Según la conocida editora y referente sobre la realeza británica, Tina Brown, el Príncipe Harry todavía se ve muy afectado por la muerte de su madre, la Princesa Diana, quien falleció en un terrible accidente de tránsito en París en 1997.
En una entrevista, la escritora británica, quien escribió “The Diana Chronicles” (“Las crónicas de Diana”) en 2007 y anteriormente editó las prestigiosas revistas Vanity Fair y The New Yorker, insistió en que el impacto de la muerte de Diana, además de tener un papel poco claro como el segundo nieto de la familia real, ha convertido a Harry en un “hombre infeliz".
Brown argumentó que la muerte de su madre tuvo un impacto psicológico más profundo de lo que la gente, o incluso algunos de sus familiares, se dan cuenta.
“Creo que las heridas profundas de la muerte de su madre nunca se han curado”, dijo recientemente la mujer de 66 años a The New York Times. “Y su sentido de su papel como el segundo hijo, el hecho de que amaba su carrera militar pero luego se fue y no tenía ese sentido de propósito, todo eso se unió para hacerlo un hombre muy infeliz”.
Por su parte, Harry reveló recientemente que ha estado en terapia durante los últimos siete años para hacer frente a la pérdida de su madre. Contó cómo le afectaron las tragedias en su infancia y cómo la posibilidad de tratarse con un profesional lo ayudó a superar todo.
Además, Brown señaló que el padre de Harry, el príncipe Carlos, ha manejado los escándalos que involucran a su familia como un futuro rey. El hombre de 71 años es heredero del trono, primogénito de la reina Isabel II, quien reina el Reino Unido desde 1952. Según Brown, el comportamiento medido pero contundente de Carlos durante las recientes crisis que ha sufrido la familia real ha demostrado que sería un buen monarca.
“Creo que el manejo del Príncipe Carlos de estas crisis, y el “Megxit”, ha demostrado que está listo para ser rey”, dijo. “Él ha estado a la altura de las circunstancias... Ha logrado cruzar la línea entre ser un padre que se preocupa por la salud mental de su hijo y ser alguien que entiende lo que la monarquía tiene que hacer para preservarse a sí mismo”.
En enero, Harry y Meghan anunciaron que abandonaban sus funciones como miembros de primer plano de la realeza para conseguir independencia financiera. La reina Isabel II les acordó un “periodo de transición” entre el Reino Unido y Canadá. La pareja, que en múltiples ocasiones había mostrado su preocupación por la presión mediática, se instaló en la isla de Vancouver, frente a la metrópolis canadiense de la costa del Pacífico. Ambos renunciaron a utilizar su título de alteza real y a recibir dinero de las arcas públicas.
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