Michelle Pfeiffer sorprendió hace unos días con una foto en Instagram en la que lució radiante a sus 62 años, sin maquillaje y sin ningún filtro de por medio.
Con una amplia trayectoria en Hollywood y ya lejos del estatus de “sex symbol” en el que la colocaron, Michelle se ve ahora como una mujer satisfecha con su edad y su apariencia.
Pero no siempre fue sencillo, porque parece que en Hollywood es un pecado envejecer.
La propia Michelle lo reconoció en una entrevista de octubre de 2013 para la revista Ladies Home Journal.
“Tener que verte envejecer en una pantalla de cine gigante simplemente no es natural”, confesó la actriz, que entonces tenía 55 años. “Puede causar estragos en tu psique”.
“Mi dermatólogo me dijo una vez: ‘¿Conoces ese espejo de aumento 10X que tienes en el baño? Tíralo’. Fue el mejor consejo que nadie me dio. ¡Por supuesto, ahora mis ojos están más débiles y no puedo ver para maquillarme sin ese espejo!”, recordó divertida.
Tras una época de intensa presión por su apariencia, Pfeiffer logró hacer las paces con ella misma.
“Puedes empezar a lucir genial para tu edad. Ya no tienes que parecer joven. Me mudé al otro lado: tengo 55 años, lo cual es un poco demasiado cercano a los 60, pero ahora lucir genial para mi edad está bien”, explicó en aquella charla de 2013.
Courteney Cox, la estrella de Friends, también sintió la presión por su edad y apariencia.
“Creo que envejecer es difícil en general. Me siento como si tuviera 34 años, así que la idea de que no lo sea no me parece natural. No lo entiendo. Me siento mejor de lo que me he sentido en toda mi vida. Ahora me cuido mucho mejor. Pero Hollywood, este negocio, lo hace más difícil”, reconoció en una entrevista de 2017 para NewsBeauty.
“Crecí pensando que la apariencia era lo más importante. Eso es un poco triste porque me metió en problemas. Estaba esforzándome mucho por mantener el ritmo y de hecho empeoré las cosas”, confesó la actriz, quien cumplió 56 años el pasado junio.
Y es que después de conquistar a millones en todo el mundo gracias al personaje de “Monica Geller”, pronto la apariencia de Cox fue acaparando los titulares, pero no de manera positiva.
Un día se miró al espejo y no se reconoció. Fue entonces cuando entendió que debía poner un alto a sus intervenciones.
“Creo que hay una presión para mantenerte reluciente, no sólo por la fama, sino simplemente por ser una mujer en este negocio. Envejecer, no es lo más fácil, pero he aprendido lecciones, creo que tenemos que aceptarlo porque no hay forma de escapar”.
Melanie Griffith es otra de las famosas que ha alzado la voz acerca de la obsesión de Hollywood con la juventud y es que en 2013, cuando tenía 56 años, le costaba mucho encontrar papeles buenos para seguir trabajando en la industria.
“Es lo que nunca pensé que pasaría cuando tenía entre 20 y 30 años, escuchar a las actrices quejarse de no conseguir trabajo cuando cumplieran 50. Ahora lo entiendo, es simplemente diferente. En muchos sentidos, (Hollywood) es un lugar muy superficial”, comentó a Fox News.
“Se trata de juventud y belleza, al menos para las mujeres. Solo tienes que seguir mordiendo y abriéndote camino, haciendo teatro. Creo en ser realmente buena y en trabajar en mi oficio, que es como comencé en primer lugar. Realmente me gusta eso en contraposición a la parte de la fama. “En esta época ... la mayoría de los guiones son tan asquerosos, estúpidos y superficiales. Ya no es que tenga tantas cosas”, añadió en su discurso contra la superficialidad de Hollywood.
Más presión
Para Sharon Stone los problemas con la edad no iniciaron después de que cumplió 50, sino en sus 40, como ella misma lo recordó hace unos meses en una entrevista para la edición alemana de Vogue.
“Hubo un momento en mis cuarenta cuando entré al baño con una botella de vino, cerré la puerta y dije: ‘No saldré hasta que pueda aceptar completamente mi cuerpo’”.
Con el paso del tiempo, la actriz -hoy de 62 años- aprendió a amarse.
“Me gusta mucho más mi cuerpo. Estoy tan agradecida con mi cuerpo. Cuando era más joven, todos me decían qué le pasaba a mi cuerpo, también esto, también aquello'”, comentó en otra charla con Allure, el año pasado.
En esa plática también habló de lo difícil que es para una mujer seguir trabajando en Hollywood después de llegar a cierta edad, aun cuando en su caso, por ejemplo, había alcanzado gran fama gracias a Basic Instinct.
“Mis 40 fueron tan hermosos. No podía trabajar porque a las mujeres, una vez que llegaban a los 40, no se les daba trabajo en Hollywood. Yo era una madre con tres hermosos niños pequeños. Me estaba recuperando de una lesión cerebral masiva, y estaba constantemente en la corte de custodia por mi hijo mayor “, dijo. “Pero hubo algo maravilloso en ese período de todos esos desafíos. Y aunque nadie quería salir conmigo, nadie querría una mujer que tuviera hijos pequeños, fue un período de reconciliación y cambio, y de comprensión de mí mismo. Fue mi período de mayor cambio, pero el período en el que pensé que era la más hermosa “.
Y es que el mote de “sex symbol” agrega aún más presión a las famosas.
Así lo comentó Salma Hayek, quien a los 53 años ya se siente libre de cualquier presión por su apariencia y libre para elegir sus papeles.
Aunque tampoco es que le haya resultado tan fácil, sobre todo por las voces que revoloteaban a su alrededor llenándola de angustia.
“Nunca antes había tenido tanto trabajo. Siempre te aconsejan que ahorres dinero porque todo se habrá acabado para ti cuando cumplas los 30. Pero también me dijeron que nunca conseguiría trabajo en Los Ángeles, porque era mexicana y tenía acento. Ahora tengo 50 y estoy trabajando más que nunca antes. Los mejores personajes son de mujeres de treintaitantos para arriba. Como actriz, son más interesante. Ahora me he librado por fin de la etiqueta de sex symbol”, contó a Rhapsody en 2017.
De distinta generación que Salma, Jessica Lange ya había hablado sobre el asunto.
“La discriminación por edad es omnipresente en esta industria. No es un campo de juego nivelado. No es frecuente ver a mujeres de 60 años interpretando protagónicos románticos, sin embargo, verá hombres de 60 años interpretando protagonistas con coprotagonistas décadas más jóvenes”, señaló a People la intérprete de 71 años.
En el mismo sentido habló Jane Fonda, de 82 años, otra actriz de amplia trayectoria en Hollywood.
“(En la industria) se ve bien que los hombres envejezcan, porque los hombres se vuelven más deseables al ser poderosos. Con las mujeres se trata de cómo nos vemos. Los hombres son muy visuales, quieren mujeres jóvenes. Así que, para nosotras, se trata de intentar permanecer jóvenes”, comentó a Daily Telegraph.
Patricia Arquette alzó fuerte la voz sobre el tema. “¡El envejecimiento es simplemente normal! Eso es todo lo que hay que hacer ... Es patético, y se ve patético cuando escucho que un actor de 55 años no actuará frente a una mujer de 42 porque ‘es demasiado mayor para él’”.
Pero la presión sobre la apariencia no es únicamente con las mujeres que pasan de los 40, Carey Mulligan reveló que a sus 25 años ya le habían sugerido que se pusiera botox.
Fue un médico de Los Ángeles, la ciudad donde se mueve casi todo alrededor de la industria de Hollywood, quien le hizo la propuesta.
“¿Entonces no puedo mover mi cara?”, preguntó la actriz. “¿No es eso la antítesis de lo que estoy tratando de hacer como actriz? Solo en Los Ángeles alguien intentaría administrarte Botox cuando tienes 25 años”, comentó a Elle.
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