Bruce Willis no escapó de las páginas demoledoras de Inside Out. El actor de Sexto sentido también cuenta con un papel protagónico en el libro de memorias de su ex esposa Demi Moore. Y si en los últimos días las acusaciones hacia Ashton Kutcher desataron la polémica por incendiarias, los reproches lanzados a Bruce Willis no se quedaron atrás.
La estrella de Ghost acusó al padre de sus hijas de ser un hombre controlador que quería que se quedara en su casa mientras él disfrutaba de sus innumerables éxitos. El flechazo de amor que los atravesó en 1987, contó Moore, se desvaneció por las exigencias de Willis, que buscaba una esposa tradicional que cuidara de sus hijas y no aceptara nuevos rodajes en Hollywood.
Desde fuera, sin embargo, proyectaban una imagen idílica: eran guapos, talentosos, exitosos, millonarios, y se habían enamorado perdidamente el uno del otro. Su relación, en realidad, había avanzado a pasos vertiginosos. Solo cuatro meses después de conocerse se casaron en Las Vegas tras un impulso romántico. Durante la noche de bodas, Demi quedó embarazada de su primera hija, Rumer Willis. Ella tenía 25, y él, 36.
Según relató la actriz, los traumas que ambos vivieron durante la infancia –el actor era tartamudo, y ella fue violada a los 15 años– los llevaron a forjar una alianza que parecía indestructible. Demi había dejado de consumir drogas y otras sustancias nocivas, y la protección de Willis y la promesa de una nueva vida la eclipsaron.
“Bruce no dejaba de decirme que todo en mí era precioso: envolvió mi miedo y mi ansiedad con su amor”, contó Demi. “Pero cuando cargas sobre tus hombros vergüenza y un trauma no resuelto, no hay cantidad de dinero, éxito o fama que puedan llenar eso", añadió.
Los problemas comenzaron cuando la actriz se sintió preparada para volver al trabajo. Había perdido mucho peso tras el embarazo de Rumer, y ya tenía confianza suficiente para regresar a los estudios de grabación. La oportunidad no se hizo esperar, y en 1989 le ofrecieron un papel para la película We’re No Angels, con Robert de Niro y Sean Penn. La reacción de Willis, sin embargo, la sorprendió. A él no le gustó la oferta.
“Esto nunca va a funcionar si te vas a grabar una película”, le dijo a su esposa, según relata ella en su libro de memorias.
A pesar de las trabas de su esposo, Moore aceptó el trabajo. Estaba cerca de convertirse en una de las actrices mejor pagadas de Hollywood, y se convenció de que encontraría la forma de conciliar vida personal y laboral. Le aseguró al actor de Pulp Fiction que harían que su matrimonio funcionara. Y durante el rodaje, que se llevó a cabo en Canadá, volvió a casa todos los fines de semana para cuidar de Rumer y estar con Bruce.
La situación, sin embargo, empeoró tras el éxito que logró Demi con Ghost en 1990. Él creía que su esposa no se comprometía lo suficiente con su familia, “No sé si quiero casarme”, le dijo Willis cuando iban a celebrar sus segundas nupcias. En su libro de memorias, la actriz recordó esas palabras y acusó al padre de sus hijas de exigirle estabilidad familiar y de querer, a la vez, “emoción y novedad” en su vida.
“Básicamente, él quería hacer todo lo que quería. Tenía 36 años y estaba rodeado de fama y dinero", sentenció ella. “Simplemente no compré la idea de ‘eres el rey’ a la que se había acostumbrado. Además, decirme ‘No sé si quiero casarme’ no es el camino para llegar a mi corazón", escribió la actriz.
Día a día sortearon los conflictos de la relación. Acordaron no estar separados más de dos semanas y pasar al menos cuatro días juntos, Aunque en realidad, según Moore, fueron precisamente los días que pasaron separados los que hicieron que su matrimonio durara 13 años, y no terminara mucho antes. La llegada de su segunda hija, Scout, los llenó de alegría e hizo que la relación mejorara temporalmente. La estrella de Propuesta indecente nunca se sometió a las demandas de su esposo, y continuó con su trabajo.
“Creo que a los dos nos apasionó más tener hijos que estar casados”, escribió Moore en Inside Out.
Los problemas durante su tercer embarazo forzaron a Willis a cuidar de sus dos hijas, Rumer y Scout. Tallulah nació pesando dos kilos 200 gramos, una situación que estresó aún más a la famosa, que empezó a sufrir trastornos alimentarios. Poco después de dar a luz, le ofrecieron USD 12 millones por dar vida a la protagonista de Striptease, una cantidad que la convirtió en la actriz mejor pagada de Hollywood. Demi pidió más dinero para aceptar el papel, dando vida al apodo que la acompañaría a lo largo de su carrera, “Gimme Moore” [un juego de palabras entre Demi Moore y ‘Give me more’ (en inglés, ‘Dame más’)].
Finalmente, sus problemas individuales, los desacuerdos sobre la carrera de Demi y la supuesta falta de compromiso llevaron a la ruptura del matrimonio en el año 2000.