La cantidad de espectadores en las salas de cine ha caído de manera constante desde que la videocasetera llegó a los hogares en la década de 1980, hasta llegar al punto más bajo de venta de entradas por persona en los últimos 92 años en los Estados Unidos, con la fuerte influencia del streaming & chilling en el sofá. Sin embargo, algo parece haber sucedido con el cambio del siglo: desde 2000 la tendencia es a la recuperación de los cines, a la revaloración de la experiencia de ir a una sala, sumergirse en la oscuridad y dejarse absorber por la historia que se cuenta en una pantalla enorme, en particular si es una superproducción de Hollywood.
Según mediciones y análisis de Comscore, en 2020 la taquilla en los Estados Unidos tendrá un quinto año consecutivo de alza, pero también estará acompañada por “aumentos en la vasta mayoría de los principales territorios internacionales, incluidos China, Japón, Corea del Sur, Francia, Alemania, Rusia, México, España, Brasil e Italia, entre otros”, informó la compañía.
En 2019 las salas de cine generaron USD 42.500 millones por primera vez en la historia, divididos en USD 11.400 de los países de América del Norte y USD 31.100 del resto del mundo. El motor principal fueron Avengers: Endgame, El rey león, Frozen 2, Spider-Man: lejos de casa y Capitana Marvel. “Estas, entre otras películas notables, funcionaron extraordinariamente bien entre los públicos de cines del mundo”, según el informe de Comscore.
El blockbuster se mira en salas
“Algunos comentaristas, entre ellos cineastas y críticos, han argumentado que el énfasis de Hollywood en los éxitos de taquilla ha dejado a muchos espectadores con pocas películas para ver en los cines”, señaló como un error Matthew Ball, ex titular de estrategia en Amazon Studios y analista de medios, al explicar en Bloomberg Businessweek el aumento de la venta de entradas para las salas de cine. “Y la mitad de la caída en el negocio del cine se produjo antes de que Hollywood se cambiara a este tipo de películas. El Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) llegó sólo en 2008, por ejemplo, mientras que la segunda secuela de Pixar se estrenó en 2010, más de una década después de la primera”.
Según Ball, además del cambio tecnológico, hay que observar una curiosa transformación cultural. “En realidad, casi toda la caída en el negocio del cine en los últimos 20 años se ha debido al lado independiente de la taquilla. Los principales 25 títulos por año, que representan aproximadamente el 50% de los ingresos anuales y son por definición superproducciones, venden la misma cantidad de entradas per capita que solían vender. Esto sucede a pesar de que la cantidad de películas independientes que se producen cada año hoy supera las 725, muy por encima del promedio de 135 de los ’90s”.
Se trata, en su opinión, de un desafío más fundamental: “Ha cambiado el papel de la sala de cine. Lo que solía ser un foro para todo tipo de arte hoy es por lejos el ámbito de las películas ‘tipo parque temático’ —Avengers: Endgame o Star Wars: El ascenso de Skywalker— y ‘tipo piezas de museo’ como 1917 o ¡Huye! Y el público tiene una vara despiadadamente alta para ambas clases”.
El crecimiento de China (antes del coronavirus)
Según Cision, en los últimos años China ha manifestado también un crecimiento de la taquilla, tanto con películas de Hollywood como con producciones locales: “El total de la venta de entradas de cine aumentó 5,4% en 2019 hasta llegar al récord de USD 9.200 millones, de los cuales las películas nacionales representaron un 64,1%”, explicó la empresa de software. “China ha cerrado aún más la brecha con el mercado norteamericano en cuanto al ingreso de espectadores a las salas de cine”.
Esto sucede al mismo tiempo que al cable se le han sumado con gran éxito los servicios OTT (over-the-top, mediante Internet sin operadores tradicionales) como el streaming en Netflix, Amazon Prime, Hulu y HBO Now, pero también iQiyi (de Baidu), Tencent Video y Youku Tudou (de Alibaba), que en realidad controlan más del 70% del mercado de USD 5.800 millones del OTT en China.
Y en el crecimiento global que se espera —según PwC, hacia 2023 la taquilla internacional llegará a USD 50.000 millones—, China iba a “superar a los Estados Unidos en 2020 en términos de ingresos totales de cine”, estimó Cision, pero entonces la epidemia del coronavirus trastocó la vida en ese país (como en el mundo entero), y la actividad económica.
En todo caso, China es un ejemplo del “renovado interés y la inversión en el cine fuera de las regiones principales”, según el informe. En 2018 la venta de entradas había crecido un 9,1% mientras la cantidad de pantallas pasó de 9.303 a 60.079. Y allí también se verifica el fenómeno del blockbuster: seis películas concentraron el 36,9% del total de tickets.
Caída y ascenso de la sala de cine
El análisis de Ball en Bloomberg Businessweek recordó el panorama sombrío del que se partía. “En 2019 el estadounidense promedio fue a una sala de cine menos de 3,5 veces”, escribió. “La última vez que la asistencia fue tan baja se debió a que había menos cantidad de salas y de películas, no por el interés del público. Hoy hay 44.000 pantallas en los Estados Unidos, un 16% más que en 2000. También hay más estrenos anuales que nunca antes: casi 800, más del doble que en 2000”. Son, además, mejores salas a un precio muy parecido al de los ’80s, ajustado por inflación: IMAX, 3D, asientos enormes.
“La transformación de la sala de cine tiene un antecedente claro”, siguió Ball. “Antes de la llegada de la televisión, los cines eran el lugar donde mirábamos todas las formas de video, incluidos los noticieros, con un promedio de visitas que llegó a 45 visitas anuales. En 2019 tuvimos más videos de noticias que nunca antes, y ninguno se vio en una sala de cine. Lo mismo sucede hoy con la mayoría de las películas”.
Pero el streaming no es malo para el cine, subrayó el experto: “La demanda y el consumo de películas —toda clase de películas— se incrementó en los últimos 20 años. Y gracias a los servicios on-demand como Netflix y Amazon Prime Video hoy es más fácil y más económico que nunca mirar películas”. Es precisamente en ese contexto de interés renovado que la cantidad de estadounidenses que va a las salas de cine aunque sea pocas veces al año creció del 70% al 75%, según la Asociación de Cinematografía.
Pero para vestirse y salir de la casa parecería que el espectador promedio espera ser tentado con una superproducción: “En 2017, 2018 y 2019 las películas originadas en personajes de Marvel, DC o Star Wars han representado en promedio 5,5 de las 10 principales. La mayoría del resto son films como las secuelas de Fast & Furious, Toy Story y Despicable Me, con un caso aparte, cada tanto, como Rapsodia bohemia”, concluyó Ball.
Con él coincidió Paul Dergarabedian, analista de medios de Comscore: “La experiencia exuberante de inmersión en un cine sigue siendo una parte singular, esencial y relevante de la dieta de entretenimiento de los consumidores en el mundo entero". Se trata, según Arturo Guillén, vicepresidente de Comscore Movies, de una “experiencia social y sin distracciones” que sólo permiten las salas de cine.
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