Después de un verano difícil, incluida la ira del los ciudadanos por los viajes en jet privado y la renovación de una residencia por USD 4 millones, Meghan Markle está utilizando su gira por África y la del príncipe Harry como una oportunidad para “limpiar” su imagen pública.
Ha sido una campaña cuidadosamente elaborada, con la duquesa de Sussex sentada en el piso con otras madres, abrazando a niños pobres, vistiendo looks repetidos y ropa informal, incluso dejando su anillo de compromiso de USD 140.000 en casa.
La ex actriz, de 38 años, decidió renunciar a usar el impactante accesorio de diamantes porque quería tener un perfil “sencillo” durante sus encuentros con la gente.
Fuentes indicaron a The Post que sus amigos cercanos la están asesorando, incluida su amiga Keleigh Thomas Morgan y parte del equipo de Sunshine Sachs, una firma de Los Ángeles conocida por la gestión de crisis de celebridades. “Meghan sabía que necesitaba ayuda", dijo una fuente cercana a la ex actriz. "Ella tiene algunas amigas en el Reino Unido que están muy bien informadas en los medios británicos”.
Para una visita a una mezquita de Ciudad del Cabo, Meghan lució un vestido y una pashmina cuyas ambas marcas con sede en su natal Los Ángeles apoyan la sostenibilidad. Una movida inteligente tras ser acusada, tanto ella como su marido, de ser “falsos” ambientalistas.
Quizás lo más importante en términos de dar al público lo que quieren, Meghan y Harry finalmente permitieron que su hijo Archie fuera fotografiado durante un encuentro con el arzobispo Desmond Tutu. Anteriormente habían publicado solo un puñado de fotos formales por lo que fueron acusados de “esconder” al bebé, séptimo en la línea de sucesión al trono.
En su cuenta de Instagram publicaron un video de la familia caminando para ver al activista contra el apartheid con la leyenda: “Archie va a conocer conocer a Arch”.
Durante su primera gira real por Australia, Nueva Zelanda, Fiji y Tonga, hace un año, Meghan llevaba atuendos exclusivos de Stella McCartney y Oscar de la Renta. Esta vez se decidió por declinar el uso de costosos atuendos y eligió ropa repetida de su armario. En los eventos reales, optó por un look cómodo y casual con jeans y bolsos informales.
La pareja sabía que su gira por Sudáfrica podría mejorar su reputación. Por ello, el equipo a cargo de la imagen de los duques de Sussex organizó algunos momentos especiales.
La duquesa no solo mostró su lado compasivo al abrazar y bailar con los lugareños, sino que también rindió homenaje a una adolescente violada y asesinada en agosto pasado. Se acercó a un lugar para dejar una ofrenda en su honor como un “gesto personal” después de “seguir de cerca la historia”, señaló una portavoz del Palacio de Buckingham.
El equipo de relaciones públicas de los duques de Sussex está a cargo de Sara Latham, ex asesora de Hillary Clinton. Los duques también han reclutado permanentemente a James Holt, quien anteriormente dirigió la comunicación para la Royal Foundation, la organización benéfica encabezada por el príncipe William y su esposa Kate Middleton.
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