Tuvo casi 45 años de trayectoria artística como uno de los cantantes más importantes de la historia de México, con ventas de unos 150 millones de discos, por lo que al morir el pasado 28 de agosto de 2016, el mexicano Juan Gabriel había acumulado una fortuna de millones de dólares.
En contraste con sus inicios difíciles, en los que solo tenía una guitarra y el cuaderno en el que escribía sus canciones, Juan Gabriel ganó una fortuna que disfrutaba con sus aviones privados, casas en varias ciudades de México y Estados Unidos, así como lujos que solo una estrella de su talla podría disfrutar.
Celebrityworth.com publicó que su fortuna estaba valuada en 30 millones de dólares, pero esa cifra parece quedarse corta. La revista Forbes lo ubicó en el puesto número 18 de los músicos más ricos del mundo, con ganancias de USD 11 millones solo en 2015.
El año en que falleció, la publicación especializada Pollstar lo posicionó como el cantante latino más cotizado del mundo y el sexto en la lista por debajo de Madonna, Bruce Springsteen y The Weeknd, al cobrar un promedio de USD 934.935 (18 millones de pesos mexicanos) en cada concierto.
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Según Jesús López, presidente de Universal Music en América Latina, durante los últimos 12 años de actividad, solo por venta de boletos para sus conciertos, Juan Gabriel logró la cifra de USD 160 millones.
A las ganancias por concierto habría que sumarle las regalías por sus más de 1.000 canciones registradas ante la Sociedad de Autores y Compositores de Mëxico, grabadas por más de 200 artistas en el mundo.
Además, después de su muerte se incrementaron las ventas de sus canciones en un 1.099%, con hasta 52 millones de reproducciones.
Meses antes de su muerte, trascendió la compra de dos aviones privados para trasladarse durante su gira de conciertos. "El Noa Noa Express" era el nombre que eligió para la nave de 8 plazas.
En el noa noa express @vaitiaremateos @eltoreroazteca @LinetPuente pic.twitter.com/NR2EAzXlCn
— Hugo Gonzalez (@hugohgo60) August 29, 2016
También tenía negocios paralelos. Según la agencia Notimex, tenía registradas unas 50 marcas bajo su nombre real, Alberto Aguilera Valadez, entre jabones, bebidas alcohólicas y hotelería.
Además, contaba con varias residencias, ranchos y terrenos, además de 11 propiedades que están a nombre de Silvia Urquidi. Hay una versión de que cuando la Secretaría de Hacienda embargó a Juan Gabriel entre 1996 y 1998, le quitó una decena de propiedades. Supuestamente, como favor, el cantante le pidió a Urquidi recomprarlas a su nombre, a precio de remate con dinero de él.
Debido a que ella no las quiere devolver, pues afirma que son suyas porque aparece su nombre en las escrituras, la familia de Juan Gabriel ha amenazado con emprender acciones legales para recuperar las casas.
Y es que después de la muerte del Divo de Juárez a los 66 años el 28 de agosto de 2016, su hijo Iván Aguilera quedó como heredero universal pues así lo dictó su padre en el testamento firmado el 5 de junio de 2014, el cual es el único que prevalece.
Juan Gabriel tuvo otros hijos, y además, un par de jóvenes aseguraron ser también hijos de Juan Gabriel y demandaron para obtener parte de la herencia. Pero una corte en EEUU determinó que el testamento es válido y que no hay ninguna objeción para que se le reconozca a Iván Aguilera como único heredero.
Iván también quiere recuperar propiedades en Michoacán que cuida el único hermano vivo de Juan Gabriel. Según Guillermo Pous, abogado y albacea del testamento, así era la voluntad del cantante.
En tanto, Silvia Urquidi ha anunciado que quiere abrir un museo en una de las casas que pertenecían a Juan Gabriel, pero Pous dice que le es imposible porque no tiene la autorización de explotar la imagen de Juan Gabriel ni su propiedad intelectual.