Tras el deceso del cantante Camilo Sesto en septiembre pasado, su hijo Camilo Blanes tomó relevancia por sus problemas con el consumo del alcohol y porque en tan sólo tres meses su salud se deterioró hasta aparecer por las calles de Madrid desorientado, sin teléfono celular, tarjetas de crédito o documentación.
Lourdes Ornelas, madre de Camilín, como también se le conoce, fue la primera en evidenciar que la vida de su hijo se complicó. Aunque llevaba años luchando contra la adicción a la bebida, fue a su llegada a Madrid, España, y el deceso del intérprete que todo empeoró.
Hace unos días la mexicana dijo a la revista Corazón que Camilín, de 36 años, desapareció por tres días: “Está enfermo y necesita ayuda”.
“Hace tiempo que no bebía y lucha con este problema, como lucha mucha gente, desgraciadamente. En México estaba bastante controlado”, declaró después al programa Ventaneando de TV Azteca.
“Este problema está y se trata de enfrentar las cosas. Las cosas hay que enfrentarlas y no negarlas, porque tampoco es que él quiera hacer todo esto, esto es algo que él tiene y con lo que tiene que luchar todos los días”, continuó la mujer.
La madre del único hijo del cantante español mencionó que a su llegada al viejo continente han recibido muchos ataques y presión, tanto del equipo del propio cantautor, como de la prensa.
“Dando declaraciones cada ocho días, toda la semana, en contra de Camilo, en contra mía”, remató.
Desde la muerte de Camilo Sesto, Camilín ha tenido que enfrentar diversas adversidades. El duelo por el deceso, los inconvenientes de viajar de México a España para despedirse de su padre, las disputas con las personas más cercanas al cantante, las críticas de la prensa y la necesidad de rodearse de personas de confianza, son aspectos que el joven ha tenido que resolver sobre la marcha, mientras también intenta hacerse cargo del millonario patrimonio que heredó de su difunto padre.
Es el acreedor universal y le corresponde una enorme fortuna: alrededor de ocho millones de euros, tres propiedades (en Marbella, Torrelodones y Las Rozas) y las regalías por las canciones de su padre, entre otras cuestiones.
Todo ante la sombra de la adicción al alcohol, que pronto tardó en apoderarse de la personalidad del también cantante. De acuerdo con el diario El País, Camilín no tiene planes de viajar a México, puesto que ya tomó control de su herencia y vive en la residencia que su padre le dejó en Torrelodones, en Madrid, España.
Desde entonces se sumió en la adicción, que según su madre, lo ha puesto en peligro y a punto de inhabilitarlo.
Ornelas confesó a la revista Corazón que: “No tiene amigos y es alguien muy vulnerable, buen tío que se deja convencer. Es muy generoso y hay quien, desde su llegada a Madrid, se está aprovechando de esa forma de ser”.
“Es alguien que, sobrio, es un encanto y un ser bondadoso y con ambiciones”, agregó.
Cuando Camilo llegó a España estaba enfocado en su carrera musical. El País señaló que aunque no tenía muchos planes, estaba concentrado en la promoción del disco que este año terminó de grabar, proyecto que se ha visto mermado por la conducta que ha tomado estos últimos días y que ha preocupado a su madre.
Además ha descuidado las últimas voluntades de su padre, como mantener vivo el proceso legal para encontrar a los responsables del robo en su casa de Torrelodones en 2013, la disposición de sus cenizas y hasta la apertura de un museo en Alcoy, tierra natal del cantautor.
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