Un silencio sepulcral se apoderó este miércoles de una de las salas principales del Edificio de la Corte Criminal de Manhattan. Allí, autoridades, jurados, testigos, abogados y público escucharon los detalles de cómo Harvey Weinstein -de 67 años y uno de los mayores productores de la historia de Hollywood- abordaba a sus víctimas para poseerlas a la fuerza y a cambio de promesas de trabajo. Muchos de los presentes habrán hecho un esfuerzo para intentar mantener sus bocas cerradas pese a la sorpresa.
Es que la fiscal del distrito Meghan Hast lanzó escabrosos detalles de cómo Weinstein abusaba de actrices y empleadas que lo visitaban para mantener reuniones de trabajo. “La evidencia mostrará que este hombre es un depredador sexual y un violador", dijo la funcionaria neoyorquina en su alegato de apertura.
En el recinto estaban algunas de sus víctimas, una de ellas por teleconferencia. “Finalmente, después de todos estos años, estas tres mujeres harán oír su voz”, dijo Hast en referencia a las actrices que denunciaron al magnate de la industria del cine y la televisión. Pero la fiscal no se quedó solo en referencias genéricas. También explicó cómo fue la maquinaria de abuso que empleó el productor durante sus años de reinado, de acuerdo con The New York Times.
Una de quienes testificarán es Annabella Sciorra, actriz en The Sopranos, una de las series más renombradas de los últimos treinta años y producida por Weinstein. Se espera que la artista preste declaración y genere un nuevo cimbronazo en la industria. Ella fue una de las tantas mujeres que padeció el desaforado instinto sexual del “titán de la industria”, como lo definió Hast ante el jurado.
La primera vez que Weinstein violó a Sciorra fue luego de que compartieran un trago en un bar irlandés en Lowe Manhattan. Luego de unos tragos, la llevó a su apartamento pero logró entrar por la fuerza allí. Una vez dentro la condujo a su habitación, la empujó contra la cama, sujetó sus brazos sobre su cabeza y la violó. Durante años la persiguió, y cada vez que se cruzaban en algún show o evento social, intentaba abusar de ella. “Vivía bajo terror”, dijo Hast.
Hacia 1993, en Francia, durante el Festival de Cine de Cannes, Sciorra vivió otra pesadilla. Ella y Weinstein fueron ubicados en habitaciones vecinas en un hotel después de que ella coprotagonizara una película distribuida por la antigua compañía del acusado, Miramax. Sciorra, dijo la fiscal, “lo encontró en ropa interior con aceite de bebé y una cinta de película” en la puerta de su cuarto. Nadie lo había invitado, pero el hombre se apareció sin más.
“Pasaron 25 años hasta que pudo revivir la pesadilla y contar su historia”, dijo Hast sobre Sciorra, cuyas acusaciones se consideraron demasiado antiguas para respaldar cargos criminales. Sin embargo, podrá testificar. “Harvey Weinstein siguió siendo una figura más grande en Hollywood, con poder y conexiones para silenciar a Annabella”, agregó la funcionaria pública de Manhattan.
Hast también reveló que Weinstein se inyectaba medicación en sus genitales para poder tener erecciones antes de sus ataques sexuales. En otra oportunidad forzó a una tercera mujer -actriz- para que tuviera sexo con él y su asistente bajo un macabro “consejo”: “Así es cómo funciona la industria”.
Weinstein enfrenta cargos por haber violado a una aspirante a actriz en una habitación de hotel de esa ciudad en 2013 y forzado a tener sexo oral a una asistente de producción, Mimi Haleyi, en su apartamento TriBeCa en 2006. El caso de Sciorra prescribió y no será tenido en cuenta como una imputación más. Sin embargo, su declaración contribuirá para concluir el patrón de predador sexual del acusado.
Haleyi conoció a Weinstein en otro Festival de Cine de Cannes. Fue en 2006. Empezó a trabajar de inmediato como asistente de producción del programa Project Runway, solventado por el magnate de la industria. Durante meses el poderoso hombre la presionaba con viajes a París y a Los Ángeles. Una vez, en su apartamento, él la violó forzándola a hacerle sexo oral. En otra oportunidad en un hotel en TriBeCa -un área urbana de Nueva York- la atacó dejándola “allí sin emociones, como un pez muerto”, de acuerdo con lo expuesto por Hast.
La tercera víctima de Weinstein -cuyo nombre no se hace público para resguardarla- tenía 25 años cuando conoció al “titán” en Los Ángeles. Se mudó allí desde un pueblo evangélico del estado de Washington para hacer carrera en la industria cinematográfica. Años más tarde volvió a cruzarse con el denunciado y aceptó verlo en una habitación de hotel donde le dio un masaje. Pero en una reunión posterior, Weinstein la besó a la fuerza, abrió sus piernas y le practicó sexo oral sin su consentimiento. Pese al abuso, “intentó mantener una relación” para no perjudicar su carrera artística, según contó Hast.
Pero el 18 de marzo de 2013 tocó fondo. Ese día, la actriz se reunió con el dueño de Miramax para desayunar en el hotel Doubletree en Manhattan. Estaba emocionada y llena de ilusión: era su primer viaje a Nueva York. Fue entonces, dijo la fiscal, que Weinstein la violó en su habitación después de inyectarse un medicamento para la erección en su pene. Ocho meses después, Hast le contó al jurado que el acusado volvió a violarla, le arrancó los pantalones y abrió las piernas violentamente.
En ese segundo ataque, palabras cínicas de justificación brotaron de la boca del depravado. Weinstein le dijo a la actriz: “Simplemente te encuentro tan atractiva. No pude resistirme a ti". La joven estaba aterrada e indefensa a su lado.
Otra de las actrices que se sentará frente al jurado también explicará lo que padeció. Hast adelantó su declaración. Relatará que una vez más en TriBeCa estaba frente al depredador conversando sobre una película y su futuro en el cine. Sentado a su lado, la penetró con sus dedos contra su voluntad. Luego Weinstein exigió que tuviera relaciones sexuales con él y su asistente en un hotel en Midtown Manhattan a cambio de desempeñar roles en tres de sus películas.
Otra artista -que trabajaba como camarera en un salón de cócteles que frecuentaba el megaproductor- testificará que la agredió sexualmente después de invitarla a su apartamento TriBeCa para una reunión de negocios, según contó la fiscal. Una siguiente testigo -una joven modelo de Pensilvania- se reunió con él en 2013 en un bar del hotel. El empresario la llevó a una habitación de hotel, donde se masturbó mientras le tocaba los pechos.
El abogado de Weinstein, Damon Cheronis, expuso por su parte que todos los encuentros a los que se hace referencia fueron “consensuados”. Para eso mostrará al jurado correos electrónicos en los que intentará comprobar que la relación que su defendido mantenía con las denunciantes era “amistosa”. “Ustedes están aquí para llegar a la verdad", dijo el defensor a los jurados. “La verdad es que no había nada de no consensuado al respecto”.
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