La decisión de Meghan Markle y el príncipe Harry de separarse de la familia real británica no fue una sorpresa. Desde hace más de un año que los duques de Sussex luchaban contra el escrutinio público en medio de tensiones con otros miembros de la corona. El propio Harry confirmó que estaba distanciado de su hermano William, y Meghan admitió que estaba “sobreviviendo”. Tras un viaje de seis semanas, el matrimonió anunció que daba un “paso atrás” y que planea vivir entre el Reino Unido y Canadá.
La reacción de la reina Isabel II, de 93 años, ante el anuncio de su nieto fue más que frío, dejando en claro que hace un tiempo las cosas entre ella y la pareja real no están bien. “Las discusiones con el duque y la duquesa de Sussex se hallan en un estado preliminar. Comprendemos su deseo de iniciar otro camino, pero son cuestiones complicadas que requieren tiempo para ser resueltas”, fue la breve respuesta del palacio de Buckingham.
La ruptura constante del protocolo e imponer sus propias reglas dentro de la rígida institución por parte de los duques de Sussex nunca fue del agrado de Su Majestad, que lleva 67 años en el trono. Pero estos movimientos impulsivos de Harry y Meghan tampoco tenían el visto bueno de William y Kate Middleton, que se preparan para el trono y que cumplen con todos sus deberes reales a la perfección. Las disputas entre los dos matrimonios se acrecentaron y los terminó alejando. El propio Harry reconoció antes las cámaras que estaba distanciado de su hermano mayor y que casi no se veían.
Pero el matrimonio de Harry y Meghan también se ha visto afectado por las duras críticas que reciben de la prensa por sus excesivos gastos, y su desesperado intento de privacidad.
El duro mensaje de la reina Isabel II al mundo contra los duques de Sussex
Cuando los duques de Sussex decidieron no estar presentes en los actos navideños protocolares de la familia real, Isabel II entendió la decisión, pero luego les envió un contundente mensaje. En su tradicional discurso de Navidad en televisión, la soberana eligió varias fotografías de su familia, pero evitó poner una foto de su nieto con su esposa.
En el escritorio resaltaban las imágenes de su hijo, el príncipe Carlos junto con su esposa Camilla Parker; su marido, el duque de Edimburgo, Felipe; su padre, el extinto rey George VI, y sus favoritos: William y Kate Middleton y sus hijos George, Charlotte y Louis. El año pasado, en cambio, Harry y Meghan figuraban en dos retratos. Hoy no los tiene en cuenta.
Mientras la reina grababa su saludo al pueblo, su marido Felipe de Edimburgo, de 98 años, era internado por problemas de salud. Se pensó que los duques iban a adelantar su regreso a Londres, pero no lo hicieron. Un gesto de insensibilidad que no pasó desapercibido.
Fue en Sandringham donde la ex actriz estadounidense fue recibida por primera vez por la reina Isabel II, en 2017, meses antes de que los duques de Sussex pasaran por el altar. Pese a no estar casados, la invitó a pasar allí con ellos la Navidad, saltándose así su regla de invitar solamente a las parejas de sus familiares una vez que ha habido boda de por medio.
Pero no era la primera vez que la pareja tuvo un desplante así con la reina.
En septiembre pasado la duquesa optó por viajar a Nueva York para ver la final del US Open en lugar de ir a Escocia con el resto de la familia real. Esa actitud no fue bien vista por la corona. Mientras la familia Windsor estaba en el castillo de Balmoral, la esposa de Harry prefirió apoyar a su amiga Serena Williams en el partido que finalmente perdió ante la canadiense Bianca Andreescu. Fue su segundo viaje a Nueva York en un año; el primero fue para celebrar su baby shower con su selecto grupo de amigas, entre ellas Oprah Winfrey y Amal Clooney.
Al parecer, Isabel se mostró “decepcionada” con la actitud de su nieta política. Los británicos entendieron la decisión de Markle como un desaire a Isabel II, a la que le gusta estar acompañada de toda su familia cuando acude a Balmoral.
Su distanciamiento de William
Hablando para la cadena ITV para un documental de una hora de duración, filmado durante su viaje con Meghan Markle a África en octubre, el duque de Sussex reconocía por primera vez las tensiones con su hermano mayor. En una sincera entrevista, admitió que no fue fácil para ellos: “Como hermanos, tenemos días buenos y días malos”.
Se cree que William expresó su preocupación por el romance de Harry con Meghan al principio de la relación y eso generó tensión entre ellos. Al parecer, Harry se quedó con cierto resentimiento hacia su hermano, pues él siempre apoyó a William con respecto a Kate Middleton.
Al mismo tiempo que empezaron las especulaciones sobre un distanciamiento entre ellos, los Sussex abandonaron el Palacio de Kensington y se mudaron a Windsor. El 23 de junio, Harry y Meghan anunciaban que separaban formalmente de la fundación que encabezaban junto al príncipe William y la esposa de éste. El patronato de la Royal Foundation era el último enlace formal que unía a los duques de Cambridge y Sussex tras la decisión de estos últimos de irse de Kensington.
Esta decisión confirmó los rumores sobre el distanciamiento de los hijos del príncipe Carlos y Lady Di.
En ese misma entrevista con el periodista Tom Bradby, Meghan admitió sentirse vulnerable, y habló de la dificultad de lidiar con un intenso interés de la prensa. “Nunca pensé que esto sería fácil, pero pensé que sería justo, y esa es la parte que es realmente difícil de conciliar. Le he dicho durante mucho tiempo a H, así lo llamo, ‘no es suficiente con sobrevivir. Ese no es el punto de la vida. Tienes que sentirte feliz’”.
Por el momento, los duques de Cambridge no hablaron públicamente sobre la decisión de los duques de Sussex.
Su pelea con la prensa
En octubre, Harry anunció que su esposa tomaba acciones legales contra un tabloide por publicar una carta privada a su padre. “Perdí a mi madre y ahora veo a mi esposa ser víctima de las mismas fuerzas poderosas”, expresó el hijo menor de Lady Di en un duro comunicado.
Markle demandó al periódico británico The Mail on Sunday y a su empresa matriz, Associated Newspapers, por “mal uso de la información privada, infracción de los derechos de autor".
“Esta propaganda implacable tiene un costo humano, específicamente cuando es deliberadamente falsa y maliciosa, y aunque hemos seguido adelante, no puedo comenzar a describir lo doloroso que ha sido”, expresó Harry en la extensa nota.
En la demanda legal presentada ante la Justicia, la duquesa también acusaba el mencionado tabloide británico de contar historias “falsas” y “absurdas” relacionadas con distintos aspectos de su vida durante más de tres años, como la reforma de su residencia de Windsor, Frogmore Cottage, o el baby shower que se celebró en Nueva York.
Antes de convertirse en la duquesa de Sussex y esposa del príncipe Harry, Meghan Markle era una actriz conocida por su protagónico en la serie Suits. Por su trabajo en televisión, al que renunció para poder casarse con el hijo menor de Lady Di, se acostumbró a ser al centro de atención. Sin embargo, su estatus real la llevó a estar en el ojo público en otra dimensión. Al poco tiempo de pasar por el altar, los tabloides británicos dejaron de venerarla y la convirtieron en blanco de críticas por sus demandas y algunas actitudes que la asociaban más a una diva de Hollywood que a un miembro de la realeza. Esa presión nunca se detuvo, se intensificó. El desenlace era evidente.
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