Cuando Bret Easton Ellis le preguntó por qué había aceptado el papel de Jesús en María Magdalena, la película de Garth Davis sobre el Nuevo Testamento, Joaquin Phoenix le respondió que “buscaba algo cargado de sentido, buscaba experiencia”, contó el escritor en The New York Times, hace dos años. Era amigo de la protagonista, Rooney Mara, agregó; aceptar el papel de una figura de significado global le surgió por “puro instinto”.
Quién sabe si esa experiencia fue mística. En todo caso la corazonada parece haber sido al menos del orden del amor: durante el rodaje en Italia, Mara pasó de ser su amiga a ser su pareja. Y ahora que el éxito de Joker, la película de Todd Phillips, lo ha puesto en la primera línea de fuego de la fama, la privacidad que los dos trataron de mantener se está perdiendo.
No ayudó mucho que el actor dijera en agosto, al recibir un premio a su trayectoria en el Festival de Toronto: “Aquí, en algún lugar, hay un dragón asqueroso, y me gustaría arrancarle las alas, amarrarlo con una manta y dormir con él para siempre. Te quiero. Gracias”.
La palabra dragón aludía, sin dificultades, al papel de Lisbeth Salander que Mara interpretó en Millennium: los hombres que no amaban a las mujeres, la versión de Hollywood de una novela de la trilogía de Stieg Larsson. La parte de arrancarle las alas y amarrarlo, un poco más difícil de interpretar, suena a puro Phoenix.
A lo largo de una carrera de probado talento (En la cuerda floja, su gran retrato de Johnny Cash; Her, The Master, To Die For, El bosque, El gladiador y Hotel Ruanda, entre muchas otras) se ha mostrado difícil de tratar: el último en comprobarlo fue Robert DeNiro en el set de Joker. Una de sus obras más importantes, el falso documental sobre sí mismo I’m Still Here, que dirigió Casey Affleck y escribieron los dos, creó una confusión publicitaria por la cual en 2010 muchos creyeron que Phoenix había abandonado la actuación para empezar una carrera de hip hop; lo indudablemente cierto fueron las demandas por abuso que recibieron ambos. Por fin un intento de simpatía terminó por ofender a su público: en 2014, tras fingir su compromiso con una profesora de yoga, aclaró en una entrevista que lo había hecho porque su vida era muy aburrida y a la gente le encantan los casamientos. “Me puedo comprometer otra vez, si quieren”, agregó.
Ahora parece que es cierto: toda la prensa del corazón mostró hace unos meses fotos de Mara en un mercado de comestibles en Los Angeles, vestida de jeans y zapatillas blancas, y cargando una bolsa con el logo de la organización de protección a los animales Peta (ella es vegana, como él) con una mano en la que se veía un anillo con una piedra de tamaño más que respetable.
Los diamantes no son novedosos para esta hija típica de la clase alta de los Estados Unidos, pero tampoco lo es la sencillez en la vestimenta. Rooney Mara, neé Patricia, lleva el primer apellido por su madre, hija de Art Rooney, fundador del equipo de fútbol americano Pittsburgh Steelers, y el segundo por su padre, hijo de Tim Mara, fundador de otro, aún más famoso: los New York Giants. Creció en Bedford, una localidad rica al norte de la ciudad de Nueva York, pero a diferencia de otras herederas fue a una escuela pública. Aunque difícilmente haya una escuela pública mala en un distrito escolar con tantos recursos como el famoso condado de Westchester, ella aprovechó todas sus clases y comenzó a desplegar su talento mientras estaba en el secundario. Obtuvo su primer papel en 2005, en Leyenda urbana 3, que protagonizó su hermana Kate Mara.
Viajó por varios países de América Latina antes de comenzar sus estudios de psicología en la Universidad de Nueva York, pero siempre mantuvo su trabajo como actriz. En 2010 su papel en Pesadilla en Elm Street llamó la atención; luego La red social y, por fin, la remake de Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres, en el papel de la chica con el tatuaje de dragón, la convirtieron en actriz full time.
Al igual que su novio actual (antes pasó siete años con el cineasta Charlie McDowell), Mara ha filmado mucho: Efectos secundarios, En un lugar sin ley, Trash (Ladrones de esperanza), Pan (Viaje a Nunca Jamás), Carol, Kubo y las dos cuerdas mágicas (voz), Lion, A Ghost Story, María Magdalena y No te preocupes, no llegará lejos a pie. Antes de coincidir con Phoenix en esos dos últimos títulos, lo había conocido en Her, de Spike Jonze, donde interpretó a la ex mujer del personaje de Theodore, el divorciado que establecía una relación romántica con una app a la que dio voz Scarlett Johansson.
No fue amor a primera vista, más bien todo lo contrario: Phoenix terminó el trabajo en Her convencido de que Mara lo despreciaba. Pero resultó que ella era un poco tímida, simplemente, y como él no había sido mucho más expresivo se despidieron sin saber que se habían caído mutuamente bien. “Es la única chica a la que busqué en internet en mi vida”, dijo Phoenix a Vanity Fair. “Fuimos amigos, amigos de e-mail. Nunca había hecho algo así, buscar a una chica en internet”.
La pareja se hizo pública en la ceremonia de clausura del Festival de Cannes de 2017, a la que llegaron juntos para que Phoenix recibiera el premio al mejor actor por su papel en You Were Never Really Here. Desde entonces los han fotografiado juntos saliendo del estudio donde practican karate, o llegando al spa We Care (un favorito de Gwen Stefani, Heidi Klum y Gisele Bündchen), o en manifestaciones por los derechos de los animales. La mas reciente, en junio, los mostró marchando con aves muertas en las manos.
Ella vendió su casa de Los Feliz y se mudó al bungalow de estilo colonial donde él vivía antes solo (nunca se casó ni tuvo hijos) con sus perros Oskar y Soda, en Hollywood Hills. Como los dueños de casa, los bichos son veganos. Según le contó a Ellis, el actor de 44 años comparte una vida bastante sencilla con su mujer 10 años más joven. Suelen mirar documentales, por ejemplo, pero no más allá de las 9 de la noche, cuando todos se caen de sueño (se levantan a las 6). Meditación, karate, paseo con los perros y lectura de guiones ocupan el resto de su tiempo. Y estar juntos, que en sí les parece un gran programa.
Del mismo modo que Phoenix, activista en defensa de los derechos humanos y contra la crueldad con los animales, que apoya a instituciones como la Cruz Roja, Amnistía Internacional y Peta, Mara es presidenta del consejo directivo de la fundación Uweza, una organización comunitaria de Nairobi, en Kenia. En 2006 ella visitó una de las zonas más pobres de la ciudad, Kibera, y armó una subasta de memorabilia de los Steelers y los Giants para comenzar una fundación; pero al no poder dedicarse a la vez a eso y a su carrera, cedió su incipiente ONG, llamada como el barrio, Kibera, a Uweza, que se dedica profesionalmente a esos programas. También es cofundadora de la línea de ropa, zapatos y accesorios veganos Hiraeth Collective, junto con Sara Schloat y Chrys Wong.
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