Corría la década de los 40 del Siglo XX en México y, tras la reciente apertura de la carretera nacional México-Laredo, Ciudad Valles comenzó a popularizarse como destino turístico y punto de partida para internarse en el resto de la zona huasteca de San Luis Potosí. Con este auge, personalidades del momento como Jorge Negrete y Mario Moreno “Cantinflas” visitaron la localidad en la que no faltó la presencia del actor y cantante Pedro Infante.
En aquel entonces únicamente existían en Ciudad Valles tres escuelas primarias: dos para niñas y una para niños, llamada Carlos A. Carrillo en honor de uno de los grandes educadores de México. Sin embargo, en 1942 fue renombrada como Miguel Sánchez Medina, en tributo a un general que falleció en la ciudad durante la Revolución, esto como consecuencia de la federalización educativa.
Además de aferrarse a la postura conservadora de no admitir niñas en las aulas, este centro educativo enfrentaba carencias económicas, lo que no favorecía al desarrollo escolar de los alumnos. Tiempo después se logró la apertura al género femenino, con lo que las necesidades del colegio aumentaron, pues no sólo sus instalaciones eran insuficientes, sino que se encontraban en total abandono.
Refundar la escuela e incluso cambiarla de locación para un nuevo comienzo era la intención de las autoridades del plantel, pero carecían de fondos para iniciar esta nueva era. Así que en 1950 le avisaron desde Tampico al director Eliseo Zamudio que Pedro Infante estaría por presentarse en concierto en el puerto vecino.
Aprovechando la cercanía entre Ciudad Valles y Tampico, un grupo de autoridades municipales, educativas y padres de familia se dirigieron al puerto tamaulipeco para solicitarle al recordado intérprete de “Amorcito corazón” el favor de presentarse a beneficio de la renovación de la escuela.
La respuesta de Pedro dejó a todos complacidos, pues no dudó en apoyar la iniciativa y se presentó en Ciudad Valles junto con “su compadre” Antonio Badú sin cobrar un solo centavo.
Un concierto histórico hecho de corazón
Pedro fue recibido en la localidad potosina con gran algarabía, presentándose en un escenario dispuesto frente a donde hoy es la calle 5 de mayo, por las yerberías del mercado Constitución, en lo que fue un evento inédito en la historia de la ciudad.
Al show acudieron personas no sólo de Valles sino de distintos municipios del estado, en la calle Porfirio Díaz las personas colocaban mesas encima de otras para obtener una mejor visibilidad del espectáculo que fue atestiguado por cientos de personas.
En el magno evento, el sinaloense nacido el 18 de noviembre de 1917, prometió besar a la chica más bonita de la concurrencia, y una joven de la localidad, Gloria Pacheco, fue quien resultó elegida para sellar su admiración por el cantante ranchero con un beso en la mejilla.
Ya con el terreno conseguido por la donación del señor Romualdo del Campo, ese día se recaudó el dinero suficiente para comenzar la construcción de la nueva escuela, que hoy se conoce como Antero G. González.
El 20 de noviembre de 1953 quedó inaugurada la institución educativa e inició clases en 1954 con el nuevo ciclo escolar. A partir de ese momento comenzaron a surgir en Ciudad Valles otras escuelas primarias como la Daniel Delgadillo de la colonia Estación, y las rurales de la Pila, El Pujal, entre otras más.
Un vuelo inesperado
La relación entre el ídolo de la época de oro del cine mexicano con Ciudad Valles no terminó ahí, pues el día de su muerte también estuvo vinculado con la localidad huasteca: el 15 de abril de 1957, cuando no existían los teléfonos automáticos, la operadora Regina Álvarez Lamar se enteró a temprana hora de la trágica noticia, cuando el avión que Pedro piloteaba se desplomó durante su despegue.
La joven dio la mala nueva apenas minutos después de ocurrida a Federico Reyes Márquez, locutor de la radiodifusora XECV, que fue de las primeras emisoras en México en dar a conocer la tragedia ocurrida a las 8 de la mañana en Mérida, Yucatán.
En sus 39 años de existencia, “El inmortal” filmó alrededor de 60 películas, obtuvo premios internacionales como el Oso de Plata del Festival Internacional de Berlín por su actuación en “Tizoc”, y el Globo de Oro a la mejor película extranjera en Hollywood; el recordado “Pedrito” grabó más de 300 canciones que hasta la fecha siguen sonando en los hogares de México y el mundo, y su tumba localizada en el Panteón Jardín de la Ciudad de México es visitada año con año por cientos de admiradores. La actual pandemia de coronavirus es la causa por la que este año su homenaje en el lugar ha quedado suspendida, según lo dado a conocer por su hija Lupita Infante: “Sabemos que esta es la decisión más responsable, esperamos contar con su comprensión y apoyo en estos tiempos”.
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