Irina Baeva llegó hace seis años a México procedente de Rusia, su país natal, y desde entonces su carrera e imagen se han posicionado entre los escándalos surgidos por su romance con Gabriel Soto, con quien se relacionó cuando aún estaba casado con Geraldine Bazán.
Pero la polémica sobre su vida amorosa no es todo en su universo, ya que la joven de 26 años confesó que fue complicado para ella llegar a un país desconocido y abrirse paso en el mundo del espectáculo nacional, así como el consejo que recibió para superar todo el escándalo por el noviazgo que vive con Soto.
Irina Baeva confesó a la periodista Karla Iberia Sánchez que los años que ha vivido en México la han hecho madurar y crecer, así como aceptar una realidad completamente opuesta con la que creció en Rusia.
“Cuando llegué a México, si yo te lo platico, ya viviendo en México y sabiendo cómo están las cosas, yo estaba bien loca”, aseguró la actriz sobre la forma en la que encontró su primera casa en el país.
Irina relató que puso un anuncio en una página de internet y afortunadamente encontró una habitación en una casa de estudiantes en Lindavista, en la alcaldía Gustavo A. Madero, al norte de la Ciudad de México.
“En esa casa estábamos cuatro chavos. El dueño de la casa tenía un hermano que vivía con él, y aparte vivían dos franceses, que venían de intercambio y estudiaban en el Politécnico (Instituto Politécnico Nacional (IPN) que estaba enfrente. Y en general, siendo mujer es mucho más complicado”, detalló.
Baeva recordó cuando viajaba desde el norte y hasta el sur de la CDMX para hacer sus compras, con el objetivo de conocer mejor los lugares y costumbres de sus nuevos vecinos.
“Lo único que ubicaba era el Metrobús que va por todo Insurgentes, entonces yo tomaba un camión que me llevaba a la estación Deportivo 18 de Marzo, donde tomaba el Metrobús y me iba al Walmart de Perisur, hasta el otro lado porque yo quería conocer. Quise llegar a una casa, porque quería conocer México con la gente mexicana y no el turístico”, señaló la novia de Gabriel Soto.
Irina Baeva sostuvo que en su llegada también visitó: el Ángel de independencia, los museos, Tepoztlán, Tepotzotlán, Oaxaca, Mazunte y otros lugares especiales de México.
La actriz mencionó que lo primero que probó en la capital del país fueron los tacos al pastor y el agua de horchata, platillo que le encantó y se convirtió en uno de sus favoritos.
La protagonista de la serie El Dragón resaltó que encontró muchas diferencias entre México y Rusia sobre la educación y el empoderamiento de la mujer, aspectos que poco a poco ha ido cambiando.
Gabriel Soto e Irina Baeva se han convertido en una de las parejas más sólidas del medio del espectáculo. Su relación confirmada apenas hace unos meses ha demostrado ser fuerte ante los rumores y las polémicas que los envuelven.
Pero antes de convertirse en una de las parejas más sólidas del espectáculo, su romance tuvo que enfrentarse a un gran escándalo mediático por presuntamente haberse involucrado cuando él aún estaba casado con Geraldine Bazán.
Para superar esta crisis, Irina recordó un gran consejo que le dio su madre: “Me dijo: ‘lo que más me importa es tu bienestar, pero sobre todo y lo que más te pido es que no seas como toda la gente que te agreda, porque entonces cuál es la diferencia entre tú y ellos. Te pido que tú te quedes como lo que ya eres’”.
“Mi mamá me enseñó que siempre hay que intentar ser lo mejor que puedas y que la opinión que más te tiene que importar es la tuya”, agregó.
Fue en octubre de 2017 cuando Soto anunció su separación de Geraldine Bazán -madre de sus dos hijas-, y de inmediato, se desataron las versiones de que el actor ya estaba involucrado con Irina Baeva.
Las historias nunca fueron confirmadas, pero Irina fue señalada desde entonces como la causante de la separación. Un año después se concluyó el matrimonio entre Soto y Geraldine, pero el nombre de Baeva volvió a ser objeto de polémica este 2019.
Ante el escándalo desatado, Irina publicó un comunicado para explicar que aunque en ese momento se le viera como la mala del cuento, lo aceptaba y esperaba que el tiempo acomodara las cosas en su sitio.
“Si en este momento dicha situación me señala como ‘la mala del cuento’, con la frente en alto se acepta, sin culpar a terceros. Confío plenamente en que el tiempo y la vida pondrán las cosas en su lugar sin necesidad de ser etiquetada como la víctima o el verdugo”, comentó en aquella ocasión.
MÁS SOBRE ESTE TEMA