Este fin de semana, Sofía Castro compartió en sus redes sociales una foto romántica frente al castillo de Disneyland Miami. Con unas orejas de Minnie Mouse en la cabeza, y abrazando a su nuevo novio, la imagen parece sacada de un mundo de ensueño. Y no es la única. De hecho, es sólo una publicación más de entre todas las que sube a su perfil de Instagram la hija de Angélica Rivera, reflejo del universo de lujo y excentricidades en el que vive.
A sus 23 años, Sofía Castro lo tiene todo. Acaba de encontrar el amor; cuenta con más de 895.000 seguidores en Instagram; disfruta de una vida exclusiva -alcanzable únicamente para las figuras de la alta socialité- y estrenó hace dos meses El Dragón, una película de Netflix. Y es que la hija de la “Gaviota” decidió seguir los pasos de su madre en el mundo de la actuación; un camino que allanó su padre, el famoso productor de Televisa, José Alberto Castro.
En sus fotos, no faltan mares de color turquesa, playas doradas, yates, ciudades europeas y hoteles de cinco estrellas. Tampoco, lugares y calles emblemáticas de EEUU, donde vive junto a sus hermanas y junto a su madre, ex primera dama de México.
Mientras en tierra azteca el sueldo medio de un mexicano apenas supera los 3.000 pesos, Sofía Castro pasea desde hace años por las boutiques más exclusivas del mundo, ya sea en Italia, Francia o Nueva York. Una falda de 60.000 pesos mexicanos, un bandeau por 6.230 pesos, o unos zapatos Louboutin de 20.000 pesos, son algunos de los caprichos que la hija de “la Gaviota” guarda en su armario.
En definitiva, una vida de opulencia y riquezas inalcanzable para la mayoría de humanos.
Nueva York, Perú, Los Cabos, Los Ángeles, Bolivia
Como ocurre con las más distinguidas influencers, -Chiara Ferragni, Paola Alberdi, o Sommer Ray-, buena parte de la vida de Sofía Castro transcurre en un avión.
En poco más de un año, la joven actriz ha visitado Nueva York, Acapulco, Los Cabos, Miami, Los Ángeles, Bolivia y Perú. Y estos son sólo los destinos que decidió desvelar en Instagram. Algunos otros, los guardó en secreto.
“En algún lugar del mundo”, escribió en una fotografía en la que posa en un balcón junto al mar.
Entre finales de agosto y principios de septiembre, la influencer viajó con su padre y sus hermanas, Regina y Fernanda Castro, a Perú. Allí visitó Machu Picchu, y posó en fotos familiares. Después, todos viajaron a Bolivia, desde compartió espectaculares instantáneas en el Salar de Uyuni.
“Las hermanas son ángeles que nos levantan cuando nuestras alas olvidan cómo volar. No importa la distancia ni el lugar donde cada una esté, siempre estaremos juntas, y siempre seremos UNA. Las amo. Nos vemos pronto”, escribió junto a la imagen, en la que aparece de la mano con Regina y Fernanda, frente a un espectacular atardecer.
En el mes de abril, Sofía compartió una imagen desde el club OMNIA en los Cabos. Y poco antes, viajó a California para no perderse el festival de Coachella. Escapadas a Acapulco, o momentos inmortalizados en el Puente de Brooklyn, tampoco faltan en su Instagram.
La falda de la discordia
A los hoteles de lujo y los viajes continuos, se añade el gusto de Sofía Castro por las marcas de moda. A principios de septiembre, la actriz mexicana despertó la ira de las redes sociales al posar en una boutique con una falda de Louis Vuitton que costaba más de USD 3.000, por encima de los 60.000 pesos mexicanos.
La fotografía no fue la única que detonó la polémica. Poco antes, la revista ¡Hola! México había destacado en una de sus páginas un “bralette negro con el logo de Versace”, que la actriz llevaba en una fotografía.
También es común ver a Sofía y a su madre paseando por avenidas de tiendas exclusivas. Hace sólo unas semanas, los paparazzis captaron a “La Gaviota” y a su hija en Rodeo Drive, la famosa zona de compras de Beverly Hills.
Lo cierto es que el gusto de la influencer por la ropa comenzó cuando era muy pequeña. En 2012, cuando tenía 15 años, su padre, José Alberto “El Güero” Castro, le compró unos zapatos con tacón dorado Louboutin que tenían un valor de USD 1.000 (unos 20.000 pesos mexicanos). Según contó la propia Sofía, fue un premio que le regaló por haber ido un mes al gimnasio.
“Son un regalo de mi papá”, explicó al diario Reforma. “Se los estuve pidiendo [...] Los fui a comprar con él, pero fue con la condición de que si iba a un mes al gimnasio me compraba los zapatos que yo quería y pues, lo logré”, añadió.
El amor y el trabajo
Además de estrenar recientemente El Dragón en la plataforma de Netflix, Sofía Castro ha participado en proyectos de ficción como Luis Miguel: La Serie, Por amar sin ley, o Vino el amor. Y no sólo es afortunada en su carrera. Ya que la actriz de 23 años también vive un momento dulce en el amor.
Hace apenas dos meses, Sofía confirmó en una tierna imagen de Instagram el nombre de su nueva pareja: Pablo Bernot. Tras terminar su relación con el actor Juan Pablo Gil, la hija mayor de “La Gaviota” volvió a encontrar el amor, esta vez en brazos del hijo de empresarios mexicanos.
“Sí, él es mi novio”, escribió la actriz junto a la publicación, confirmando su relación.
Pablo Bernot forma parte de una de las familias más acaudaladas de Cuernavaca, en Morelos. Sus padres son Francisco y Rebeca Bernot, propietarios del icónico hotel y restaurante Las Mañanitas, donde el joven ejerce como “director de nuevos proyectos”, según destaca en su perfil de Linkedin.
Con él es con quien aparece Sofía en la fotografía que subió esta semana desde Disneyland. Él es además hermano de la ex participante de Miss Universo, Lorenza Bernot.
A pesar de que algunos de sus seguidores han criticado lo rápido que ha ido el romance entre los dos; y a pesar de que muchos usuarios critican a la joven actriz por sus excentricidades y su vida saturada de lujos, Sofía Castro no deja que le afecten los comentarios y sigue al pie de la letra su filosofía: “No le tengan miedo al qué dirán. Cada quién sus cubas, y a ser feliz chavos que vida sólo hay una”.
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