En medio de la polémica que atraviesa en estos momentos la familia real británica, Isabel II fue vista por primera vez utilizando un discreto aparato auditivo en su oreja derecha, lo que despertó las versiones de un posible problema de sordera de la reina.
Ocurrió en la mañana del domingo, cuando la monarca de la Casa de Windsor abandonó su residencia en Sandringham, Norfolk, para asistir a misa en la Iglesia de St. Mary Magdalene, edificio erigido en el siglo XVI.
Vestida con un abrigo beige y un sombrero de plumas a juego, la reina saludó a su llegada a los curiosos que se agolpaban a la entrada del templo. Los periodistas no tardaron en reparar en el dispositivo de color marrón y rojo que llevaba Isabel II en uno de sus oídos, a pesar de lo discreto que resultaba.
El aparato, según apuntan los medios británicos, es un modelo que se recomienda a las personas que sufren una pérdida leve del sentido del oído. Las imágenes tomadas en Sandringham llegan cinco años después de que el Duque de Edimburgo, esposo de la Monarca, comenzara a utilizar este tipo de dispositivo para recuperar audición.
Además de la reina Isabel II, también acudió al servicio religioso en la Iglesia de St. Mary Magdalene su nieto mayor, Peter Phillips. Él contó a la prensa británica que su abuela se encuentra “bien”, a pesar de la delicada situación que ha tenido que afrontar en las últimas semanas, después de que el pasado 8 de enero los Duques de Sussex anunciaran que renunciaban a todas sus funciones como miembros de la Familia Real.
Precisamente este lunes, Isabel II habló por primera vez de la decisión del príncipe Harry y Meghan Markle. Al respecto, la monarca aseguró que ella y su familia apoyan por completo a la pareja.
"Hoy mi familia tuvo discusiones muy constructivas sobre el futuro de mi nieto y su familia. Apoyamos por completo el deseo de Harry y Meghan de crear una nueva vida como una familia joven”, comenzó el comunicado que la Monarquía emitió al finalizar una reunión a la que además de la reina, acudieron el futuro rey Carlos, los hijos de este William y Harry, y Meghan Markle, que siguió los avances vía telefónica.
“Aunque hubiéramos preferido que siguieran trabajando como miembros de la familia real a tiempo completo, respetamos y entendemos su deseo de vivir una vida más independiente como familia sin dejar de ser una parte valiosa de mi familia. Harry y Meghan han dejado en claro que no quieren depender de fondos públicos en sus nuevas vidas", remarcó Isabel haciendo referencia a la “independencia financiera” a la que habían hecho mención los duques cuando comunicaron su decisión.
Con su pronunciamiento, la reina busca poner freno al escándalo que ha escalado en todo el Reino Unido en los últimos días. Un problema que se unió al que ya enfrentaba Su Majestad, y que salpica directamente a su hijo, el príncipe Andrew, amigo íntimo de Jeffrey Epstein y señalado por trata de menores.
A pesar de los problemas y las polémicas en las que se ha visto envuelta la Casa de Windsor, Isabel II ha demostrado que es capaz de afrontar cada escándalo, y a sus 96 años, su agenda continúa a pleno rendimiento.
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