Cuando Oprah Winfrey le preguntó a Sharon Stone qué pensaba de su imagen de símbolo sexual en Hollywood, la actriz se dijo complacida. “Ahora es un placer para mí. Quiero decir, voy a cumplir 56 años y si la gente quiere pensar en mí como sex symbol está bien”.
Pero su estatus de “diosa de Hollywood” no siempre fue tan llevadero para la actriz, quien este 2019 llegó a los 61 años.
La propia Sharon lo explicó así al recordar cómo era su vida cuando cumplió 40, criando a sus hijos, sin buenos papeles y con las secuelas de un derrame cerebral.
“No podía trabajar porque a las mujeres, una vez que llegan a los 40, no se les da trabajo en Hollywood. Era una mamá con tres hermosos hijos pequeños. Me estaba recuperando de un derrame cerebral y estaba en la corte constantemente por la custodia de mi hijo mayor”.
Sin embargo, para Sharon fue una época hermosa porque significó un cambio para ella. Muy lejos había quedado la joven a la que hacían sentir mal por su físico y que tenía que parecer lo bastante deseable para que los ejecutivos de Hollywood la contrataran.
“Cuando empecé en este negocio, el término follable se usaba a menudo para decidir si debíamos ser contratadas. Los directores de los estudios se sentaban alrededor de una mesa grande y discutían si sería posible que cada una de nosotras fuéramos follada”.
La belleza de Sharon irrumpió en Hollywood en los años 80 con algunos papeles en comedias y aventuras, pero el momento cumbre de su “sex appeal” llegó en Bajos Instintos, en aquella legendaria escena en la que Stone cruzaba sus piernas frente a un grupo de hombres, incluido Michael Douglas.
Sharon había aprendido a utilizar su belleza a su favor, pero ese misma sensualidad la hizo vivir el otro lado de la moneda cuando un director de Bajos Instintos 2 le pidió que se sentara en su regazo para recibir sus recomendaciones y cuando ella lo rechazó se negó a grabarla.
Hace unos días, Sharon recreó ante el público en Berlín la escena de Bajos Instintos. A los 61 años la actriz se puede decir sobreviviente del machismo, el sexismo, la brecha salarial y esa arraigada creencia en Hollywood de considerar viejas a las mujeres una vez que cumplen 40 años.
En medio de adicciones
A Melanie Griffith, otra de las diosas de Hollywood, la industria del cine y su lado oscuro le cobró una factura distinta. La misma época del apogeo de su belleza, en los años 80, fue también una de las más turbulentas en su vida.
Melanie, hija de la famosa Tippi Hedren, había vivido al límite: un romance a los 14 años con Don Johnson, que terminó en un matrimonio de sólo seis meses cuando aún no cumplía los 20. Otra boda, en 1981, con Steven Bauer y una larga ruptura que la llevó a tener problemas con el alcohol y la cocaína y una estancia en rehabilitación en 1988.
Todo eso mientras la belleza de Melanie encandilaba al público que la veía en películas como Body Double, Algo Salvaje, Lunes tormentoso y Secretaria ejecutiva.
La propia Melanie recordó esa época salvaje de finales de los 80. “Había muchas fiestas en Nueva York, mucha cocaína, muchas tentaciones, y yo no estaba bien. Vivía diariamente en un mundo de excesos; y hubo un día en que llegué al set realmente fuera de mí”.
Esos excesos la llevaron a enfrentar uno de los momentos más humillantes de su vida, en pleno rodaje de Secretaria ejecutiva llegó alcoholizada al set. Su estado obligó a cancelar la grabación de ese día y Melanie tuvo que pagar los USD 80.000 de la renta del estudio.
Días después ingresó a rehabilitación. Un episodio que se repetiría en el año 2000 y luego en 2009, pues el "viaje a la sobriedad" de Melanie no ha sido sencillo.
Después de su época dorada en Hollywood, Melanie vivió un romance con Antonio Banderas, un divorcio, las críticas por su aspecto y, a los 62 años, se mostró orgullosa de su cuerpo en ropa interior.
El peso de una película
A Kim Basinger la fama y el mote de sex symbol le llegaron de golpe gracias a la película Nueve semanas y media (1986).
La tímida joven originaria de Georgia ya había sido Chica Bond y portada en Playboy, pero de pronto se convirtió en una bomba sexy y en la mujer señalada como la “sucesora de Marilyn Monroe” cuando se embarcó en la película que protagonizó junto a Mickey Rourke, que sólo acrecentó su fama de “diosa de Hollywood” gracias al desnudo y escenas sensuales de sadomasoquismo que aparecieron en la producción.
El rodaje fue un infierno creado a propósito por el director Adrian Lyne. Diseñó una estrategia para evitar que los protagonistas se comunicaran y establecieran una amistad. Ignoraba a Kim y cortaba la filmación de las escenas cuando Basinger estaba casi desnuda en posiciones incómodas.
“Sabía que si hacía esto me haría más fuerte y más sabia. Me sentí humillada y a disgusto. Todo aquello iba contra mis principios. Pero cuando vas contra tus principios surgen unas emociones que no sabías que tenías”, reconoció Kim en una entrevista.
Tras el éxito de Nueve semanas y media, y aunque Kim formó parte de Batman de Tim Burton, el poco impacto que tuvo con sus siguientes películas contrastó con su apasionado romance de la vida real con Alec Baldwin y un explosivo divorcio del hombre con el que tuvo a su hija Ireland.
La belleza de Kim volvió a relucir en la cinta L.A Confidential (1997) que le valió el Oscar de Mejor Actriz de Reparto. A punto de cumplir 66 años, Kim se mantiene activa en Hollywood y, quizás, en recuerdo de la famosa Nueve semanas y media, la actriz fue elegida para participar en Cincuenta sombras más oscuras, la adaptación del libro que narra una historia de amor en medio de una relación sadomasoquista.
La consagración en tv
“Mi nombre es Samantha y soy una ‘loveaholic’”, así se definía el personaje que consagró a Kim Cattrall entre el público de decenas de países.
Su gran éxito le llegó con la serie Sex and the City, en la que interpretaba a la liberal Samantha Jones, una mujer que no creía en el matrimonio pero sí en los buenos amantes.
Cuando ese papel llegó a la vida de Kim, la actriz ya tenía más de una década picando piedra en el mundo de Hollywood. De hecho, la rubia tuvo uno de sus primeros papeles destacados en Loca academia de Policía (1984) y un año después en Rescate en el barrio chino.
Ya entonces destacaba su naturalidad y también su belleza, algo que sólo se reafirmó una década después gracias a Samantha Jones, personaje para el que Kim lució en varias ocasiones su figura cuando ya estaba en sus 40 y también su talento como actriz, pues mezcló la sensualidad que requería el papel con un toque cómico.
Hoy, con 63 años, Cattrall ha descartado volver a interpretar el personaje que le dio fama, pero sigue activa en el mundo de Hollywood y sin arrepentimientos por sus decisiones.
La mujer perfecta
Una rubia de espectacular figura, caminando en bikini por la playa, así era Bo Derek en sus 20 y así pasó a la historia del cine gracias a la película 10, la mujer perfecta (1979).
La producción dirigida por Blake Edwards no obtuvo ningún premio pero sí elevó a Derek a la categoría de símbolo sexual y mito erótico.
Derek apareció apenas unos 10 minutos en la película, pero su imagen se volvió legendaria y en los años 80 se reafirmaría su estatus de diosa de Hollywood. Sin importar en qué película apareciera, lo que sus fans deseaban era disfrutar de su rostro y figura en la pantalla.
“10 para mí fue una pequeña parte. Estoy en la película por unos 10 minutos. La película es Dudley Moore y la legendaria, hermosa, Julie Andrews. Tuve una pequeña parte y estaba feliz de ir a México. Eso era todo lo que esperaba de esa película. Cuando se estrenó, mi vida cambió de la noche a la mañana. De pronto estaba en la portada de todas las revistas”, recordó Derek el pasado febrero.
Para la entonces joven Bo, el estatus de símbolo sexual no le pesó en absoluto. “No era un gran problema para mí porque nunca lo tomé en serio. Siempre fue sólo un trabajo, como cuando te pones un uniforme”.
Bo Derek cumplirá 63 años la próxima semana y hoy su vida parece estar lejos del cine. La actriz, quien enviudó de John Derek en 1998, vive con su hermana y sus hijos en un rancho en California. Desde hace más de una década tiene un romance con el actor John Corbett.
En su cuenta de Instagram comparte fotos de su vida en el rancho, de su gusto por la equitación y las labores altruistas.
La sensual Gatúbela
“Tener que verte envejecer en una pantalla de cine gigante simplemente no es natural. Puede causar estragos en tu psique”, así hablaba Michelle Pfeiffer del peso de la edad en Hollywood.
Michelle tenía entonces 56 años y una carrera en el cine que incluía títulos como Scarface, Relaciones peligrosas y Batman Returns, donde su incomparable mirada felina le dio un plus a su interpretación de “Catwoman” (Gatúbela(.
Su gran hit de entrada al mundo de Hollywood fue precisamente en Scarface (1983), donde interpretó a la fría “Elvira”, el objeto de deseo de Tony Montana.
A partir de entonces, Michelle se convirtió también en objeto de deseo de productores y cineastas que la buscaban para sus películas. Lo mismo trabajó con Tim Burton que con Martin Scorsese (La edad de la inocencia) y a los 61 años se mantiene activa en la industria del cine.
Michelle forma parte del Universo Marvel gracias a su papel de “Janet Van Dyne” en Ant Man, de la que ya se alista la tercera parte y este año apareció también en la secuela de Maléfica.
En medio de su revelación de haber sufrido de acoso sexual a los 20 años, Pfeiffer se dijo orgullosa de que los tiempos hayan cambiado. “Para las mujeres de mi edad y de mi generación ha sido muy difícil encontrar nuestra propia voz. Hubo un tiempo en el que no se nos tomaba en serio y que parecía que teníamos que pedir permiso para hablar".
Acorde a los nuevos tiempos, Michelle tiene una cuenta de Instagram en donde lo mismo comparte imágenes vintage de su carrera que fotos actuales de su trabajo y su vida en familia. En una de sus publicaciones más recientes posó al lado de su esposo, el productor David E. Kelley, para celebrar sus 26 años de amor.
“Envejecí y lo acepté”
Su voz ronca se convirtió en una de sus marcas personales y ya desde su debut en cine, Kathleen Turner alcanzó el estatus de símbolo sexual. Protagonizó Body Heat (Fuego en el cuerpo, 1981), un thriller erótico por el que la revista Empire la colocó en su lista de las estrellas más sexys del cine, en 1995.
Su carrera entonces se volvió imparable en Hollywood: Un genio con dos cerebros (1983), Romancing the Stone (1984), El honor de los Prizzi (1985), Peggy Sue Got Married (1985), The Accidental Tourist (1988) y La guerra de los Rose (1989).
Turner, quien hoy tiene 65 años, además explotó su talento en Broadway, en donde recibió nominaciones por su trabajo en La gata sobre el tejado de zinc caliente.
Su belleza, según relató en una entrevista, la convertía en el nuevo objeto de deseo entre los consagrados de la Meca del Cine. Había una competencia entre Jack Nicholson, Michael Douglas y Warren Beatty para ver quién “podría obtenerme primero...era el nuevo trofeo en el pueblo (pero) eso nunca iba a ocurrir”.
Kathleen estuvo a punto de tener un affaire con Douglas, mientras filmaban Romancing the Stone, pero la esposa del actor viajó hasta México para dejar en claro que aún estaban casados.
Cuando rozaba lo más alto de la fama, Kathleen recibió un diagnóstico que marcaría un antes y después en su vida: una dolorosa artritis reumatoide que la llevó a refugiarse en el alcohol para aliviar el malestar.
“Sí, abusé del alcohol porque es un gran analgésico”, reconoció.
Ese abuso del alcohol la llevó a subir de peso hasta llegar a la obesidad, pero Turner no se dejó vencer y continuó con su carrera en cine y teatro.
En 2014 aceptó actuar en Dumb and Dumber para enviar un mensaje claro: “que había cambiado y envejecido y que mi cuerpo ya no era más ‘Body Heat’ y lo superé”.
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