La belleza y la enigmática personalidad de María Félix ha sido tema de conversación en distintos círculos de la sociedad a través del tiempo, pues su figura, una de las máximas exponentes del cine de oro mexicano, trascendió fronteras y ámbitos.
Famosa a nivel mundial y admirada por hombres de distintas latitudes, María Félix fue una rompecorazones que se casó en cuatro ocasiones y estuvo comprometida otras tantas. Uno de ellos fue Enrique Álvarez, con quien se casó a los 16 años y quien fuera el padre de su único hijo. Otro fue el aclamado compositor Agustín Lara, a quien María ya admiraba desde muy joven y también el hacendado Jorge Pasquel, quien la presentó con la élite del México de los años 40.
Sin embargo, uno de sus romances más publicitados y fugaces fue con el actor argentino Carlos Thompson. Los histriones se conocieron en la Argentina en 1952 durante la filmación de la película “La pasión desnuda”, obra del director Luis César Amadori.
Procedente de Italia donde había pasado una temporada filmando las cintas “Incantessimo tragico” y “Mesalina”, la actriz nacida el 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora, abordó en Génova el trasatlántico de lujo Giulio Cesare con la intención de desembarcar en Argentina. Ahí, un pasajero del barco, Francesco Aldobrandini, personaje perteneciente a la nobleza italiana y admirador suyo, fue quien la convenció en pleno viaje a ir primero hasta Río de Janeiro para presenciar el carnaval.
Luego de pasar un tiempo al lado de “su amor del momento”, María Bonita tomó un avión que la llevó de Río a Argentina para comenzar la filmación de la película que habría de protagonizar junto a Carlos Thompson, quien para aquella época ya era considerado uno de los actores más reconocidos del país sudamericano.
En Buenos Aires, donde fue recibida con honores, María entabló una amistad con Eva Perón, quien la acogió en La Casa Rosada y la presentó con importantes personajes del país.
Durante la grabación de “La pasión desnuda”, melodrama que narra la historia de una mujer que busca vengarse de todo hombre que se cruce en su camino debido a una decepción en el amor, Thompson quedó prendado de la diva mexicana y luego de una relación de seis meses se mostró dispuesto a llevarla al altar.
En ese periodo, María recorrió al lado de Carlos los sitios más elegantes durante el día y los más divertidos durante la noche, donde aprendió a bailar y a cantar tango. Fascinada por los modales aristocráticos de Juan Carlos Eduardo Mundin Schaffter, el nombre real de Carlos Thompson, accedió a casarse.
La historia de amor entre la soberbia diva de cejas alzadas y el galán argentino trascendió la pantalla y ambos se comprometieron, e incluso María mandaría a llamar a su hijo Enrique Álvarez Félix para que estuviera presente en el enlace más anhelado por el público argentino.
Cuando había transcurrido un periodo de cuatro meses de filmación, María recibió la llamada del director mexicano Emilio “El Indio” Fernández, con quien ya había cosechado grandes éxitos del celuloide como “Enamorada” y “Río escondido”, para ofrecerle el papel protagónico en “El rapto”, cinta que constituyó su regreso a las películas mexicanas.
La Doña no dejó pasar la oportunidad y en un arranque de determinación le dijo a Thompson que en cuanto finalizara la filmación de “La pasión desnuda” volvería a México a promocionar dicha cinta y a anunciar su futuro matrimonio. Thompson, enamorado como lo estaba, acató su decisión y se mantuvo a su espera en la Argentina, donde se casarían más tarde.
María hizo gala de su temperamento voluntarioso y, una vez estando en México, y días antes de la boda, concluyó que lo único que la unía a Thompson era una mera atracción física y no un verdadero amor como para unirse a él.
Fue así como Félix canceló los planes rompiéndole el corazón a Thompson, quien se encontraba solo en su país padeciendo los rumores de la prensa del corazón que inventó de todo para justificar el repentino distanciamiento.
Según distintas voces, el galán de ojos azules se lesionó el brazo intencionalmente para tomarlo como excusa ante los medios y así justificar la cancelación del enlace. Aunque esto se ha quedado como una leyenda urbana, lo cierto es que al poco tiempo de volver a tierra azteca, María Bonita se unió en matrimonio con otra leyenda del cine mexicano, el actor y Charro cantor Jorge Negrete, con quien ya había participado una década atrás cuando filmaron “El peñón de las ánimas” y mantenía una relación distante.
Dicha boda tuvo importantes invitados, como Frida Kahlo, Diego Rivera, los hermanos Soler, su diseñador de cabecera, Armando Valdés-Peza, la actriz Columba Domínguez, y el mismo Emilio Fernández, quien los juntaría nuevamente en el cine.
“Estoy muy feliz de casarme con Jorge; hace tiempo que nos queremos. En cuanto termine mi casa en Catipoato, nos iremos a vivir allí”, dijo María Felix en aquel entonces cuando anunció el matrimonio en la lujosa suite presidencial del Hotel Regis, según el periódico El Universal.
A su boda realizada en la Finca de Tlalpan “María Félix”, de Catipoato, acudieron 500 invitados; pero 11 meses después, en 1953, Jorge Negrete falleció con 42 años de edad, víctima de cáncer de páncreas.
Mientras tanto en Argentina, Carlos Thompson no volvió a saber nada de su escurridiza enamorada, también conocida en su tiempo como “la mujer más bella del mundo”. 37 años después, en 1990, el argentino se quitó la vida de un plomazo en la sien, pues se encontraba abatido por un estado de soledad, a cuatro años de la muerte de quien fuera su esposa, la actriz alemana Lilli Palmer.
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