A continuación un extracto de la columna firmada por Anthony Bourdain publicada en la revista The Hollywood Reporter, en la que asegura haber cumplido su "sueño cinematográfico" tras haber filmado un episodio de su programa Parts Unknown de CNN en Hong Kong, junto a su novia, la cineasta y actriz italiana Asia Argento y el director de fotografía australiano Christopher Doyle.
Si todavía no ha quedado claro por medio de mis shows a lo largo de los últimos 16 0 17 años, me gustan las películas. Amo las películas.
En Parts Unknown a menudo hacemos referencia a filmes y siempre que es posible, invitamos a realizadores que admiro para hablar sobre su trabajo y los lugares que los han marcado. He sido afortunado a lo largo de los últimos años de haber tenido a un gran número de artistas en cámara: Francis Ford Coppola, Darren Aronofsky, el fallecido Vilmos Zsigmond y Abel Ferrara, entre otros.
Durante un tiempo he estado particularmente fascinado con la labor del director de fotografía Christopher Doyle. Cada vez que visito Hong Kong no puedo evitar pensar en sus increíbles películas, como Ángeles Caídos, El Expreso de Chungking y su obra maestra, Deseando Amar.
Mi mayor anhelo era que algún día, tal vez, podríamos convencer al hombre, conocido localmente por su nombre en mandarín como Du Kefeng, de aparecer en cámara y hablar sobre la ciudad en la que ha vivido y trabajado por 30 años Que nos dijera qué buscaba en Hong Kong a través de su lente. Secretamente, esperaba que podría convencerlo de levantar su cámara y filmar algunos segundos de pietaje, solo para poder decirle a otros que había trabajado con él.
Para mi sorpresa y gratitud, luego de años de intentarlo, Doyle accedió a aparecer en mi show. Luego de hacer los planes correspondientes, comprar los tickets y empacar todo lo necesario, y solo unos días antes de filmar el episodio del 3 de junio, nuestro director fue hospitalizado para ser sometido a una cirugía de emergencia en su vesícula biliar.
¿Qué debíamos hacer? Necesitaba un director, alguien con quien el notoriamente impredecible Doyle pudiese sentir una conexión. Afortunadamente, había conocido a Asia hace dos años, en nuestro show de Roma. Inicialmente la había contactado por la admiración que sentía por sus trabajos como directora y por su fascinante feed de Twitter, en el que comparte referencias iconoclastas sobre películas, música, libros y artistas que solo yo creía conocer. Esa resultó ser una de las mejores decisiones de mi vida. Pensé que si Doyle iba a llevarse bien con alguien sería con Asia, una outsider a quien no le importan un bledo las convenciones y además es adicta al trabajo.
Bueno, eso terminó siendo una excelente idea.
En resumen, Christopher Doyle, uno de los directores de cinematografía más importantes de nuestra generación , se convirtió en el director de fotografía de mi pequeño show de mala muerte.
Desde el primer momento todos nos llevamos bien. Pasamos horas comiendo y bebiendo, hablando sobre nuestra inclinación en común por un estilo de filmar más sucio, reactivo y natural.
Pero ni a Chris ni a Asia les gusta perder el tiempo.
La noción opresiva de continuidad fue descartada, en mayor medida, a cambio de generar impacto emocional. No se concentraron en detalles como las luces o el bloqueo excesivo. La iluminación fue mínima y lo más natural posible. Las cámaras se movían. El encuadre se sentía como si estuvieses sentado en el mismo cuarto con los personajes que se movían alrededor de uno a través del espacio. Fue la experiencia más intensamente satisfactoria de mi vida profesional y un episodio del que me siento orgulloso.
Pienso hacerme un tatuaje de Du Kefeng en mandarín original lo antes posible. Como se habrán imaginado, ya tengo uno de Asia Argento.
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