La película mexicana que se ha convertido en un fenómeno, Roma, del cineasta Alfonso Cuarón está rodada en una mezcla de español y mixteco. Pero tanto en los cines como en Netflix se puede ver doblada al español, y muchos han criticado que la cinta esté subtitulada con el español de España.
El tema toma mayor importancia, ya que Roma arrancó su trayectoria como una película que podría hacer historia en la gala de los premios Oscar, puesto que si llegara a ganar la estatuilla como mejor filme, sería el primero en condecorarse en un idioma que no es el inglés.
Parte de la belleza es el lenguaje en todas sus dimensiones, es por esto que Cuarón salió a defender la película y a declarar a favor de proteger el idioma (mexicano) y criticó que se haya traducido a otro (que aunque es el mismo solo se habla en la Península Ibérica).
Es parroquial, ignorante y ofensivo para los propios españoles. Algo de lo que más disfruto es del color y la textura de otros acentos. Es como si Almodóvar necesitara ser subtitulado
Esto abrió la puerta a un debate mucho más profundo, al que se han sumado ya personalidades de las letras, como el escritor mexicano, que vive en Barcelona, Jordi Soler, quien se expresó a través de su cuenta de Twitter.
"Roma está subtitulada en español peninsular, lo cual es paternalista, ofensivo y profundamente provinciano.No es para entender los diálogos; es para colonizarlos", escribió.
Entre las conversiones se hallan las palabras "enojarse" por "enfadarse", en la conjugación de verbos como el "ustedes" por "vosotros", o "mamá" fue corregido por "madre".
El filólogo Pedro Álvarez de Miranda, experto de la lengua, está en contra de esta medida, que puede "abrir una grieta en la intercomunicación entre los hispanohablantes. Son unos subtítulos peculiares porque oyes una cosa que entiendes perfectamente, pero lees otra diferente. Me parece incluso una falta de confianza en los espectadores y su capacidad de comprensión".
Esta no es la primera vez que una película latinoamericana es subtitulada en España. En el año 2000, la película del mexicano Arturo Ripstein La perdición de los hombres, que ganó la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián, tuvo que ser subtitulada en las salas, ya que el productor José María Morales notó que durante la proyección del festival nadie se reía.
En el continente americano, Roma se subtituló al español solo para el público estadounidense y cabe destacar que en México es donde se realiza el 65% del doblaje de toda América Latina, un mercado con 450 millones de consumidores.
Los filmes españoles no se subtitulan en América, solo en casos de que se mezcle el audio o no se pueda oír bien lo que se dice, pero siempre se respeta el idioma original.
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