Desde hace más de 30 años Marcos Santana, director de Telemundo Global Studios (TGS), lucha para que el entretenimiento latino tenga un contenido relevante y no se convierta en motivo de burla de los shows de Europa y de los Estados Unidos, como pasó con las cachetadas en las telenovelas clásicas.
Dispuesto a una entrevista distendida y descontracturada con Infobae, Santana nos recibe en el edificio inteligente de Telemundo Center, en Miami. Allí se está grabando 100 días para enamorarse, la ficción adaptada de Underground Producciones -hoy propiedad de NBC Universal–. Los estudios no tienen nada que envidiarle a ninguno de Hollywood.
Inquieto y autoexigente, el número uno de Telemenudo habla de todo. Destaca los cambios avasallantes que hoy está experimentando el consumo y la tecnología, y nos cuenta cuál es su estrategia para hacer productos de altísima calidad.
—En plena revolución de la industria, ¿cómo ve al consumo y a la producción?
—Cuando yo comencé todos decíamos que en cada década venía un cambio. Y ciertamente era así. No eran radicales, sino graduales y progresivos. Hoy ya no hay que esperar un año para verlos: ahora los cambios se ven mes a mes, y no solamente en lo alto del consumo sino también en la tecnología. Es realmente avasallante cómo sobrevienen los cambios, todo el tiempo. Antes, cuando se grababa una serie, se estudiaba qué cámara utilizar y qué lente utilizar. Se podía tardar tres o cuatro meses en los estudios, recién al año comenzar a grabar, y la tecnología elegida eran las mejores por tres o cuatro años, como mínimo. Ahora todo ese proceso de elección queda impensado porque en el instante de haber optado por la mejor cámara, seguramente y casi simultáneo, ya han salido dos mejores. Ahora estamos aprendiendo a cada instante. Si bien es fácil adquirir información, es tanta la evolución que no te alcanza el tiempo.
He luchado siempre para que el contenido hispano sea mejor, esa fue mi gran pelea por dos décadas. Y lo logré
—Y usted, ¿cómo se adapta a ese cambio?
—En Telemundo ya estamos adaptados a esta evolución. Y para mí, en lo personal, todo esto es como un regalo porque dentro de la industria, como ejecutivo, creativo, empresario o productor, siempre he luchado para que el contenido hispano sea mejor. Esa fue mi gran pelea por dos décadas. Hasta que lo logré.
—¿A qué atribuye la dificultad por lograrlo?
—Porque en América Latina contaba con todo tipo de obstáculos. Los mercados están sometidos a monopolios, duopolios y, en el mejor de los casos, a un oligopolio. Por años solo hubo un canal de televisión en México, que fue Televisa. Después, a los 30 y tantos años salió otro, Tv Azteca. Hoy hay dos canales y medio, uno por ahí que se llama Imagen, pero no es nada para un país de 140 millones de habitantes. En Venezuela hubo por 50 años dos canales: Venevisión y Radio Caracas. En Colombia, El Caracol y RCN; en Argentina, Telefe y Artear. Es decir, nuestro pobre continente ha estado siempre condenado a monopolios... Y con un solo género: el de la telenovela.
—¿En qué momento de su carrera se encuentra?
—En el mejor de los momentos, porque realmente pude conseguir una casa en los Estados Unidos que entendiera mi visión y que apostara a esa visión de producir contenido hispano de calidad. Lo bonito es que nosotros marcamos un estilo, una forma y una metodología que era inédita, como grabar en tres o cuatro países con talentos de todas partes, de todas las nacionalidades, mientras que ninguno de estos emporios latinoamericanos hacía esto. Solo graban 80% en un estudio, y el 20% en alguna locacioncita cercana. La última temporada de La reina del sur la grabamos en ocho países y en 14 ciudades, con más de 27 nacionalidades dentro de la producción. Me refiero a que, como canal de televisión, no hay otro que haga ese esfuerzo. Durante 20 años busqué calidad. Esa calidad de la que estaba convencido que los hispanos eramos capaces de lograr. La misma calidad que hoy hacemos: como con Peacocktv, nuestra nueva plataforma que debutará con una serie en español, Arma de mujer, protagonizada por Kate del Castillo.
—Para estos productos, se entiende que se necesita un gran presupuesto. ¿De dónde sale el dinero para la inversión?
—Eso ha sido precisamente uno de mis recursos o de mis cualidades, y que he logrado dejar como semilla en esta industria. Soy una persona que ha sabido moverse, que no se ha quedado satisfecho para conseguir recursos, para que la producción sea mejor. Por ejemplo, para La reina del sur, yo no podía producirla porque ese presupuesto era imposible. Veníamos apretados para cubrir el costo. Tenía la idea, la visión de la serie y cómo la quería presentar. Entonces busqué un coproductor, que fue fue ni más ni menos que Netflix. No fue fácil pero convencí a Netflix de que colocase la mitad de los recursos porque si no hubiera tenido que rodarla solo en México o en Estados Unidos, Colombia y punto. Es una fórmula entre buscar un socio y prevender tu idea a 20, 30, 40 países, y con ese dinero elaborar un plan de negocio para esa producción.
—¿Cuáles son los requistos básicos para ser un exitoso productor ejecutivo?
—Hace poco le decía a un amigo que el verdadero productor ejecutivo de una serie es aquel que es capaz de tomar una idea y llevarla al banco. Primero, es detectar la idea; la segunda es armarla, ensamblarla, ejecutarla y venderla. Lo que importa en esta industria es que alguien ponga el dinero, y alguien necesite un retorno.
—¿Cuál es su estrategia a la hora de escoger una idea?
—Primero, lo que me gusta a mí. Es falso eso de que busco una idea que le guste a los demás: no puedes hacer algo bien que no te guste. Los seres humanos somos así: no le puedes dar un beso a alguien que no te gusta, no puedes alimentarte con alimentos que no te apetecen. Es la naturaleza humana, y yo actúo como tal. Selecciono proyectos que me gusten y luego se analiza a qué franja sociocultural y económica irán dirigidos.
—¿Qué le diría a su actual competencia?
—Que si quieren competir con nosotros, van a tener que hacerlo en la misma línea. Es decir, producir contenido en español digno, con calidad, con márgenes de ganancias y de beneficios que sean razonables. El problema es que la industria latinoamericana y los empresarios que manejaron la industria en América Latina por años invirtieron un peso y querían ganar 100, y por eso siempre fue un producto tan mal hecho.
—¿Cuál es a su criterio el mayor error en la industria?
—En cualquier área, la desgracia de América Latina es que los empresarios siempre operaron con una mentalidad de ganar unos márgenes gigantescos, como te decía recién: cualquier cosa que le diera un 10% era poquito. Diferente es en los países desarrollados en los que un negocio donde la gente gana un 3%, 5%, 7%, 10% o 15% es un tremendo negocio, pero en América Latina, no. 150%, 180%, 300%... ¡una barbaridad!
—¿Cómo ve a la televisión de hoy?
—Es un medio que va a sobrevivir por siempre. Uno, porque es gratuito. Dos porque es en vivo: en cualquier evento que haya un suceso siempre vamos a ir a la televisión a verlo, sea una cosa importante, una tragedia, un atentado, vamos a ir a lo vivo… Lo mismo ocurre con los grandes eventos deportivos: siempre vamos a ir al vivo. La experiencia en vivo es otra cosa. Pero la ficción se va a ver minimizada: ya habrá cinco o seis horas al día, sino que vas a ver una o dos horas de un contenido muy bien hecho y preciso. Los jóvenes de entre tres y 30 años ya no permiten que nadie vaya corriendo porque a las 19 empieza el programa. Eso no pasa, pero los jóvenes también se hacen adultos… Y cuando eres adulto y llegas a casa no quieres volver a utilizar, para entretenerte, los equipos que has tenido todo el día para trabajar: el laptop, el iPad, el móvil. Quieres algo pasivo, que otro piense por ti, y ahí prendes el televisor…
La televisión va a sobrevivir por siempre porque es gratuita y porque es en vivo, pero habrá menos ficción
—Y cuando llega Santana a su casa ¿qué mira en la televisión?
—Cuando llego a mi casa cocino, me encanta cocinar y me relaja mucho. Entre pensar qué hacer, entre ser creativo… Porque es un proceso de creación tremendo: a lo mejor en el plato solo hay cebolla, y me logro desconectar en el proceso de cocinar.
—Termina de cenar y…
—Cuando termino de cenar, normalmente busco ponerme al día con mis cosas personales, con mi mail, con mi WhatsApp, y suelo terminarlo con una serie. Todo lo que se transmite en Telemundo y todo lo que es ficción yo ya lo he visto 30 veces…
—Recientemente en Natpe 20202 recibió el premio Brandon Tartikof Legacy Awards, ¿cómo vivió este reconocimiento?
—Primero pensé si me lo merecía o no. Me pregunté: “¿Por qué estos norteamericanos me están dando este premio?”. Me costó asimilarlo... Ahora que ya pasó, siento que lo recibí sencillamente porque soy una persona que ha luchado para que el contenido latino sea relevante y no sea el motivo de burla de los shows de Europa y los Estados Unidos, como con las cachetadas en las telenovelas clásicas, de las que se burlan en todos sus shows. Lo que estoy produciendo hoy ya no puede ser motivo de burla en ninguna parte.
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