trabajo de algunos de los mejores artistas de la industria ... No puedo esperar a que todos lo vean”.
Claudia se crió en el pequeño pueblo de Rheiberg, al norte de Alemania. Soñaba con ser abogada como su padre. Pero todo cambió una noche en una discoteca de Düsseldorf cuando tenía 17 años. Michel Levaton, director de la agencia Metropolitan, se le acercó y le preguntó si quería ser modelo. Poco después las sesiones de fotos se convertirían en su trabajo diario.
“Cuando le dije a mis amigos que me iba a mudar a París para ser una modelo, ellos se rieron y me dijeron ‘es divertido, nunca vas a sobrevivir’ porque era muy tímida. Pero me di cuenta que cuando tenía maquillaje había una transformación y no me sentía como la Claudia tímida de un pequeño pueblo y podía hacer cosas escandalosas”, recordó en una entrevista para Vanity Fair en 2017.
Los años 90 significaron la consagración de Claudia Schiffer.Trabajó delante de la cámara de fotógrafos míticos como Richard Avedon, Patrick Demarchelier, Arthur Elgort, Peter Lindbergh, Steven Meisel, Herb Ritts y Mario Testino. Quienes han trabajado con ella, la recuerdan como muy profesional, puntual y detallista.
Lo que más recuerda de esa época es la “camaradería mezclada con una competencia mayor” y es que, según declaró a la revista Dazed, si a alguien admiraba en esa época era a Naomi Campbell. “Tenía el mejor cuerpo que hubiera visto”.
Es consciente de que proyecta una imagen fría y distante, pero asegura que es debido a su extrema timidez, una forma de ser que la llevó a encerrarse en su mundo y a ser muy estricta con su trabajo. “Nunca tuve la necesidad de estar en el foco de atención”, explicó a la revista Elle. “Cuando empecé como modelo, no fui a la agencia y dije: ‘Quiero ser modelo’. Nunca lo vi como: ‘Quiero ser famosa’. Lo enfoqué más bien como: ‘Quiero ser buena y llegar a lo más alto'”, relató en la ultima entrevista. El éxito le llegó tras hacer una campaña de ropa vaquera para la firma Guess en la que recordaba a Brigitte Bardot.
Karl Lagerfeld se fijó en ella, buscaba reinventar Chanel y la sustituyó a Inès de la Fressange. Durante sus años de más éxito se sentía como si fuera una estrella del rock. “No podías entrar en el coche a no ser que te hicieran un camino. Había seguridad en cada desfile, y hasta tenían que vigilar mi ropa interior porque a menudo me la robaban”, desvelaba.
Protagonista de un millar de portadas, cientos de horas en televisión y millones de fotografías, Schiffer, es una de las mujeres más retratadas y reconocidas de las tres últimas décadas, tanto que la casa Hermès le ofreció poner su nombre a un bolso como hizo con Grace de Mónaco y el famoso “Kelly”.
A diferencia de esos años, en la que Claudia sentía una conexión increíble con sus compañeras como la misma Naomi o Cindy Crawford, cree que las modelos más famosas de la actualidad enfrentan mayores retos en la industria. “Es muy difícil compararnos porque ellas tienen su propio nivel de éxito digital y es más duro para las chicas porque hay mucha más competencia, pero gracias a Dios (por las redes sociales) porque ahora ellas tienen una plataforma donde pueden mostrar quiénes son realmente y crear plataformas para sí mismas”.
Y si hablamos de redes sociales, la ahora empresaria tiene en su cuenta de Instagram 1,3 millones de seguidores, muy lejos de los más de 49 millones de Gigi Hadid o los 25 millones de su hermana Bella. Pero para quienes siguieron la carrera de la top model, su cuenta de Instagram es una fuente de imágenes vintage de Claudia: sus portadas de revista icónicas, sus sesiones más famosas y también un vistazo a su vida actual.
Ahora, Claudia disfruta los desfiles de moda desde otro lugar. “Es un mundo diferente y estoy feliz de decirle a las nuevas chicas ‘esto es de ustedes ahora'”.
La modelo pensó que su último desfile sería el de Yves Saint Laurent en 2002, pero en septiembre de 2017 se dio una reunión que podría catalogarse ya como legendaria.
Schiffer, Carla Bruni, Naomi Campbell, Helena Christensen y Cindy Crawford, la poderosa armada de top models de los años 90, desfilaron en una pasarela que se organizó como homenaje a Gianni Versace, a dos décadas de su muerte.
“Era todo supersecreto, ninguna de nosotras podía contarle a nadie nada, y cada una nos quedamos en un hotel diferente”, detalló la alemana sobre el encuentro.
En realidad se trató de un caso excepcional. Después de más de una década de trabajo duro, Schiffer decidió poner un alto a las pasarelas para dedicarse a criar a sus hijos: Caspar, Clementine y Cosima, nacidos de su relación con con el productor cinematográfico Matthew Vaughn, con quien se casó en 2002 tras un romance de seis años con el mago David Copperfield.
Hoy Claudia vive feliz en una casa de campo en el pueblo de Oxfordshire, Inglaterra. “Yo soy una mujer sencilla, no tengo nada especial, me siento como una mujer normal”, ha dicho la ex top model en muchas ocasiones.
Pero el no estar en las pasarelas no ha impedido que Schiffer se mantenga activa de alguna manera en el mundo de la moda.
En 2017 celebró sus 30 años de carrera y presentó un libro con más de 1.000 de sus portadas de revistas favoritas. De hecho es la modelo con el récord de apariciones en tapas.
“He trabajado en este negocio por 30 años y lo amo. Amo la moda y he aprendido mucho de estos talentos increíbles. Para mí, es sólo diversión si estoy envuelta en el lado creativo de las cosas, el marketing, la promoción, eso es lo que sé. Estoy haciendo esto porque es divertido. No lo estoy haciendo porque necesite hacer más dinero. No quiero hacer algo donde sólo este puesto mi nombre en algo”, explicó en una entrevista para Vanity Fair.
Para demostrar que Claudia sigue presente basta recordar que la revista Forbes la catalogó como una de las modelos mejor cotizadas, con una fortuna estimada en USD 100 millones .
Schiffer demostró que el paso del tiempo y sus tres embarazos no han hecho mella en su esbelta figura con una fotografía en la que posó desnuda y cubriendo sus zonas íntimas únicamente con un bolso de la firma Chanel. También se mostró sin ropa para la revista Vogue Italia para conmemorar los 25 años de su primera aparición en esa publicación.
La belleza alemana cobró USD 200.000 por aparecer en una sola escena de la película “Love Actually”, hace más de una década. Y hablar de sueldos millonarios no es algo ajeno a la modelo. Ya en 1998 cobró USD 3 millones por una campaña para una automotriz.
Después de haber conseguido todo en el mundo de la moda, Claudia no teme a la edad y dice sin problema que su parte favorita de envejecer es “tener más recuerdos en el banco de la memoria y ver a mis hijos florecer”.
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