Es un hecho que el mundo de Hollywood sigue siendo de los hombres. Muy poco a poco las mujeres se están abriendo paso y están defendiendo sus derechos, pero todavía tienen que cambiar muchas cosas. Margot Robbie no solo es una actriz de éxito nominada a un Oscar, sino que además es productora a través de LuckyChap Entertainment. Pero, como bien le ha contado a la revista Glamour UK, todavía es muy difícil que la tomen en serio en lo que a los temas importantes de la producción se refiere.
"La gente tiene interiorizado el sexismo; aunque seas tú la que toma las decisiones, se dirigen al hombre mayor que tienen más cerca y le preguntan a él. Es algo inherente que todo el mundo lleva en su AND", comienza diciendo. Actualmente es una de las productoras principales de la película 'Aves de Presa', de la que además es protagonista, el filme de superheroínas que seguirá las aventuras de Harley Quinn, Canario Negro, Cazadora y Renee Montoya.
“Hacen preguntas y yo tengo la respuestas, pero se dirigen a mis compañeros productores y les preguntan a ellos: ‘Como es un tema de financiación, le preguntaré a él’. Y ellos contestan: ‘En realidad, ella es la que tiene la respuesta, deberías preguntárselo a ella’”, continúa explicando Robbie. “Es la construcción social que crecimos conociendo. Creo que lo interesante es que ahora todo el mundo es consciente de ello y normalmente se da cuenta. Creo que la gente quiere abrazar la igualdad. Y también creo que les sorprende no haberlo hecho antes, no tener conciencia de ello y no estar en ese momento vital”, añade.
Además, Margot ha hablado de uno de los momentos más difíciles de su carrera, que sigue padeciendo a día de hoy: el síndrome de la impostora, una serie de pensamientos que te hacen creer insuficiente para ocupar el puesto que tienes en la sociedad: “Soy muy, muy autocrítica y soy muy crítica con mi trabajo. Establezco un estándar muy alto para mí, siempre quiero estar mejor y siempre creo que puedo estar mejor”, dice la actriz. Un claro ejemplo de ello fue la pasión y dedicación con la que Margot recibió clases de patinaje durante cuatro meses para poder protagonizar la película ‘Yo, Tonya’.
“No creo que haya un momento en el que haya pensado ‘lo has clavado’. Siempre pienso: ‘Hiciste lo que te propusiste hacer, pero perdiste la marca aquí y la próxima vez lo harás de manera diferente’. Tengo esa voz interior que lucha constantemente por algo mejor”, comenta, hablando después de lo que le gustaría decirle a su yo adolescente: “Me gustaría decirle: ‘Eres realmente buena’. Lo más duro para mí fue el síndrome de la impostora. A veces, sigo teniéndolo y creo que todo el mundo se dará cuenta: ‘¿Cómo has llegado aquí? ¿Crees que eres lo suficientemente buena para esto? ¿Quién te ha dejado entrar?’”. Pese a eso, es esa inseguridad la que hace que Margot lo de todo de sí misma y se supere día tras días.
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Con información de Europa Press