Como dicen en Estados Unidos, no es su primer rodeo. Laura Dern ya había sido nominada otras dos veces. Primero con ‘Rambling Rose’ en 1992 (cuando Jodie Foster ganó por ‘The Silent of the Lambs’) y después en el 2015, con ‘Wild’ (cuando Patricia Arquette ganó con ‘Boyhood’). La madre, Diane Ladd, también había sido nominada al Oscar, en el mismo año 1992 por ‘Rambling Rose’, tal cual como el padre Bruce Dern en 1974 con ‘Coming Home’ y en el 2014 por ‘Nebraska’. Pero es la primera vez que alguien de la familia se llevó un Premio Oscar a casa.
—¿Habiendo crecido en Hollywood, con padres que también habían sido nominados al Oscar, recuerdas con claridad la primera vez que estuviste en una ceremonia de premios parecida?
—Y... los tiempos también cambiaron. Tengo la bendición de haber sido criada por actores y me acuerdo lo simple que parecía todo aquella vez que fui Miss Golden Globe, en 1982. Mi abuela me había llevado al Hotel Hilton en un Toyota Corolla gris y yo me había tenido que cambiar en el baño. Era todo muy glamoroso y divertido. Fue hermosa conocer esta comunidad desde tan jovencita, además de haber tenido mi abuela al lado. Tengo los mejores recuerdos de aquella época.
—¿Y después de haber ganado con ‘Marriage Story’ toda clase de premios como el Globo de Oro y el SAG del Sindicato de actores, además del Oscar qué otros recuerdos coleccionas del mundo del cine?
—Los recuerdos que más guardo son los vestidos que alguna vez espero que pueda usar mi hija. Pero también por ver que Martin Scorsese se preocupa tanto por conservar viejas películas, yo también empecé a coleccionar y archivar todo lo que puedo del trabajo de mis padres, para que mis hijos los tengan siempre presentes. Es algo que me divierte mucho y como exploración me parece fabuloso.
—¿Durante el rodaje de ‘Marriage Story’ con Adam Driver no hablaron si alguno de los dos se había quedado algún recuerdo del rodaje de ‘Star Wars’?
—La verdad, Adam (Driver) fue el que me preguntó si yo me quedaba con algún recuerdo de escenografía o incluso vestuario en cada una de las películas que hago. Me acuerdo que incluso llamé a mis padres y mi padre dijo que nunca lo había hecho. Y mi madre me comentó que nadie tampoco le había dicho que podía hacerlo. Y ahí me di cuenta que la parte que mejor nos enseña el cine es amar las historias que somos tan privilegiados de participar, las historias que tanto nos inspiran como actores.
—¿Cómo era la relación con Scarlett Johansson o Adam Driver durante el rodaje de 'Marriage Story’?
—Yo los considero familia, la familia que redescubrimos con aquellos que nos eligen o ayudan a crear la familia. Los dos hacen parecer todo muy fácil en el cine y sin embargo son los que más duro trabajan. Venimos recorriendo el mundo juntos desde el primer festival de cine donde presentamos la película, además del rodaje.
—¿Es cierto que le habías contado al director Noah Baumbach tus propias experiencias con el divorcio igual que Scarlett Johansson, con historias que aparecen escondidas dentro de ‘Marriage Story’?
—No diría que fue tan así. Solo puedo decirte que Noah quería hacer otra clase de película, una historia de amor, hasta que empezó a hablar del tema con Adam (Driver). Es la cuarta vez que trabajan juntos. Y tuvo muchas conversaciones también conmigo y con Scarlett, además de otros familiares, abogados y jueces, hasta que se le ocurrió que quería filmar una historia de amor a través del lente de un divorcio. Claro que es un tema que todos también compartimos. Nuestros amores, nuestras historias de corazones partidos, nuestras experiencias en la niñez sobre el divorcio, nuestras propias historias personales, lo que significa ser padre, lo que significa el amor, lo que significa encontrar un hogar y volver a definirlo una y otra vez. Esas son las historias que el director Noah Baumbach también elevó (en Marriage Story) para darnos una historia increíblemente global que trata sobre la comunidad y la consideración que podemos llegar a tener con nuestras propias historias de amor.
—¿Pero hasta qué punto sentiste que la historia que muestran en el cine tiene que ver con tu vida personal?
—Todos sentimos que la historia es algo muy personal, aunque el elenco haya podido ser gente totalmente diferente. En mi caso tuve padres divorciados y padrastros increíbles además de mis hijos que nacieron del amor, más allá del final de un matrimonio. Tenemos el privilegio de haber podido volver a definir lo que se ve como familia. Y tal cual como me dijo el director la primera vez que me habló del tema “Quiero contar una historia de amor donde los finales no son fracasos”. Es lo que a mí me emocionó tanto. Todos y cada uno de los que tuvieron que ver con esta producción forman parte de una familia reconfigurada. Es algo que compartimos todos, entre nosotros. Y por eso se siente tan personal.
—¿Qué lección personal te dejó entonces tu personaje de una abogada de divorcio tan extrema?
—Solo espero que nos ayude a no querer divorciarnos nunca (Risas). Al menos lo logró conmigo. Pero al final, creo que es un homenaje al director, a Noah. Nunca antes en mi vida había leído un guión tan perfecto. Cada momento está dirigido con total sutileza, en cada página. Hasta la forma en que me quito los tacos está descripta en el guión. Todo, todo, fue muy meticuloso. Es una obra maestra. Como actores, sabemos muy bien la suerte que tenemos al contar con semejante nivel de director y guionista. Y el hecho de haber interpretado la más villana de la historia, se lo debo realmente al mejor monólogo que me tocó decir en toda mi carrera. Realmente describe a la perfección el negocio del divorcio. Fue un verdadero privilegio tener un personaje así.
—¿Qué tan difícil fue encontrarle el lado humano a un personaje tan villano al punto de haber sido reconocida con un premio Oscar?
—Te digo, mi personaje de Nora es el mayor deleite que pueda tener cualquier actor en su vida. Y yo tuve la suerte de que fuera mío. Lo extraordinario de la forma en que Noah escribe es que todos los personajes en todas sus películas no tiene puntos grises humanos en todos sus puntos oscuros o los más claros. Y hasta en los personajes más diabólicos como una abogada de divorcio, te das cuenta que ella solo hace su trabajo para que gane su cliente.
—¿Las mujeres abogadas de Hollywood se parecen tanto a tu personaje?
—El origen de su historia está detrás del maravilloso monólogo, donde en cierta forma cuenta la historia de las grandes razones por las cuales es una mujer que además está en este negocio que incluso está dominado por hombres. Pero también habla de la diferencia entre madres y padres y completa mucho más al personaje. Y sí, es una forma muy generosa de mostrar como es el negocio del divorcio, particularmente en esta ciudad.
—¿Llegaste a hablar con verdaderas abogadas como tu personaje?
—Sí. Hablé con varias abogadas, tres específicamente en Los Ángeles y un par más en Nueva York. es algo que tengo que estar eternamente agradecida a los diferentes abogados, jueces y los mediadores que hablaron con nosotros, mostrando lo tremendo que es el sistema. Pero también sabemos que hay otra salida, encontrar un camino mejor con tu pareja.
—¿Y con ‘Big Little Lies’… todavía no te encontraste con algún admirador que te haya gritado alguna frase de la serie como “No, no voy a ser millonaria”?
—(Risas) es algo que vivo a diario. Y es increíble el público tan diverso que lo hace, incluyendo un padre muy frustrado que trató de ser muy ‘cool’ con su hija y en medio de un negocio de ropa como Forever 21 me gritó esa frase. Se notó la vergüenza que le dió a la hija, pero a mí me encantó. Me alegró el día. Es otro estilo de premios que nos regala la actuación.
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