Luego de haberse hundido un 70% en comparación con el año anterior, debido a la crisis que causó el COVID-19, las acciones de AMC, la mayor empresa de salas de cine de mundo, repuntaron la semana pasada. La razón fue un rumor: Amazon estaría a punto de comprar la cadena. Pero, ¿por qué querría Jeff Bezos, uno de los pocos empresarios del mundo que aumentó su fortuna ya inmensa —es el hombre más rico de la actualidad— durante el colapso económico del nuevo coronavirus, comprar una línea de negocios agonizante?
“Las redes de streaming directo al consumidor han desplazado a los cines en los años recientes, a medida que cada vez más los éxitos son producidos y estrenados por empresas como Netflix”, dijo Danyaal Rashid, analista de GlobalData, al medio de la industria Observer. Una de esas compañías es precisamente de Bezos, Amazon Studios: la primera de su clase en recibir un Oscar, en 2017, por Manchester By The Sea.
“A pesar de eso, las empresas de streaming tienen problemas para llevar su contenido a los cines para estrenos en salas, excepto que acepten una ventana de exclusividad de tres meses”, siguió Rashid. “Amazon podría superar ese escollo si adquiere AMC, lo cual le permitiría lanzar simultáneamente un blockbuster en su servicio Prime Video y en salas de cine. Sin embargo, y a pesar de la fanfarria que se asocia a un lanzamiento en cines, no queda claro hasta qué punto las ofertas de cine serían lucrativas para Amazon si tenemos en cuenta la disminución del tráfico en cines”.
La caída de la asistencia del público a las salas comenzó a decaer hace décadas, con la tecnología del videocasette y luego el DVD, y se profundizó con el streaming. La imposibilidad de compartir un espacio público con muchas otras personas, derivada del COVID-19, empeoró gravemente la situación.
The Daily Mail lanzó la noticia, sin revelar la identidad de las fuentes, sobre “la posible adquisición de AMC por parte de Amazon”. Dada la caída en el valor de las acciones de AMC, Amazon podría comprarla por poco, especuló el medio. “Un acuerdo marcaría un momento trascendental en la historia de la industria del cine y daría a los gigantes del streaming un control aun mayor sobre Hollywood”.
No es la primera vez que el empresario del comercio electrónico y de los servicios de computación en la nube se interesa por un rubro del mundo físico: en 2017 compró la tienda de alimentos Whole Foods por USD 13.700 millones. Ya había intentado comprar una cadena de cines, Landmark Theatres, en 2018, pero Cohen Media Group superó su oferta. También Netflix había estado interesada en Landmark en aquel momento.
Pero AMC tiene una escala muy diferente a Landmark: posee 10.000 pantallas en el mundo contra 250 en los Estados Unidos. AMC comenzó una fuerte expansión en 2012, con dinero del conglomerado chino Dalian Wanda, pero el salto resultó contraproducente, al punto que actualmente la empresa carga con una deuda de USD 5.000 millones, según el Daily Mail. “El mes pasado AMC recaudó USD 500 millones de inversores en bonos en un esfuerzo por mantenerse a flote durante la crisis”.
Además, las salas están en conflicto con la industria. Semanas atrás AMC anunció que no proyectaría más películas de Universal, uno de los estudios más grandes de Hollywood, luego de que el director ejecutivo NBC Universal Media, Jeff Sell, dijera que podrían empezar a estrenar películas on demand al mismo tiempo que en cines, luego del exitoso lanzamiento de Trolls World Tour.
Fortune analizó la posible compra de Amazon luego del impacto del rumor en el valor de las acciones de AMC. Y encontró algunas razones por las cuales Bezos podría ver aspectos positivos al negocio. En primer lugar, dado su enfoque de crecer primero y obtener ganancias después, Amazon podría reducir el precio de las entradas en un par de dólares, del mismo modo que redujo los precios de algunos productos en su supermercado Whole Foods. “El descuento daría a los cines de la marca Amazon una ventaja competitiva inmediata para atraer a los consumidores de la competencia nacional como Regal y Cinemark”, explica el artículo.
También podría integrar las salas de cine a los beneficios de su paquete principal de suscripción, Amazon Prime. Por ejemplo, actualmente AMC tiene un programa de tres películas semanales por USD 20 o USD 25 mensuales, según la región. Del mismo modo que hace con las ofertas semanales de Whole Foods o los envíos gratuitos en 48 horas, Bezos podría incluir el acceso descuentos en las entradas para los miembros de Prime.
La compra de AMC permitiría a la vez un canal de nuevos suscriptores a Prime: muchos de los que actualmente están suscritos a la A-List, el programa de AMC. Según consideró The Motley Fool (TMF): “El gigante del comercio electrónico no solo accedería a los hábitos de consumo de los espectadores de cine en salas, sino que se convertirían efectivamente en miembros de Prime, quienes gastan más en Amazon que aquellos que no son miembros”.
Amazon podría también aumentar su injerencia en Hollywood. Con unos 1.000 cines de más de 10 salas cada uno en 15 países, AMC daría a Amazon Studios una gran plataforma. Según TMF, si bien la producción de cine y series de Bezos empalidece en comparación con la de Netflix, tiene un volumen aproximadamente idéntico al de "estudios más tradicionales como Walt Disney y Paramount Pictures, de Viacom CBS. En 2019 Amazon produjo unos 70 nuevos títulos, de los cuales una docena fueron largometrajes. Eso podría alentar a Amazon Studios a “producir más títulos, y más llamativos, que podrían atraer a los consumidores para que salgan de sus hogares”, donde existe un mercado de USD 12.000 millones en entradas por año.
Fortune coincidió: “Al agregar tantos locales a su cartera, Amazon podría lanzarse a la misión de reclutar a los mejores directores, guionistas y actores de Hollywood. El discurso de venta: ‘Ya no somos una empresa de streaming principalmente que cada tanto hace un éxito independiente que se proyecta en salas durante dos semanas a fin de ser considerado para el Oscar; únete a nosotros y pondremos tu trabajo todas las noches en la mayor cadena del mundo’”. Y sin dudas lo priorizaría antes que obras de otros estudios. E inmediatamente después lo ofrecería en Prime Video.
“¿Suena ilegal?”, se preguntó la revista de empresas. “Según la jurisprudencia actual, lo es. Un fallo de la Corte Suprema de 1948, en el caso Estados Unidos vs. Paramount Pictures, prohíbe a los estudios cinematográficos ser propietarios de sus propios cines en nombre de la defensa de la competencia. Sin embargo, a finales de noviembre [de 2019] el responsable antimonopolios del Departamento de Justicia, Makan Delrahim, anunció su intención de terminar con esa normativa por considerar que ya no es necesaria”.
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