No es blanca ni es delgada, como Taylor Swift o Miley Cyrus, y aun así es uno de los nombres centrales del pop contemporáneo, ese que suena un poco menos festivo que el original, más cruzado con el hip hop. Ha pasado un año desde que Lizzo comenzó su ascenso imparable, confirmado por ocho nominaciones a los Grammy 2020 y tres premios: mejor performance pop solista por “Truth Hurts”, mejor performance tradicional R&B por “Jerome” y mejor álbum de urbano contemporáneo por Cuz I Love You (Deluxe). Su llegada a la tapa de Rolling Stone, con fotos de David LaChapelle, resultó un reconocimiento adicional al gran talento que muchas veces pensó en abandonar la música.
“A los 31 años se ha convertido en una nueva clase de súper estrella: una cantante y rapera negra XXL que domina el espacio pop, mayoritariamente blanco y delgado, al mismo tiempo que es incansablemente edificante y abiertamente sexual en sus propios términos”, escribió Brittany Spanos en la revista. “Su historia es tan destacable y radical como su ascenso: años de duda sobre sí misma y de lucha, seguidos por un éxito poco ortodoxo impulsado por ‘Truth Hurts’, una canción que ya tiene más de dos años y ni siquiera estuvo incluida en su nuevo álbum”.
“Me hice un examen de ADN / resulta que soy 100% esa perra”, comienza el rap, pegadizo e ingenioso, que salió en 2017 y no se convirtió en el hit que ella esperaba. “Cuando pareció que la canción desaparecía, Lizzo pensó si ella no debería hacerlo también”, recordó Rolling Stone. La convencieron de que siguiera adelante, terminó la preparación del álbum por el que acaba de ser premiada y, el mismo día que salió Cuz I Love You, en abril de 2019, sucedió algo extraño.
Netflix estrenó Someone Great, un drama-comedia sobre una ruptura amorosa, dirigido por Jennifer Kaytin Robinson. Allí Gina Rodriguez, que interpreta a la protagonista con el corazón roto, hace una escena memorable: canta a los gritos, mientras se emborracha y baila sola en ropa interior y una sudadera arrugada, “Truth Hurts”. La canción comenzó a trepar en las listas de Shazam y iTunes, mientras explotaba en las redes sociales. TikTok se llenó de memes sobre el examen de ADN. Los versos “Sí, tengo problemas con los tipos, ese es el ser humano en mí / Bling bling, luego los resuelvo, esa es la diosa en mí” llegaron a la cima de la lista de 100 canciones de Rolling Stone.
Así Lizzo se convirtió en la estrella que nunca se había sentido segura de poder ser. “Todo lo que hace ahora recibe atención, ya sea cuando se pavonea en la alfombra roja de la gala en el Metropolitan, vestida de rosa de pies a cabeza, o cuando publica videos de ella perreando en Instagram”, la describió Elle, que también le dedicó su portada en octubre. Dos meses después de la salida de Cuz I love You, en los BET Awards, Lizzo cantó en vivo, en un escenario de torta de boda con bailarinas XXL, “una versión divertidísima, formidable” de “Truth Hurts”, y Rihanna la aplaudió de pie.
“También se convirtió en la cara de una campaña de belleza con Urban Decay; interpretó un papel en Hustlers, con Jennifer Lopez y Cardi B; llegó al quinto puesto en el Top 100 de Billboard; obtuvo dos nominaciones a los premios de videos musicales MTV, incluido el de Mejor Artista Nueva”, sintetizó la revista.
Durante su presentación en el festival Made In America, Beyoncé la fue a ver desde un costado del escenario con Jay-Z, y bailó y siguió las letras. En diciembre, Lizzo debutó como música invitada en el programa Saturday Night Live, que presentaba el regreso de Eddie Murphy como anfitrión. El gran comediante la mencionó en su monólogo y contó que sus hijos son grandes admiradores de ella.
“Cuz I Love You tiene momentos de angustia y reflexión, pero en el fondo es una celebración: Lizzo quiere que tú —¡sí, tú!— te ames a tí mismo del mismo modo en que Lizzo aprendió a amar a Lizzo”, analizó Rolling Stone. “Como una mujer negra metida a hacer algo no muy bien visto, pero sí muy lucrativo, como es música pop inspiradora, los insultos tienden a ser duros y personales. El más constante y doloroso, sin embargo, es que hace música para gente blanca, que sólo se menea para un público de feministas blancas”. Del mismo modo que aprendió a no responder a las agresiones en la redes sociales, también desarrolló la capacidad de ignorar esa clase de comentarios.
“Mi música es para todo el mundo”, dijo a Spanos. “Como mujer negra, compongo música para la gente desde la experiencia de ser una mujer negra. Creo música que ojalá haga que otra gente se sienta bien y la ayude a descubrir el amor por sí misma. Ese es el mensaje que quiero enviarle directamente a las mujeres negras, a las mujeres negras gordas, a las mujeres negras trans". Pero no por eso va a pedirle al resto de su público que se vaya.
“Al final nos acostumbramos a todo”, dijo. “Así que la gente se va a tener que acostumbrar a mi trasero también”.
Lizzo es la menor de tres hermanas de Detroit y su nombre es Melissa Jefferson. Soñó con dedicarse a la música desde los ocho años, cuando comenzó a formar grupos de niñas. Se sintió muy desconcertada dos años más tarde, cuando su familia se mudó a Houston; comenzó por aprender a tocar la flauta para participar en la banda de la escuela. Desde entonces combinó el estudio del instrumento con el canto, pero siempre como corista: nunca pensó en que podría ser solista, subrayó Rolling Stone.
La inspiración de Destiny’s Child la acompañó durante la escuela secundaria, cuando comenzó a componer pero seguía sin pensarse como voz. En aquellos años formó Cornrow Clique, la primera banda que llegó a su biografía. Y le dejó el nombre. Todas las chicas se agregaban una O: Nino, Lexo, Zeo. Melissa se convirtió en Lisso, recordó la revista. Más adelante adoptaría las doble zeta.
Como su padre quería que se convirtiera en una flautista contemporánea, a los 18 Lizzo ingresó a la Universidad de Houston con una beca. “Me encantaba la música clásica”, contó a CBS en el programa de Gayle King, CBS This Morning. “Tchaikovsky, Kalinnikov, Shostakovich. Me hace sentir viva”. Pero entonces murió su padre y ella dejó la universidad.
—Digamos que renuncié a todo.
—¿Porque extrañabas a tu padre? —le preguntó King.
—Porque estaba deprimida, simplemente. No tenía un objetivo, no sentía que tuviera el objetivo de ser música o cualquier otra cosa.
Pasó un tiempo de gran desorientación, sin dinero y sin casa, viviendo en su auto. “Era un Subaru. Fue mi hogar brevemente. Pasé en ese auto una noche de Acción de Gracias: recuerdo que lloré hasta que me quedé dormida”.
En esos meses difíciles de 2010 encontró un aviso en Craigslist de una banda que buscaba una cantante. Exageró sus credenciales. Y antes de que se diera cuenta, estaba en problemas: la habían aceptado. Duró un año en Ellypseas, ocultándoselo a sus amigos y pasando enorme estrés para disimular que tenía una experiencia que en realidad fue armando por el camino. Una amiga le dijo entonces que se mudaba a Minneapolis y le preguntó si no le gustaría probar suerte con ella.
“Allí paso algunos de los años de formación mejores del comienzo de su carrera”, destacó Elle. “Allí comenzó a hacerse un nombre como miembro de los grupos femeninos de rap y R&B The Chalice y GRRRL PRTY. Y allí también ella y su compañera de Chalice, Sophia Eris, conocieron a Prince y colaboraron con él en la canción ‘Boy Trouble’, de su álbum de 2014, Plectrumelectrum”.
Extraña aquellos días, dijo a a revista. “No sólo porque Prince estaba físicamente entre nosotros sino por cómo se sentía ser joven y estar entusiasmada con la música, y la vida, sin saber qué pasaría a continuación, sin tener dinero pero con una riqueza de sueños. De aquel entonces me quedé con un espíritu aventurero: nunca permitir que la vida o la música no se sientan como una aventura, siempre darme ánimo y creer en la magia de lo que se crea”.
En 2015 firmó con Atlantic y publicó el video “My Skin”, una balada sobre la dificultad de aprender a amarse tal como se es, sin querer cambiarse: la canción, interpretó Rolling Stone, “refleja los años de trabajo que había hecho para des-aprender las maneras en que la sociedad le había enseñado a odiarse a sí misma”. Lizzo sintetizó: “Me reconcilié con la dismorfia corporal y evolucioné”. A veces se cansa un poco de hablar de su volumen, del movimiento de aceptación de los cuerpos en su diversidad, pero también entiende la importancia que su ejemplo tiene para otras personas.
En 2016 publicó Coconut Oil, un EP que todo el mundo esperaba que explotara, pero no. Tuvo buenas críticas, sin embargo. Pero no la invitaban a colaborar en grabaciones, como a SZA y otras artistas afroamericanas a las que admira. “Sentía que era demasiado rara para los raperos y demasiado negra para los independientes”. Pero lentamente, a lo largo de 2018, le comenzó a ir mejor. Había hecho, infatigable, una gira que le había permitido ingresos brutos de un millón de dólares. “¡Pude emplear a mis amigos! Era Gucci”, dijo a Rolling Stone.
Entonces llegó, sin que se molestara en impulsarse con resoluciones de año nuevo, su 2019 de consagración. Se sentía tan bien en su propia piel que hasta una desilusión amorosa le resultó positiva: “Aunque suene horrible, necesitaba esa experiencia de ruptura. No estoy triste, porque uso el dolor de manera constructiva. Es inevitable. El dolor es parte de la experiencia humana”.
La gran diferencia, dijo a Elle, es que ahora aprendió a comunicarse. En su adolescencia simplemente no podía expresar sus emociones: “Dejaba de hablar con mi familia, dejaba de hablar con mis amigos. Me hundía cada vez más en un hueco de oscuridad, y cuanto más me hundía, más difícil era intentar salir”. Ahora sabe que del mismo modo que en un momento se entra a ese pozo, en un momento se sale también. “Me tomo muy en serio el amor por uno mismo. Y lo hago porque cuando era más chica quería cambiarlo todo sobre mí. No me gustaba el modo en que era", explicó. “Fantaseaba con ser otra. Pero no se puede vivir la vida tratando de ser diferente”.
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