Este 16 de julio murió la actriz Sonia Infante después de haber padecido una parálisis en el cuerpo que la mantuvo hospitalizada durante 3 meses a los 75 años de edad. Su estado de salud era tan delicado que había solicitado que se le practicara la eutanasia.
La vida de Sonia Infante frente a las cámaras fue intensa, y así lo fue uno de sus romances en los años 80 con Andrés García. En un momento de su carrera en el que quiso llevar el primer crédito en cine la llevó a abrir una casa productora con la que realizó filmes como "La casa que arde de noche" y "Toña Machetes".
Para ésta última, deseaba contratar al galán de moda de la época: Andrés García. El actor había sido descubierto en Acapulco cuando era clavadista y se convirtió en actor; a la fecha perdura su fama por haber sido gran amigo de Luisito Rey, padre de Luis Miguel.
Ya separada de Gustavo Alatriste, Sonia Infante conoció al máximo galán de las pantallas de aquellos tiempos debido a que la actriz Lorena Velázquez la invitó a una fiesta en 1984.
Para Sonia, fue amor a primera vista, y Andrés lo demostró al tomarla de la mano y no soltarla en toda la noche pues lo cautivaron los labios de la actriz.
Durante la filmación de una escena de "Toña Machetes", la pareja terminó haciendo el amor frente a todos los técnicos del set. "Era un amor muy pasional y lo llevamos de la vida real a la pantalla, y mezclamos los dos mundos, porque se subió la temperatura", recordó el actor en alguna ocasión.
"Tuvimos un idilio maravilloso, con una relación sexual impresionante. La química que hicimos Andrés y yo era… ¡válgame Dios!", dijo Infante en una entrevista para el programa "Historias engarzadas".
"Fue un amor muy tormentoso, muy tremendo, muy terrible. Hacíamos el amor como 20 veces al día. En todos lados hacíamos el amor", ha recordado Andrés García.
Se casaron en Los Angeles, California, en una fiesta que no tuvo la solemnidad de una boda, según sus amigos. Sin embargo, vivían separados. Él tenía su castillo en El Ajusco, al sur de la capital, y ella un penthouse.
Decidieron no vivir juntos porque él no tenía los recursos económicos para mantenerla en el estilo de vida que al que ella estaba acostumbrada. "En ese momento, cuando estás enamorada no tiene importancia", recordó Infante, al confirmar que su debilidad eran los brillantes y las joyas.
Pero el fuerte carácter de ambos protagonizó su matrimonio. Además, Andrés García nunca le ocultó que era mujeriego, pues él ha aceptado que nunca ha podido ser fiel. Según él, ella también tuvo aventuras con tal de desquitarse.
Su relación tóxica llegó hasta las agresiones físicas, y Andrés confesó que le dio una patada o dos "porque ella no se había portado bien".
En una ocasión, mientras Andrés trabajaba en Acapulco, Sonia estaba celosa porque él estaba trabajando con mujeres guapas en traje de baño, así que ella llegó con un bikini blanco, "pero al meterse a la alberca, se le veía todo", según García, quien está seguro de que lo hizo con esa intención.
Eso molestó al galán del momento y al final del día le reclamó por haber aparecido así frente a otros actores y productores. En la versión de Sonia, como a Andrés le gustaba que tuviera el cabello largo, ella usaba postizos, así que esa noche, en medio de los reclamos, "cuando me quiso arrastrar se quedó con la peluca en la mano". Ese enfrentamiento prendió las alertas para Infante, quien pensó: "ahorita fue una arrastrada, la próxima vez me golpea".
Después de 3 años de una relación tortuosa, en 1987 decidieron separarse. Para el año de 1989 se divorciaron en Estados Unidos, aunque hasta en 1991 se reconoció la disolución de su matrimonio en México.
La separación provocó una depresión en Sonia, quien le escribía cartas para expresarle su tristeza. Lo consideraba un extraordinario padre y un buen hombre, "pero con un caracter que no… ¡saca la pistola para todo!".
García le pidió que regresaran, pero Sonia no quiso por temor a que su hija, quien ya era una adolescente, fuera seducida por Andrés García, además de su temor a la agresividad del actor.
Por la depresión, Sonia Infante se volvió adicta a los calmantes. Al mismo tiempo, se dio cuenta de que sus hijos (Pedro y Ángela Alatriste) también estaban hundidos en problemas de drogas. "Me di cuenta cuando estaban muy adentro. Mi hijo de marihuana y mi hija, múltiple. Traté de ayudarlos, pero ellos no se dejan hasta que tocan fondo, y si un adicto no te pide ayuda, no se recupera", dijo la actriz en una entrevista con Mónica Garza para TV Azteca.
En 2013, sus hijos la desalojaron de un inmueble en la Ciudad de México; ella los acuso de querer robarle todas sus propiedades. La situación escaló a tal nivel, que sus hijos tenían una acción penal en abuso de adultos mayores contra su madre.