El fin de semana, el mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump, realizó un mitín en Illinois, en plena campaña para las elecciones legislativas del próximo 6 de noviembre.
El evento, que se llevó a cabo horas después de la masacre en una sinagoga en Pittsburgh (Pensilvania), estuvo acompañado de la canción "Happy" (que significa "feliz", en su traducción al español) de Pharrell Williams, algo que no sentó bien al cantante.
Al enterarse, Williams le pidió que no use su hit en ningún tipo de acto político. "No le ha otorgado y no le otorgará permiso para difundir públicamente su música", expresó Howard King, abogado del músico, en una carta enviada a la Casablanca.
"El día del asesinato en masa de 11 seres humanos de manos de un nacionalista loco, usted tocó la canción 'Happy' ante una multitud en un evento político en Indiana", continúa el escrito. "No hubo nada 'feliz' respecto a la tragedia infringida a nuestro país el sábado y no se concedió ningún permiso para el uso de esta canción para este propósito".
Este tipo de carta funciona como una advertencia. En caso de que el presidente de los EEUU continuara utilizando la canción en actos públicos, el cantante de R&B, de 45 años, podría iniciar acciones legales por violación a los derechos de autor.
La carta de Williams sigue el camino de la que presentó Steven Tyler, líder de la banda Aerosmith, en agosto pasado, por el uso de su canción "Livin' On The Edge".
"El señor Trump está creando la falsa impresión de que nuestro cliente ha dado su consentimiento para el uso de su música, e incluso que respalda su presidencia", dijeron los abogados del intérprete, que no ha sido el único en prohibir al mandatario utilizar sus canciones. La lista incluye a Adele, Neil Young, los Rolling Stones y Queen.
MÁS SOBRE ESTE TEMA: