“Tienes que divorciarte”. Con ese consejo a su hijo, la reina Isabel II ponía fin al escandaloso matrimonio de Carlos y Diana. Gracias a los diarios póstumos de Kenneth Rose, un legendario biógrafo y cronista de la familia real británica fallecido en 2014, salieron a la luz en la última semana detalles desconocidos del detrás de escena de la realeza británica al mando de la misma mujer desde hace 67 años. Rose dejó por escrito el realto de sus vivencias con la familia Windsor. Sus secretos quedaron plasmados en sus diarios. Unas páginas que ahora han visto la luz y en las que se pueden leer muchas curiosidades de los habitantes de Buckingham, además de conocer más detalles sobre el temperamento de la soberana y su peculiar sentido del humor. Rose cuenta varias anécdotas que dejan la impresión de que Isabel es sarcástica y fría, y que sólo tiene empatía por sus amados perros ,mientras que su esposo Felipe De Edimburgo no tiene cariño por Fergie, la ex esposa de su hijo Andrés. A los 93 años, Su Majestad sigue dando de qué hablar.
El fantasma de Lady Di
Recuerda Rose que en 2001, cuatro años después de que la princesa Diana de Gales muriera en un accidente de tránsito en París el 31 de agosto de 1997, la reina Isabel II reunió a algunas personas cercanas y al cura local de la localidad de Sandringham en la residencia de campo que la familia real tiene en ese lugar, conocido como Sandringham House. Y es que, según las memorias publicadas del biógrafo de la realeza, algunos sirvientes se habían quejado de que había una habitación embrujada. El servicio se llevó a cabo en lo que alguna vez fue el dormitorio del padre de la reina, George VI, antes de su muerte en 1952.
Pero el cura sugirió que el espíritu inquieto que estaba allí podría ser el de Lady Di. “El párroco celebró un servicio allí, no exactamente de exorcismo, que es expulsar a un espíritu maligno, sino para traer tranquilidad y calmar al espíritu. Se rezaron oraciones especiales para el descanso del alma del rey en la habitación donde murió. Dijo que la atmósfera opresiva o perturbadora pudo deberse a la muerte violenta de Lady Di”, escribió Rose.
La carta secreta que Lady Di se llevó a la tumba
La relación entre Lady Di y la reina Isabel nunca fue buena y todo el mundo lo sabe. A pesar de que ya pasaron 22 años de la muerte de Diana, todavía hoy siguen saliendo a luz nuevas pruebas del pésimo trato entre la princesa y la monarca.
Isabel II le envió una carta a Diana para exigirle que se divorciara del príncipe Carlos, luego de que la princesa haya brindado una escandalosa entrevista a BBC, en donde habló del fracaso de su matrimonio y la tercera en discordia, Camilla Parker Bowles. “Bueno, éramos tres en este matrimonio, así que estaba un poco concurrido”, fue la más famosa de las tantas frases que dijo Lady Di en ese especial que ofreció en secreto el 20 de noviembre de 1995. La emisión tuvo picos de rating y sus declaraciones fueron replicadas en todos los medios del mundo.
Mientras todo el mundo conocía la verdadera historia de ese matrimonio y se compadecía del sufrimiento de Diana, la reina Isabel estaba repleta de ira y fue cuando decidió mandarle esa misiva. “Ustedes necesitan divorciarse”, le escribió la monarca. A pesar de todo, Lady Di sentía que se liberaba. Al año siguiente, bajo el más absoluto silencio, Diana y Carlos firmaban su divorcio.
La ex mujer del heredero al trono británico, falleció en un accidente de tránsito en el Puente del Alma de París la noche del 31 de agosto de 1997, tras una persecución por parte de unos paparazis. Su chófer, Henri Paul, y su entonces pareja, el multimillonario Dodi Al Fayed, también murieron a causa de la colisión. Solo sobrevivió al impacto el guardaespaldas de Fayed, Trevor Rees-Jones, sentado en el asiento del copiloto y el único que llevaba cinturón de seguridad.
La aparentemente fría respuesta de la reina Isabel II tras el accidente que se cobró la vida de la princesa le ocasionó duras críticas. La monarca consideraba que el suceso debía tratarse de manera privada y familiar, y más teniendo en cuenta que Diana no era ya miembro oficial de la familia real.
Tras varios días en silencio, el 5 de septiembre, Isabel II se dirigió a la nación en un discurso televisado que se recordará siempre. En un mensaje personal de tres minutos, el primero en directo de su vida, elogió reiteradamente a Diana y describió a la Princesa de Gales como “un ser humano excepcional” al que, dijo, “admiré y respeté por su energía, aliento y, sobre todo por su devoción a sus hijos”. Eligió, para mayor efecto, un trasfondo espectacular. De espaldas a un ventanal abierto se podía ver a la multitud llorando a la princesa en las afueras de Buckingham. Luego junto a su esposo, Felipe de Edimburgo, se aproximó a la multitud y con expresión triste y serena aceptó algunos ramos de flores.
La reina Isabel II llora la muerte de su corgi
Isabel II ''empatiza más con sus perros que con los miembros de su propia familia'', asegura Rose. Su último corgi, Whisper, murió el año pasado. Una anécdota muy especial simboliza lo importante que era, son y serán sus amados perros de raza corgi.
Su pasión por sus mascotas fue evidente en 1995 cuando escribió una carta rara después de la muerte de uno de sus perros.
En la misiva de seis páginas, la reina lloraba la muerte de Whisper después de que otro de los perros de su madre lo matara durante una pelea. La misiva estaba dirigida a la aristócrata lady Pamela Hicks, prima de su marido, el duque de Edimburgo. Lady Hicks se quejaba abiertamente a su círculo más cercano -entre el que se encontraba Kenneth Rose- de que la reina nunca contestaba a sus cartas, a pesar de hablar de temas de interés. Pero un día todo cambió y fue gracias a un perro. “La única vez que me respondió fue cuando le envié un mensaje de cariño después de que uno de sus corgis muriera como consecuencia de una pelea que tuvo con otro perro de Clarence House”, la cita Rose.
En la portada de Vanity Fair en 2006, la reina posó con Holly (sostenida en sus brazs) y, con Willow, Vulcan y Candy. Los dos últimos son dorgis: el cruce que diseñó la reina cuando uno de sus corgis se apareó con un perro salchicha que pertenecía a su hermana, la princesa Margarita. La raza corgi ha sido parte de la vida de la reina desde 1949, cuando comenzó un programa de cría de corgi real de su primer cachorro, Susan. La reina misma supervisó este programa durante al menos 14 generaciones, durante un período de cinco décadas.
Sarah Ferguson
Desde hace tiempo se sabe que el príncipe Felipe no ha tenido nunca aprecio por Sarah Ferguson desde su matrimonio con el príncipe Andrew, de quien Fergie se divorció en 1996. En una entrada del diario, fechada el 14 de septiembre de 1994, cuando aún no estaba divorciada del hijo de la reina, Fergie le mostró a Rose una carta de Felipe, quien pensó que “había decepcionado a la corona”.
Al parecer, Sarah guardaba algunas cartas escritas tanto por la reina Isabel como por su esposo. En una de ellas, su suegro le hablaba de un libro que estaba leyendo sobre Edwina Mountbatten, comentándole que su comportamiento le recordaba mucho a ella. Una comparación que Rose tilda de “cruel”, ya que la condesa de Mountbatten fue conocida por haber tenidos muchos amantes, entre ellos Jawaharlal Nehru, primer ministro de la India entre 1947 y 1964.
La lista de invitados
Para su boda en 1981, a la princesa Diana se le mostró una lista de personas a las que su padre John Spencer quería invitar para llenar algunos de los 50 asientos asignados a él en la Catedral de St. Paul. Diana tachó a todos los miembro de la familia que no se habían molestado en asistir a las bodas de sus hermanas, cuenta Rose.
Por supuesto, también hay lugar en las páginas escritas por Kenneth Rose para la relación del príncipe Carlos y Diana de Gales tras su casamiento en 1981. Y la fuente no es otra que Raine Spencer, la madrastra de Lady Di: “No parecen dos personas enamoradas. Tienen habitaciones diferentes y ella nunca parece querer tocarlo. Cuando él dice: ‘Dame un beso’, ella no responde".
Para el verano del año de su boda, el aburrimiento de Diana se hizo evidente para los visitantes del retiro escocés de Balmoral. Ya en 1981, Dake Hussey, el futuro presidente de la BBC, apuntaba algo parecido al escritor: “Los rumores sobre el aburrimiento de Diana son ciertos, el príncipe Carlos sale a las nueve para disparar o pescar y ella no lo vuelve a ver hasta las siete de la tarde”.
Finalmente, la relación se terminó y la reina Isabel II también tiene su parte de protagonismo: “Ocurrió durante la cena del primer ministro en Spencer House. Diana pidió ver a Isabel II antes de la cena para decirle que quería separarse de Carlos. Pero la monarca tenía prisa por vestirse, así que le dijo que la discusión tendría que reanudarse en el palacio al final de la noche".
Rose en otra de las entradas de sus diarios que, si bien la monarca “es buena con los ministros, embajadores y representantes de la Commonwealth, no lo es con sus hijos y con otras personas”. En una ocasión el príncipe Carlos comentó irónicamente que dudaba mucho que la reina quisiera participar en la inauguración de una nueva pista de tenis en Wimbledon, porque no había “perros o caballos” involucrados en el acto.
Los diarios de Kenneth Rose también reflejan el peculiar sentido de humor de la reina. Una vez que un empleados de Buckingham compartió con ella su preocupación por la dificultad de mantener caliente la comida cuando tienen que servírsela a los invitados del palacio. “La gente no viene aquí a comer caliente. Viene a comer en platos de oro”, contestó.
Sin paciencia con Margaret Thatcher
La reina de Inglaterra no tenía nada de paciencia con Margaret Thatcher, la dama de hierro, con quien no coincidía, por ejemplo, en su opinión sobre la importancia de la Commonwealth. Ambas coincidieron en una gala en Covent Garden, pero estaban sentadas en distintas zonas de la sala. La reina no dudó en hacer saber a sus asistentes que prefería no encontrarse con Thatcher, por lo que la primera ministra fue llevada a otra área alejada de Isabel II. La baronesa Jean Trumpington, que fue miembro del partido conservador y de la Cámara de los Lores, le contó a Rose, que en una conversación con la reina, ella retrató a Thatcher con una frase contundente en referencia a sus encuentros obligados para hablar sobre asuntos del país: “Ella se queda mucho tiempo y habla demasiado. Ha estado excesivo tiempo entre hombres”.
Un intruso en su cama
En la madrugada del 9 de julio de 1982 Michael Fagan logró sortear todos los controles de seguridad del palacio de Buckingham. Decidió quitarse los zapatos y los calcetines y proceder a explorar descalzo el palacio. Deambuló por los pasillos buscando a la soberana hasta que llegó hasta la habitación de Isabel II. Se sentó en su cama durante unos minutos hasta que la reina despertó. Estuvieron hablando unos diez minutos hasta que llegaron a rescatarla.
La reina comentó años después el incidente con personas de su entorno y afirmó con cierto humor: “Por supuesto, fue más fácil para mí de lo que hubiera sido para cualquier otra persona. Al fin y al cabo, estoy muy acostumbrada a hablar con extraños”.
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